los Pujol y su especialidad de dilatar todo hasta el último minuto
Cataluña tiene dos santas familias. Uno, el que todos conocemos, tiene más de 100 años en construcción y queda inacabada: la Sagrada Familia de Barcelona. La otra, la familia Pujol, ha tardado un tiempo 11 años para llegar al banquillo después de que estalló el escándalo.
Mientras que en la Sagrada Familia utilizan misalesen la familia pujol Predominan las comunicaciones y los informes forenses.. uno depende de arzobispoel otro de un ex presidente ‘honorable’. Uno costará algo más de 300 millones; el otro… nadie se atreve a calcularlo, pero tampoco parece estar muy lejos.
«No soy apto para el juicio»… ¿En serio?
La defensa de Jordi Pujol presentó varios informes médicos quien afirmó que El expresidente no estaba en condiciones de afrontar el juicio: deterioro cognitivo moderado, Alzheimer…
Pero el Audiencia Nacional Pidió un nuevo examen y, sorpresa, Decidieron que podían seguir adelante.. Por supuesto, si tu salud empeora te volverán a revisar. Otra maniobra más en una larga lista de intentos de dilación que los Pujol han perfeccionado durante más de una década.
La historia que comenzó en la Camarga
Todo empezó en 2010, en el restaurante La Camarga de Barcelona. Victoria Álvarez, la novia de Jordi Pujol Ferrusola, confesó a Alicia Sánchez-Camacho que su pareja Llevaba bolsas llenas de dinero a Andorra. Lo que ella no sabía era que la conversación estaba siendo grabado con un micrófono en un jarrón.
Dos años después, Victoria presentó denuncia y en 2012 la Audiencia Nacional abrió la investigación. En 2014, ‘El mundocualquiera’ destapó los movimientos millonarios en Andorra y Jordi Pujol se confesó. Pero hasta 2015 no hizo su primera declaración ante el juez. Cuatro años después de La Camarga, todavía quedaba un largo camino por recorrer.
Años de maniobras
De 2015 a 2020 hubo registros diarios en las casas de los Pujol. La investigación terminó en 2020 con la familia procesada por organización criminal, lavado de dinero y otros delitos.
Ni el juez ni la Fiscalía creen la versión de la «herencia familiar»: consideran que toda la fortuna está ligada a Corrupción orquestada por la familia aprovechando la presidencia de Jordi Pujol.
Desde 2020 hasta hoy, la estrategia ha sido clara: agotar plazos, recurrir decisiones y eliminar información personal del expediente.
El proceso es largo: los investigados dicen lo que quieren extraer, la Fiscalía lo evalúa, el juez decide y los peritos del Ministerio de Justicia ejecutan la orden. Si sumamos que la defensa alegó tres años de problemas informáticosTenemos la receta perfecta para la procrastinación.
A esto hay que sumar los cambios de jueces, el ascenso del fiscal anticorrupción y la muerte de una acusada, Marta Ferrusola. Y como ninguno de los acusados se encuentra en prisión, el juicio nunca fue urgente.
Ahora, el juicio -que se espera hasta finales de mayo de 2026— ha superado su primer gran obstáculo: determinar si Jordi Pujol podría sentarse en el banquillo. La respuesta de la Audiencia Nacional fue clara: si puedes.
Después de 11 años de investigaciones, maniobras y recursos, el otro sagrada familia de Cataluña empieza a rendir cuentas… aunque nadie olvida que, con ellas, cada minuto cuenta para dilatar.
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