MADRID, 27 de noviembre (EUROPA PRESS)-

La fiscal del Distrito de Columbia, Jeanine Pirro, ha imputado este jueves al sospechoso de disparar en las inmediaciones de la Casa Blanca contra dos miembros de la Guardia Nacional estadounidense, que aún permanecen en estado crítico, de tres cargos de agresión con intención de matar y uno de posesión ilegal de armas.

«Los dos guardias nacionales son Sarah Beckstrom, de 20 años, y Andrew Wolfe, de 24, miembros uniformados de la Guardia Nacional de Virginia Occidental y se encontraban en Washington DC para garantizar la seguridad de la ciudad», detalló en rueda de prensa.

Si es declarado culpable, enfrenta hasta 15 años de prisión después de disparar contra dos miembros de la Guardia Nacional a plena luz del día apenas un día antes del Día de Acción de Gracias, en lo que las autoridades ya han descrito como un «ataque dirigido».

El sospechoso, identificado como Ramanullah Lajanwal, es un ciudadano afgano de 29 años que residía en Bellingham, situado en el estado de Washington, con su esposa y cinco hijos. Entró en Estados Unidos gracias a vuelos de repatriación organizados por el entonces expresidente Joe Biden durante la toma de poder de los talibanes en Afganistán.

La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) confirmó este jueves que el sospechoso del tiroteo -que se trasladó desde su casa en Washington a la capital- trabajó con una unidad militar de Kandahar respaldada por la CIA durante la guerra de Afganistán.

«Nuestros ciudadanos y militares merecen algo mucho mejor que soportar las consecuencias de los catastróficos fracasos de la Administración Biden», dijo el director de la CIA, John Ratcliffe, en un comunicado recogido por NBC News.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó el ataque como un «acto de maldad, un acto de odio y un acto de terrorismo» la víspera. «Ha sido un crimen contra toda nuestra nación», afirmó en un mensaje publicado en la red social Truth Social.

Tropas de la Guardia Nacional de varios estados llevan meses en Washington como parte de la ofensiva contra el crimen impulsada por la Administración Trump en la capital, y que se ha expandido a otras ciudades del país.

De hecho, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció la víspera durante su visita a República Dominicana que Estados Unidos desplegará 500 soldados adicionales tras el ataque contra dos miembros de la Guardia Nacional.