Huellas del relato
Un grupo de 280 habitantes de Tuvalu, en la Polinesia, obtuvieron hace unas semanas los primeros visados concedidos en el mundo en calidad de refugiados climáticos. Australia ha salido así al rescate gradual -280 visados al año- de un país que, a vista de pájaro, es una fina línea de arena rodeada de océano, y será finalmente tragado por el Pacífico a mediados del presente siglo. Sus 11.000 habitantes actuales tendrán la triste consideración de primer pueblo del planeta cuya nación es borrada por el cambio climático.
[–>[–>[–>El realizador asturiano Alex Galán prepara un trabajo documental sobre este pedazo de tierra que se halla, sin pretenderlo, en tiempo de descuento, y sobre sus gentes asombradas ante un futuro imposible. Para el panel internacional de científicos integrados en el estudio «State of climate», es la lógica de un proceso que no hemos frenado. Han presentado sus últimos cálculos: 22 de los 34 indicadores climáticos globales están en niveles récord. Empezando por la temperatura: 2024 fue el año más cálido de los últimos 125.000.
[–> [–>[–>Galán trajo la Polinesia a Gijón en las Jornadas de Sostenibilidad en el Audiovisual organizadas por la Dirección General de la Agenda 2030 asturiana, en colaboración con Asturias Paraíso Natural Film Commission. Venía a hablar, en realidad, de cómo reducir el impacto medioambiental de un rodaje. Sería el colmo ir a contar una tragedia ecológica incrementándola con el propio relato. Pero a veces matamos éstas y otras moscas a cañonazos, como las cumbres del clima colapsando aeropuertos.
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Resulta que contar historias deja huella. Y es la historia de esa huella la que se ha contado en Gijón y Langreo estos días. Es posible reducir ese impacto y compensar el inevitable. Profesionales y empresas se especializan actualmente en una cultura sostenible, a la espera de que sea una exigencia normativizada en la UE y, por extensión, nuestro país. El Ministerio de Cultura pondrá en marcha en breve el Sello Español de Sostenibilidad Audiovisual, SESA, presentado en el marco de este encuentro.
[–>[–>[–>Si hubo inquietud en Asturias por el posible impacto del rodaje de «Los juegos del hambre» este verano en Somiedo, o el de «El profesor» que estos días se desarrolla en Oviedo y Avilés, garantizar por norma que todo lo que puede impactar está bajo control, es darle doble valor al que ya tiene la cultura.
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Todo suena de cine y todo mola alrededor de esa «neutralidad climática» a la que la UE se ha comprometido en el denominado Pacto Verde Europeo. Si no fuera por la soledad en la que nos hemos quedado en este rincón del mundo, como una línea de arena en medio del océano de la codicia, que amenaza con tragarnos. Qué absurdo. Ni el tuvaluano más multimillonario podrá evitar ya su destino: preparar la evacuación mientras espera un visado.
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