Sánchez cumple su misión y cinco horas en el Senado sin titulares comprometedores
Este jueves, en el Senado, más de uno creyó Tom Crucero. El escenario: la comisión de investigación del caso Koldo. El objetivo: lograr el momento de gloria, el momento televisivo, la confesión del presidente. Como al final de ‘algunos buenos hombreshabía quienes soñaban con arrancar una confesión rotunda al «coronel Jessup». Pero la película no terminó igual. Pedro Sánchez no confesó nada. No había ningún «código rojo». En cambio, se resistió.
Durante más de cinco horas de comparecencia, el presidente del Gobierno ha aguantado el fuego cruzado del PP y Vox sin dejar un solo titular claro. Una hazaña difícil en un formato hecho para eso: un interrogatorio continuo, de preguntas y contrapreguntas, aclaraciones, matices y frases sueltas listas para ser cortadas. Pero Sánchez tenía una misión: no hagas el corte. Y, viendo el resultado, lo cumplió.
Su estrategia se basó en tres movimientoss que repitió con disciplina. La primera, el clásico «no tengo datos». Así respondió cuando le preguntaron si su suegro había financiado sus primarias o había hecho una donación al PSOE. «Mi suegro donó a título particular… No tengo información. Que en paz descanse», dijo. Lo mismo con Leire Díez: «No sé si trabajó para el partido». Recurso sencillo pero eficaz.
El segundo movimiento fue esquivar. El senador del PP Luis Miranda insistió una y otra vez: «¿Su hermano reside en Elvas (Portugal)?». Sánchez, tranquilo, respondió que «no tiene nada que ver» y cambió de tema. Lo intentaron varias veces, sin éxito. No hubo una respuesta clara. Y, sobre todo, no hubo ninguna frase que fuera fácil de aislar para los noticieros.
El tercer movimiento fue el más político: el «y tu mas». Cuando las preguntas se acercaban a Koldo García, Ábalos o Santos Cerdán, el presidente respondía con referencias al pasado del PP. De casado a Ayusodesde chistorras hasta muffins, desde sobres hasta efectivo. Nada nuevo, nada con fuerza noticiosa. Todo pensado para que el foco no estuviera en él.
A veces la ironía sirvió de escudo. Consultado sobre el uso del Peugeot oficial, respondió: «¿Cuántos había? Bueno, depende del día».. Respecto a los pagos en efectivo, aclaró que sí los hubo, “pero con factura”. y en su evaluación final describió la sesión como «circo»a «comisión de difamación» y uno «Frustración para PP y Vox».
Sánchez sabe perfectamente lo que buscan opositores y periodistas: el corte, la frase, el momento. Lo dejó claro hace apenas unas semanas, cuando dijo: «Ale ya tienes el corte». Hoy, su misión era la contraria: decir la verdad, como exige la comisión, pero sin ofrecer la parte. Sin la frase que se convierte en titular, sin el momento que resume el día.
Y lo consiguió. No hubo confesión, ni explosión, ni giro final del guión. Sólo un presidente que Hice ensayar el trabajo: mantén la calma, esquiva, contraataca y llega al final sin lesiones. Una sesión que algunos esperaban que fuera un juicio público terminó convirtiéndose en un largo juego de disputas. Misión cumplida. Aunque, en el cine, el final fue mucho más emocionante.
*Seguir laSexta en Google. Todas las novedades y el mejor contenido aquí.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí