El espejismo de la burbuja en la IA
La tecnología ha vuelto a poner a prueba los nervios del mercado. En su peor racha desde abril, el Nasdaq ha perdido más de 800.000 millones de dólares en capitalización gracias a un discurso vacilante sobre el desarrollo de la inteligencia artificial (IA).
Los titulares evocan el año 2000 y Los analistas desempolvan la palabra burbuja. como si el guión fuera idéntico. Pero esta historia tiene otro ritmo. Se está inflando una burbuja, sí, aunque su estructura y combustible sean diferentes.
A principios de siglo Amazonas Fue poco más que una promesa. En su carta a los accionistas del año 2000, Jeff Bezos explicaba que las ventas de libros, juguetes y artículos de cocina iban bien, pero que la prioridad era construir una plataforma duradera, no una tienda online.
Los titulares evocan el año 2000 y los analistas desempolvan la palabra burbuja como si el guión fuera idéntico
Veinticinco años después, esa visión se ha transformado en datos, logística y nube lo que genera márgenes impensables en su momento. El comercio electrónico sigue siendo su columna vertebral, pero ya no define su identidad.
El contraste ilustra el cambio de época, ya que en el año 2000 se pagaba por una promesa, hoy se paga por la capacidad de multiplicar realidades.
El exceso, sin embargo, vuelve a ser evidente. Descuento de calificaciones una revolución de la productividad que aún no se ha materializadoa medida que se acelera el ciclo de inversión.
Las empresas de tecnología están implementando Volúmenes récord de CapEx —infraestructuras de datos, centros de cómputo, semiconductores, redes de energía— en el convencimiento de que la inteligencia artificial generará retornos proporcionales.
En el año 2000 pagabas por una promesa, hoy pagas por la capacidad de multiplicar realidades.
Pero el beneficio operativo todavía no sigue ese ritmo. En términos de flujo de caja, El sector está gastando más de lo que gana.
Y esa brecha, que hoy se financia con liquidez y euforia, puede convertirse mañana en el primer síntoma de fatiga del ciclo.
Esta tensión entre inversión y beneficio es lo que debería ponernos en guardia. No porque anuncie una explosión inminente, sino porque Marca el punto en el que el ciclo tecnológico se fusiona con el ciclo financiero.
en la burbuja puntocom faltaban ingresos; Hoy hay muchos proyectos. Antes, las empresas buscaban financiación para sobrevivir; ahora lo utilizan a escala, sin medir si los retornos futuros justificarán el esfuerzo actual. El resultado es una economía de alto CapEx sostenida por las expectativas más que por las ganancias reales.
Las valoraciones descuentan una revolución de la productividad que aún no se ha materializado
La diferencia respecto al año 2000 es la calidad de los protagonistas, no en la dinámica de fondo. Microsoft, Nvidia, Alphabet o Amazon son empresas rentables, con caja y posición dominante.
Pero la lógica que las rodea es la misma que en toda burbuja: capital barato, exceso de confianza y una narrativa tecnológica que justifica cualquier múltiplo. Mientras haya liquidez disponible, el mercado tolerará este desequilibrio, Cuando se reduzcan los beneficios tendrán que demostrar lo que hasta ahora han confiado a la fe.
La burbuja actual no nace de la nada, sino del éxito. Es una burbuja madura, sostenida por empresas sólidas y por un sistema financiero dispuesto a financiarlas casi sin límite.
El peligro no es la insolvencia, sino la saturación, ya que hay demasiado capital persiguiendo el mismo futuro. El ajuste, cuando llegue, no será un colapso repentino, sino una erosión progresiva de los retornos.
Negar la burbuja sería ingenuo. Pero insistir en que estamos en el año 2000 es un error de perspectiva. De modo que el exceso fue una ilusión; Hoy el riesgo no está en la tecnología, sino en la aritmética. Porque hasta las burbujas más sofisticadas acaban enfrentándose al mismo límite: el momento en que el CapEx deja de ser una promesa y pasa a ser un coste.
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