Para llegar a la cima del potencial, es necesario estar inspirado
Jorge Oller es un referente de la publicidad en Latinoamérica y El arte del desapego es su primer libro. En la obra, el escritor expone una reflexión vital sobre su trayectoria y sobre la importancia de soltar, crear y vivir con propósito, partiendo de una premisa tan simple como desafiante: sólo cuando dejamos ir lo que no nos pertenece podemos vivir con plenitud.
El arte del desapego es tu primer libro. ¿Qué te llevó a escribirlo ahora, después de más de tres décadas de trayectoria?
Compartir lo aprendido. Me parecía que habíamos construido una historia digna de contarse. Cuando llega este momento —que no llamo retiro, sino arribo—, aparece también la reflexión sobre lo vivido y la idea de compartir algo que pueda inspirar a emprendedores y a gente que quiere abrirse espacios. Ojalá encuentren en esta historia de Costa Rica y Centroamérica una vitamina, un elemento que provoque algo.
¿Hubo algún punto de inflexión que detonara esta necesidad de hablar del desapego?
Sí, viene de antes. Mi esposa Alex y yo concluimos que queríamos vivir la tercera fase de la vida de una manera completamente distinta a la segunda. Además, dejé de divertirme con lo que hacía: empresas publicitarias, productoras, agencias… Teníamos un grupo hermoso en Centroamérica y Colombia, pero llegó un punto en el que dijimos: “Vámonos de aquí”. Dejemos las salas llenas, los escenarios, las portadas. Busquemos una vida más discreta y humana. Ese movimiento es el que abre la puerta, y el libro es el producto final de compartirlo.
En la obra vinculas el desapego con la creatividad. ¿Por qué crees que soltar el ego potencia la innovación?
Fue un hallazgo. Yo no empecé a escribir sobre desapego: lo encontré mientras escribía. Descubrí que dejar ir —soltar— se encadenaba una y otra vez como un disparador para crear y abrir nuevas posibilidades. Llegué a la conclusión de que es un botón potentísimo para la creatividad, la innovación y el emprendimiento.
El desapego se ha estudiado toda la vida en tradiciones de India o el budismo; no es nuevo. Lo que sí aporto es la vivencia: cómo se ama más libremente cuando se suelta. No puedo imaginar a alguien innovando sin desapego. Abrir las manos y dejar ir genera espacio para nuevas oportunidades.
Portada El arte del desapego / Thinkingheads
En ese proceso, ¿hay algún mito o malentendido sobre el desapego que te gustaría desmontar?
Sí. Suena contradictorio, pero el desapego es poder sin necesidad de poseer. Es contraintuitivo creer que soltando ganamos poder de influencia y creación.
Como planteo en el libro, propongo un proceso de cuatro fases: soñar, pensar, hacer y celebrar. En soñar, adopto ideas de otros, las adapto y luego agrego algo propio. En pensar, bajo ese sueño a tierra, y también adopto, adapto y agrego. En hacer, igual. Y finalmente, celebrar, porque lo que se celebra se repite.
La propuesta del desapego creativo reconoce que las mejores ideas quizá no sean las mías, que la mejor gente no necesariamente está en mi equipo o en mi familia.
Parece un paso del éxito material al éxito interior. ¿Cómo definirías hoy el éxito?
Hoy lo defino como la sucesión. La idea es enfocarme en hacer solo lo que solo yo puedo hacer. Cuando el ego mandaba, mi empresa era “Jorge-céntrica”. Cuando abrí espacios y solté, el equipo multiplicó las posibilidades. La historia es una de más de 10 en crecimiento, y para mí ahí está la prueba. El éxito está en la sucesión.
¿Qué papel debería jugar el liderazgo en un entorno de cambio permanente?
El líder debe ser, lo digo en inglés, un Shift Inspiration Officer. El inspirador en jefe. Si quieres que un equipo llegue a la cima de su potencial, necesita estar inspirado.

El autor firma copias. / Thinkingheads
¿Cómo puede una empresa, no sólo los individuos, practicar el desapego para ser más creativa?
Adoptando la revolución de las fortalezas. Olvidarnos de las debilidades individuales y enfocarnos en que cada quien pase la mayor parte del tiempo en su zona de fortaleza, quizá dos zonas, no más. Y liberar al equipo del modelo escolar de “sacar 100 en todo”.
Las evaluaciones tradicionales que se enfocan en debilidades son un error. Hay que desapegarse de esos modelos. El desapego es un botón: a veces escondido, a veces evidente, pero siempre poderoso.
En un mundo acelerado y lleno de comparaciones constantes, ¿qué prácticas recomiendas para conectar con la autenticidad?
Hoy sufrimos una imposición: ser “Instagram perfect”. La peor trampa es la comparación. Caemos todos. Compararnos con los modelos que vemos nos afecta profundamente.
Mi propuesta es el desapego: liberarte de lo que te encadena y permitirte vivir como tú quieras, de forma más humana. El libro podría caer en la categoría de realismo humano: hay vulnerabilidad, fracasos y momentos difíciles. En la suma de todo eso se abrieron posibilidades.
Humanizar es una buena idea.
A veces olvidamos que el éxito nace de personas trabajando, con todo lo que ello implica.
Así es. Con atrevimiento, propongo mi travesía como un humilde resorte para que de ahí salten ideas. Espero que, al leer, haya un reflejo personal en cada uno: momentos de dolor, vergüenza, tristeza o impotencia.
Tras este primer libro, ¿tienes planes de nuevas publicaciones?
El arte del desapego encontró su nombre seis meses después de la penúltima revisión. Era también el título de un artículo que publiqué en 2019 o 2020. El segundo libro no tiene un párrafo escrito, pero ya tiene título: La virtud de la vergüenza.
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