La APEC defiende el comercio libre tras la espantada de Trump
Un canto al comercio libre con su terco saboteador ausente. El Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) bajó la persiana hoy con los previsibles llamamientos a combatir el proteccionismo para asegurar el desarrollo común. No menciona la declaración conjunta a Donald Trump ni falta que hace. El presidente estadounidense acordó el jueves una tregua comercial con China y dejó a la carrera Corea del Sur en la víspera de una cumbre que representa el 40% de la población y la mitad del comercio global.
[–>[–>[–>El liderazgo lo asumió con gusto Xi Jinping, incansable defensor de las puertas abiertas en cualquier foro internacional, a pesar de los justificados lamentos de Washington y Bruselas por las restricciones en su mercado. En los días previos se especulaba con disensiones que impidieran la declaración final como ocurrió en la edición de 2018 en Timor Oriental. Los paralelismos son evidentes, y no solo por la ausencia de Trump. Acababa de declararle la primera guerra comercial a China, intercambiaban ya guantazos arancelarios, y los delegados estadounidenses exigieron gruesas palabras en el comunicado contra las prácticas comerciales injustas y compromisos de reforma en la Organización Mundial del Comercio. La oposición china lo malogró y se temía que hoy Scott Bessent, secretario de Comercio estadounidense, devolviera la moneda. El buen clima actual, tras un acuerdo glosado como «fantástico» por Trump, ha engrasado el pacto.
[–> [–>[–>El presidente chino, Xi Jinping, habla durante una cena de estado ofrecida por el presidente surcoreano, Lee Jae-myung, en Gyeongju, Corea del Sur, el sábado 1 de noviembre de 2025. / Associated Press/LaPresse
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La Declaración de Gyeongju asume que «el comercio global continúa enfrentándose a importantes retos» contra los que urge «asegurar la fortaleza de las cadenas de suministro» y «crear nuevas fuerzas de crecimiento económico». Lo ha resumido después Lee Jae Myung, presidente surcoreano y anfitrión: «Sólo la cooperación y la solidaridad nos llevará a un futuro mejor». Son mensajes manidos en los discursos oficiales chinos y que comparten la veintena de países a ambas orillas del Pacífico, víctimas también de los embates arancelarios estadounidenses.
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El comunicado menciona también inquietudes comunes como las tensiones demográficas, causadas por la baja natalidad y el envejecimiento de la población. Ha aprovechado China para pedir de nuevo, esta vez por boca del presidente, una agencia internacional para hacer de la Inteligencia Artificial un bien global. El asunto promete convertirse en otro caballo de batalla. Estados Unidos se opone a que organizaciones internacionales regulen el sector, y aún más a que su sede esté en Shanghái. Lo sugirió meses atrás China, animada por la irrupción de su empresa Deepseek, su ariete contra el tradicional liderazgo estadounidense. A Pekín le recuerdan, no sin razón, su censura.
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El presidente surcoreano, Lee Jae Myung, y el presidente chino, Xi Jingping, pasan revista a la guardia de honor durante una ceremonia de bienvenida antes de sus conversaciones en el Museo Nacional de Gyeongju. / YONHAP
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Xi ha seguido con sus bilaterales tras verse ayer con Sanae Takaichi, primera ministra japonesa, y Mark Carney, su homólogo canadiense. Hoy le tocaba con Lee, sustituto del encarcelado Yoon Suk-yeol por el autogolpe militar de diciembre, y atareado en recuperar el equilibrio entre Pekín y Washington. Lee ha admitido que los lazos bilaterales «no se han recuperado completamente» tras el filoamericanismo de su predecesor. También ha reconocido el «importante rol» de China en la estabilidad de la península coreana y pedido ayuda en el conflicto con su vecino del norte. Con el regreso de los progresistas a Seúl y de Trump a la Casa Blanca se abre un periodo propicio para la diplomacia. Durante días se especuló con una posible escapada de Trump para verse con Kim Jong-un, e incluso Corea del Norte había desbrozado y adecentado la ciudad fronteriza, pero al final puso rumbo a Washington para celebrar Halloween. Anunció, sin embrago, que volvería a la península para verle.
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Han terminado los dos días de cumbre en la antigua capital medieval surcoreana, una esponjada ciudad salpicada de tumbas, templo y pagodas milenarias. La próxima edición se moverá a su antítesis, la futurista Shenzhen, epítome de la exuberancia tecnológica de China y sede de sus compañías más punteras.
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