ENTREVISTA A Capitán Denim, los galos del vaquero ‘made in Spain’: «Hemos resistido porque ofrecemos algo más que coste: valores, calidad y agilidad»
Desde un pequeño pueblo de Albacete (La Mancha), que resistió a la deslocalización textil, Capitán Denim se ha convertido en un raro ejemplo de industria familiar que sobrevive -y crece a buen ritmo- apostando por la sostenibilidad real. Nacida en 1973, pero desde 2013 reinventada por los hermanos Oto, Chema y Juan, segunda generación del proyecto iniciado por José María González y Paz Arroyo, la marca mantiene íntegro su proceso de producción en Madrigueras -localidad de menos de 5.000 habitantes-, donde emplea a 60 personas y fabrica vaqueros con técnicas de bajo impacto, materias primas orgánicas y energía renovable. En plena crisis de 2008 decidieron dejar de coser para otros y crear su propia firma: una apuesta por el consumo responsable, la economía circular y la pervivencia del tejido rural que acaba de dar un nuevo paso con la apertura de su primera tienda en Madrid, en el barrio de Chueca.
[–>[–>[–>Capitán Denim, junto a la pionera Lois Jeans (Valencia, 1962) y otras marcas más pequeñas como Matcha Jeans (de Barcelona), Bustins Jeans (radicada en la Costa Brava) o Trendsplant (Alicante), son los galos del vaquero en España. Hablamos con Juan González Arroyo sobre el milagro de su firma de ‘streetwear’ elegante y casual, tanto para hombre como para mujer.
[–> [–>[–>Foto de familia de Capitán Denim: de izquierda a derecha, Oto González Arroyo, José María González Pujol, José María González Arroyo y Juan González Arroyo. / CAPITÁN DENIM
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Capitán Denim nace en los 70 como un proyecto familiar. ¿Qué herencia sigue marcando vuestra forma de trabajar?
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La columna vertebral sigue siendo la misma: esfuerzo, honestidad y sentido de lo justo. Nuestros padres nos enseñaron que nada aparece por arte de magia y que detrás de cada prenda hay sacrificio. Esa ética continúa guiando cada decisión.
[–>[–>[–>La crisis de 2008 os dejó al borde del cierre. ¿Cuándo decidisteis apostar por vuestra propia marca?
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En 2013, con el trabajo desplomado, entendimos que solo reinventándonos podríamos sobrevivir. La marca propia era una idea latente desde hacía años y, aunque los recursos escaseaban, convertimos en bandera lo que parecía un lastre: fabricar aquí y hacerlo con sentido común.
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[–>Sois una de las pocas fábricas que mantienen todo el proceso en un mismo lugar. ¿Qué implica esta ‘anomalía’?
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Financieramente, pocas ventajas: competir con países donde los salarios son veinte veces más bajos es una batalla perdida. Pero el modelo genera estabilidad económica, social y medioambiental. Nos permite controlar la producción, evitar la sobreoferta y trabajar con una proximidad que, para nosotros, es irrenunciable.
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Los diseños de Captain Denim fusionan lo clásico con el streetwear más casual. / CAPITÁN DENIM
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«Competir con países donde los salarios son veinte veces más bajos es una batalla perdida»
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Trabajáis desde Madrigueras, un pueblo de menos de 5.000 habitantes. ¿Qué impacto tenéis en el territorio?
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Que la gente pueda decidir quedarse ya es un avance. No se trata de obligar a nadie a vivir en su pueblo, sino de asegurar que exista esa opción. En muchos entornos rurales, esa posibilidad ha desaparecido.
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¿Cuántas personas forman el equipo y qué prendas marcan tendencia?
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Somos unas 60 personas. Este año destacan el modelo ‘Laforet’, los ‘total looks’ de pana envejecida, el vaquero de pernera ancha ‘Yayoi’ y básicos como el ‘Denver’ negro. En hombre, triunfan las sobrecamisas de sarga pesada y modelos de pernera cónica como ‘Booker’ o ‘Herman’.
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«No se trata de obligar a nadie a vivir en su pueblo, sino de asegurar que exista esa opción»
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¿Por qué ha desaparecido tanta industria textil en España mientras vosotros habéis resistido?
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La globalización ha impuesto una competencia desleal basada en precios imposibles. Hemos resistido porque ofrecemos algo más que coste: valores, calidad y la agilidad que da tener todos los procesos integrados bajo un mismo techo.
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Imagen de la campaña de la última colección, ‘Arrabal’. / CAPITÁN DENIM
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Vuestros procesos incluyen micronebulización, ozono y láser. ¿Qué innovación ha supuesto un salto decisivo?
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Todas han sido clave, pero la micronebulización ha sido especialmente reveladora: sustituir el agua por aire nos permite reducir más del 90% del consumo hídrico en tintura y lavado.
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La fábrica funciona con biomasa y energía solar. ¿Qué futuro energético imagináis para el sector?
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El avance tecnológico es rapidísimo. Medimos cada año nuestra huella de carbono; hoy es muy reducida y aspiramos a minimizarla aún más. Llegar a cero es casi utópico, pero los márgenes de mejora siguen ahí.
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«La globalización ha impuesto una competencia desleal basada en precios imposibles»
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Trabajáis solo con proveedores próximos y materias certificadas. ¿Es difícil garantizar una trazabilidad real?
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Mucho. La cadena de valor global es enormemente opaca. En nuestro caso, trabajar en cercanía facilita el control y nos permite incluso certificar el uso de algodón español, algo impensable en producciones deslocalizadas.
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Vuestros procesos son más costosos que los de una fábrica deslocalizada. ¿Está el consumidor preparado para pagar ese valor?
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Depende de cada economía. Nuestros precios son razonables para lo que hay detrás de cada prenda, aunque no todas las personas pueden asumirlos. Aun así, cada vez más consumidores entienden la lógica del coste por uso y apuestan por prendas duraderas y responsables.
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Habéis abierto tienda en Albacete y recientemente en Madrid. ¿Qué aporta la experiencia física?
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La conversación. Poder explicar cara a cara cómo trabajamos y quién está detrás de cada prenda genera una conexión inmediata. Además, rompe barreras para quienes no se atrevían con la compra ‘online’.
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La marca Albaceteña está especializada tanto en moda masculina como femenina. / CAPITÁN DENIM
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¿Barcelona está en el horizonte?
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Sí. Es nuestra segunda ciudad con más clientes ‘online’ y Catalunya es la comunidad a la que más pedidos enviamos. Forma parte del plan y llegará cuando toque.
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«Barcelona es nuestra segunda ciudad con más clientes ‘online’ y Catalunya es la comunidad a la que más pedidos enviamos»
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También habláis de internacionalización. ¿Será el siguiente paso?
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Está en la hoja de ruta, pero antes queremos consolidarnos en España. Crecer sí, pero sin perder el equilibrio.
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Con tantas marcas como hay, ¿qué os distingue?
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En un mercado tan saturado nos distingue la cercanía y la autenticidad. Comunicamos como personas y fabricamos íntegramente en España, algo casi único en el sector. La combinación de calidad, diseño y transparencia ha conectado con un público que busca marcas reales.
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¿Cómo imagináis Capitán Denim dentro de 10 años?
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Si seguimos haciendo lo que hacemos, ya será un éxito. Y si podemos crecer en puntos de venta sin renunciar a la filosofía que nos trajo hasta aquí, nos daremos por más que satisfechos.
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