La identidad minera de las Cuencas perdurará pese al cierre de los pozos, adaptándose al siglo XXI
La identidad minera de las Cuencas perdurará pese al cierre de los pozos. Así lo cree Irene Díaz, profesora de Historia de la Universidad de Oviedo, que este viernes participó en las I Jornadas sobre Cultura Minera organizadas en la Casa de la Buelga, en Ciaño. Las charlas divulgativas, que se despidieron ayer tras dos días de intensa actividad, estuvieron organizadas por la recientemente creada Cátedra de Cultura Minera, impulsada por el Principado y la Universidad de Oviedo.
[–>[–>[–>Díaz habló en su exposición de «identidad y sentido de pertenencia» en comunidades mineras afectadas por procesos de desindustrialización y transformación productiva, un legado inmaterial que, a su juicio, no se perderá. «Yo creo que fundamentalmente la identidad tiene que ver con un sentido de orgullo, de pertenencia y de reivindicación de valores, sobre todo y fundamentalmente, colectivos y asociados al trabajo en la mina. Y no es solo el trabajo, es también cómo se imbricaba con la comunidad. Ver reflejada la identidad y la cultura minera, parte sobre todo, de actualizar recursos del pasado. Es verdad que el proceso tuvo sus luces y sus sombras, pero se trata de ver qué tuvo de bueno. Todo lo que tiene que ver con lo solidario y con lo colectivo».
[–> [–>[–>La historiadora señaló que «la creación artística y cultural mira al pasado minero como fuente de inspiración, a la hora de plantear reflexiones que tienen que ver con el modelo actual. Cómo se gestionó la transformación productiva, cómo está funcionando el patrimonio, si es un recurso que atrae población pero que al mismo tiempo puede ayudar a las Cuencas a mirar hacia ese pasado y encontrar elementos de orgullo y que se puedan seguir reivindicando hoy».
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Reconversión
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«Yo creo que esa identidad minera va a perdurar pese al cierre de los pozos porque ya está pasando. Estamos hablando de un proceso de crisis que ya viene de los años sesenta y la cascada de cierres empieza en los años 90. Y lo minero sigue muy vivo, ¿qué ocurre? Que se resignifica», argumentó Irene Díaz, que añadió: «Evidentemente ya no hay pozos, pero hay determinados valores asociados a lo que significaba trabajar en la mina que siguen presentes. Un ejemplo: en las Cuencas mineras todavía no hay presencia de la ultraderecha».
[–>[–>[–>Señaló la conferenciante que «aunque puede tener sus críticas, gestión institucional y sindical del proceso de desindustrialización no dejó a estas Cuencas como una tierra quemada. Y es verdad que luego fracasaron otras cosas o no se dio cumplida cuenta a otras dimensiones que favorecieran la transformación productiva, pero las Cuencas no son tierra quemada, como pudo pasar en determinadas zonas industriales de Estados Unidos o de Gran Bretaña. Yo creo que sí sigue habiendo una identidad minera, hay una persistencia de la cultura minera, pero es verdad que está resignificándose y adaptándose al siglo XXI».
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