Así es el Seat Toledo ‘de palo’ sin el que hoy no existirían marcas de coches como Omoda o Jaecoo
A finales de los años 90, cuando la industria automovilística china apenas daba sus primeros pasos, un veterano modelo español sirvió como punto de partida para una revolución con repercusiones globales. El Seat Toledo de primera generación, una berlina sobria y robusta, acabaría siendo, sin quererlo, el «padre» del primer Chery y, por extensión, de las marcas Omoda y Jaecoo que hoy inundan los mercados internacionales.
Lo que comenzó como una simple venta de maquinaria y licencias de fabricación se convirtió en la piedra angular de un imperio automovilístico. El Chery Fulwin (o Chery Cowin) Fue el primer coche de la marca china y su ADN técnico vino directamente de Martorell. Sin ese Seat Toledo “de madera”, la historia del motor en China –y del propio mercado global actual– habría sido radicalmente diferente.
1
Un Toledo con alma china
Fuente: Wikimedia Commons
Cuando Seat puso fin a la producción del Toledo de primera generación, su tecnología aún estaba plenamente vigente. El coche había sido un éxito por su fiabilidad y practicidad, con una estructura que compartía muchos elementos con el Volkswagen Golf. En lugar de dejar que ese legado se oxide, Seat ha decidido vender las matrices, la línea de producción y la licencia del modelo a Chery.
Para Chery, esa oportunidad fue de oro. La marca casi no tenía experiencia en el diseño o fabricación de automóviles. Gracias al acuerdo con Seat, Los ingenieros chinos supieron replicar y adaptar cada parte del Toledo a sus necesidades. El resultado fue el Chery Fulwin, lanzado en 1999. Técnicamente, casi idéntico al Toledo original, aunque con pequeños cambios estéticos y mecánicos.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí