Árbol de la sidra en Gijón
No tiene ramas ni hojas. Y tampoco está hecho de luces. Pero es verde. El árbol navideño más original del mundo está en Asturias y está compuesto de 3.200 botellas… Botellas de sidra, por supuesto. Se encuentra en el puerto deportivo de Gijón, muy cerca de la estatua de Pelayo, y es uno de los rincones más fotografiados no solo de la ciudad (haciéndole la competencia a las famosas Letronas), sino de toda Asturias. Este curioso árbol, que queda «plantado» durante todo el año, mide nueve metros de altura y su peso ronda los 10.000 kilos, tanto como veinte vacas juntas.
[–>[–>[–>La pieza nació para fomentar el reciclaje del vidrio. De hecho, fue la ganadora de un concurso organizado por la Empresa Municipal de Medio Ambiente (Emulsa) en mayo de 2013. Su instalación iba a ser efímera, pero «Módulo Sícera», como así lo bautizaron sus creadores, se quedó hasta hoy. «Esta obra tiene una función pedagógica, de concienciar a la gente. Representa, en principio, el consumo de vidrio aproximado de cien familias. Su función sería un poco la de inculcar el reciclado entre la gente», explicaron en su momento los arquitectos catalanes (Labaula Arquitectos) que dieron vida a lo que hoy se conoce como «el árbol de la sidra».
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Tiene doce años
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Su instalación en la actual ubicación tuvo lugar el 30 de agosto de 2013 para la Fiesta de la Sidra Natural de Gijón. Esta escultura, convertida en un icono de la cultura sidrera, no tiene forma perfecta de árbol. Según la descripción técnica, está formado por seis elementos de hormigón armado y una subestructura centeral de tubo de acero donde se empotra el mástil central telescópico.
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«No queríamos darle una forma perfecta de cono porque se parecía demasiado a un pino, algo así como un abeto de Navidad. La gracia era hacer un árbol de la sidra, y se nos ocurrió poner los ovoides de una manera poco formalista para que tuviera un carácter más festivo», comentan sus creadores.
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el arbol de la sidra / MARCOS LEON
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Las botellas, al revés
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Otro punto interesante del árbol gijonés es que las botellas de sidra están puestas al revés, boca abajo, porque «así es como se colocan para escanciar». La magia de esta obra se despliega por la noche, cuando una gran farola alojada en su interior proyecta luz sobre los verdes cristales, convirtiendo el árbol de la sidra en un verdadero árbol navideño.
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A lo largo de estos años, se han renovado varias veces sus botellas y se ha cambiado también las luces de la estructura, con el objetivo de que el árbol brille con fuerza en la oscuridad.
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