Bruselas desoye a Sánchez y propone derogar la prohibición total desde 2035 de coches de gasolina y diésel
Von der Leyen ignora así la petición del presidente del Gobierno, Pedro Sánchezque le escribió el 11 de diciembre para exigirle que mantuviera el veto al motor de combustión porque «el mercado ya identifica el Los vehículos electrificados como la opción más eficiente y competitiva.«.
«Por tanto, rechazamos que vehículos de combustión u otras tecnologías sin viabilidad demostrada puedan seguir comercializándose más allá de 2035», señala la carta de Sánchez.
Sin embargo, el presidente ha elegido alinearse con las tesis de un grupo mayoritario de países liderados por Alemania (principal fabricante de automóviles de la UE) y en el que también se encuentran Italia y Polonia, que llevan meses reclamando el fin de la prohibición de los vehículos de combustión.
Von der Leyen también cede a la presión de la industria automovilística, que afirma que el fin de los vehículos de gasolina y diésel en 2035 es una meta imposible de cumplir por el lento despegue del coche eléctrico y la falta de infraestructura de carga.
En concreto, el Ejecutivo comunitario ha propuesto reducir el objetivo de reducción de emisiones del 100% al 90% en el tubo de escape que los fabricantes deberán cumplir de aquí a 2035, tanto en turismos como en furgonetas.
El 10% restante deberá compensarse con un nuevo sistema de créditos que los constructores podrán obtener utilizando combustibles renovables sostenibles o mediante el uso acero bajo en carbono Fabricado en la UE.
Según Bruselas, esta fórmula permitirá alcanzar la neutralidad climática, respetando al mismo tiempo la neutralidad tecnológica y dar a los fabricantes un mayor margen de maniobra.
¿Cuáles serán las consecuencias prácticas de esta modificación legislativa? «Lo más importante es que el objetivo del 90% está fijado en la legislación, lo que exige que la mayor parte del esfuerzo de los fabricantes proviene de vehículos de cero emisiones (eléctrica o hidrógeno)», explica un alto responsable comunitario.
«Sin embargo, ciertos flexibilidades adicionaleslo que permitirá que los híbridos, los híbridos enchufables y los coches de gasolina o diésel sigan formando parte de las flotas más allá de 2035, pero sólo hasta un límite.
«Además, las emisiones de estos vehículos deben compensarse completamente mediante el uso de combustibles sostenibles o acero verde», destacó el alto funcionario.
Un punto clave es que Estas flexibilidades no son obligatorias: Los fabricantes tienen total libertad para decidir si quieren seguir sacando al mercado únicamente coches eléctricos o si optan por una presencia muy limitada de otras tecnologías, en cuyo caso deberán compensar las emisiones.
El fin de la prohibición de los coches de combustión aún está por llegar aprobado tanto por los gobiernos de la UE (por mayoría cualificada) como por el Parlamento Europeo. En el Consejo, España apenas cuenta con el apoyo de Francia para intentar frenar la reforma, mientras que en el Parlamento Europeo el predominio del PPE garantiza que saldrá adelante.
“La industria automovilística europea es un pilar de nuestra economía, Contribuye con el 7 % del PIB de la UE y mantiene casi 14 millones de puestos de trabajo.«, destacó el Comisario de Transportes, el conservador griego Apostolos Tzitzikostas.
«Con el Paquete Automoción presentado hoy, estamos reforzando la competitividad del sector, introduciendo flexibilidad en las normas de CO2 para turismos y furgonetas y establecer un marco tecnológico neutral«, sostiene Tzitzikostas.
Paralelamente, Bruselas también ha adoptado este martes un paquete de simplificación legislativa en el ámbito de la industria del automóvil (llamado Autobús automotriz) con el fin de reducir la carga administrativa y los costes para los fabricantes europeos, lo que permitirá un ahorro de 706 millones al año.
Además, el Ómnibus crea una nueva categoría dentro de la iniciativa de Coches pequeños y asequiblesque incluye vehículos eléctricos de hasta 4,2 metros de longitud. Estos coches se beneficiarán de un superbonus en el cálculo de las emisiones de CO2 de los fabricantes, siempre que sean fabricado en la unión europea.
El objetivo de Bruselas es impulsar el desarrollo de una gama de coches eléctricos con un precio entre 15.000 y 20.000 euros.
Paralelamente, el Ejecutivo comunitario movilizará 1.800 millones para sostener la industria europea de baterías.
Por último, la Comisión está actualizando y armonizando las normas de etiquetado de los automóviles, para que los consumidores tengan información completa sobre las emisiones al comprar un vehículo.
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