Albin Kurti busca la reelección en Kosovo en un momento de tensión con la Administración Trump
El primer ministro kosovar y líder del partido nacionalista Vetëvendosje (Autodeterminación), Albin Kurti, busca la reelección este domingo en Kosovo en unas elecciones parlamentarias en la que es favorito, pero que también se celebran en un momento en el que la relación con EEUU, su gran aliado en casi dos décadas, no se encuentra en su mejor momento. Señal de ello ha sido el último comentario de Richard Grenell, el hombre de Donald Trump para misiones especiales, quien descalificó al mandatario kosovar como un aliado que no ha sido «confiable, ni durante el primer mandato del nuevo presidente estadounidense, ni durante el de [el anterior presidente, Joe] Biden «.
Estados Unidos no es un aliado cualquiera de Kosovo. Por el contrario, tras el bombardeo de la OTAN de Belgrado (1999), ha sido un actor clave en el proceso de secesión de Kosovo de Serbia (2008) y la construcción del Estado kosovar. Por eso, la declaración de Grenell, un trumpista que ya ha trabajado en la zona —cuya opinión también fue compartida en redes por el hijo de Trump, Donald Trump Jr.—, ha caído como una espada de Damocles en Pristina. Además, llega tras años en los que tanto la OTAN —que en el último año y medio incluso reforzó su contingente en Kosovo, hasta los 4.300 soldados—, como la Unión Europea (UE), se esfuerzan por enfriar el conflicto que Pristina mantiene con la minoría serbia en el país y la propia Belgrado.
En este escenario geopolítico incierto, Kurti competirá en los comicios con otros tres candidatos de importancia: Bedri Hamza, del Partido Democrático de Kosovo y alcalde de Mitrovica sur, Lumir Abdixhiku, de la Liga Democrática de Kosovo, y el exprimer ministro Ramush Haradinaj, de la Alianza para el Futuro de Kosovo. Ninguno tiene la posibilidad de lograr el control del Parlamento, según los sondeos, pero es incierto si Kurti logrará una mayoría lo suficientemente holgada para gobernar en solitario y que ese hemiciclo lo confirmará como primer ministro.
Haradinaj
Eso es lo que opina también el analista independiente Dusan Janjic, según el cual «una sorpresa de estas elecciones podría ser un gran consenso para Kurti pero también para Haradinaj, quien recientemente se ha reunido en Grenell y que tiene una buena red de contactos con los líderes serbios«. «Si Kurti obtiene menos del 40% de los votos, no tendrá ninguna posibilidad de formar él solo un Gobierno, mientras que si obtiene el 46 o 48% lo podrá hacer pero probablemente con un Gobierno de coalición, tal vez apoyado por Haradinaj», añade Janjic.
Las críticas occidentales al nacionalismo de Kurti y a algunas de sus recientes decisiones para acabar, sin coordinarse, con toda presencia de Serbia en territorio kosovar (la última: el cierre, en plena campaña electoral, de las instituciones pagadas por Belgrado para los serbokosovares), sugieren que esta podría ser una solución aceptada por los aliados de Pristina. Todo ello con la incógnita de cómo eso afectaría a la gobernabilidad de Kosovo, en un momento en lo que lo que más parece importarle a la UE y a EEUU es que en esta zona del mundo no se entrevea ni un atisbo de inestabilidad.
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