bosques centenarios, lagos escondidos y quesos que son patrimonio nacional
La cadena montañosa que bordea la frontera entre Francia y Suiza ofrece una alternativa serena y discreta al bullicio de los Alpes. El Macizo del Jura es un paraíso para los amantes del turismo más tranquilo, senderismo y actividades al aire libre, porque la naturaleza omnipresente y preservada ofrece paisajes cubiertos de densa vegetación que rezuman paz y belleza.
El Parque Natural Regional del Alto Jura, con sus 165.000 hectáreas, protege la riqueza excepcional de sus paisajes de media montaña. Jura, cuya palabra tiene origen celta, ya que jurisprudencia Significa «bosque de montaña», y también da nombre a un departamento francés, a un cantón suizo y al período Jurásico, porque las rocas que forman sus montañas se formaron durante esta era geológica.
Entre Borgoña y la frontera suiza, el macizo ofrece rutas con cascadas, bosques y lagos, pero también queserías tradicionales, vinos únicos y paradas excepcionales en la ruta, imprescindibles en cualquier época del año.
UN DESTINO PARA EL VIAJERO ACTIVO
Un paraíso para quienes gustan de calzarse las botas y embarcarse en aventuras, el Jura ofrece infinitas posibilidades en todas las estaciones. El senderismo es sin duda la actividad estrella, ya que existen cientos de kilómetros de rutas y senderos señalizados que atraviesan los más variados paisajes. Desde densos bosques y praderas alpinas hasta las orillas de lagos de aguas cristalinas, una de las rutas más emblemáticas es la Grande Traversée du Jura (GTJ).
Este sendero de gran recorrido, de 400 kilómetros, atraviesa todo el macizo y se puede recorrer a pie en unos 30 días, aunque muchos deciden hacer tramos más cortos, adaptándose a todos los niveles y deseos. Además, el GTJ ofrece recorridos específicos para bicicleta de montaña, esquí de fondo e incluso raquetas de nieve, lo que lo convierte en un una de las aventuras más famosas, ya sea en la nieve o en pleno verano.
Pero lo cierto es que el invierno transforma el Jura en un Un paraíso blanco irresistible para los deportes nórdicos. Estaciones como Las pelirrojasel primero en obtener la etiqueta Copo de nieve verde Por su compromiso con el desarrollo sostenible, proponen kilómetros de pistas de esquí de fondo en un ambiente familiar y tranquilo. Cuando la nieve se derrite, los numerosos lagos se convierten en el escenario ideal para actividades acuáticas como paseos en canoa, vela o simplemente un refrescante baño en la naturaleza.
PUEBLOS Y ESTANCIAS DE ENSUEÑO
El encanto del Jura no reside sólo en su naturaleza, sino también en lo que lo rodea: sus pueblos. Detenidos en el tiempo, lugares como Baume-les-Messieurs son un ejemplo de historia preservada. Situada al pie de un impresionante circo glaciar, esta localidad alberga una magnífica abadía imperial y cuevas fascinantes. El entorno natural es impresionante, con imponentes acantilados de piedra caliza y cascadas que brotan de la roca.
Pero él no es el único. Arbois, considerada la capital del vino del Jura, es una ciudad dinámica con un rico patrimonio, como aquí La casa familiar de Louis Pasteur, ahora transformada en museo, donde el célebre científico llevó a cabo varios de sus experimentos, en particular los relacionados con la fermentación del vino. Pasear por las calles de la ciudad, a orillas del río Cuisance, y visitar sus bodegas es sencillamente encantador.
Y para sumergirse de lleno en la vida del Jura, la mejor opción de alojamiento es el logiasCasas rurales con encanto que ofrecen una experiencia auténtica. y el contacto directo con la naturaleza y la hospitalidad de sus habitantes. Para disfrutar de la tranquilidad de la zona y servir como punto de partida para explorar todos sus tesoros, estos pequeños hoteles son perfectos por estar ubicados a unos pasos de los talleres artesanales, como los que elaboran el tejas de madera tradicionales cualquiera trabajoo pequeños mercados locales donde los sabores de esta tierra generosa y acogedora llenan los paladares.
QUESO Y VINO, ¿QUÉ MÁS SE PUEDE PEDIR?
No podemos hablar del Jura sin mencionar el Comté, uno de los quesos más populares y consumidos en Francia. Este queso duro, elaborado con leche cruda de vaca, tiene su propia DOP desde 1952. Su historia se remonta a la Edad Media, cuando los agricultores que necesitaban conservar la leche durante los largos inviernos fundaron cooperativas o arboles frutalesdonde compartieron el fruto de su trabajo diario: la leche.
Este fuerte sentido de comunidad todavía está vivo hoy. Para elaborar una sola rueda de este queso, que puede llegar a pesar hasta 35 kilos, se necesitan más de 500 litros de leche, procedente exclusivamente de vacas Montbéliarde y Simmental. Los llamados Caminos Provinciales permiten entrar en el arboles frutalesaprenda sobre el proceso de producción y maduración y pruebe los complejos sabores y aromas del queso. Para ello quizás el mejor lugar sea Poligny, considerada la capital del condado, Dónde visitar la Maison du Comté, un espacio museístico dedicado a este tesoro gastronómico.
Pero más allá de los quesos, el Jura es también tierra de vinos. Aunque su extensión es pequeña, La región cuenta con varias denominaciones de origen, Arbois fue la primera en ser reconocida en Francia en 1936. Allí se cultivan cinco variedades de uva: chardonnay, savagnin, poulsard, ajuar Y pinot negro. Pero la verdadera joya enológica es la vino amarillo o vino amarillo, elaborado exclusivamente con la variedad de uva Savagnin y dotado de un proceso de crianza único.
Tras la fermentación, el vino envejece en barricas de roble durante al menos seis años y tres meses, tiempo durante el cual las barricas no se rellenan, por lo que parte del vino se evapora y se forma en la superficie un velo de levadura similar a los vinos de Jerez, que lo protege de una oxidación excesiva y le confiere Aromas de frutos secos, almendras y especias. Luego se envasa en una botella de 62 centilitros llamada ojeteque corresponde al volumen que queda de un litro de vino tras su larga crianza.
Para degustarlo nada mejor que acercarse al pueblo de Château-Chalon, encaramado sobre un acantilado y clasificado entre los más bellos de Francia. Cuna y epicentro de la elaboración de este vino excepcional, cada año, a principios de febrero, la localidad celebra el Avance de Vin Jauneuna gran comitiva itinerante que celebra la apertura de las primeras barricas de la nueva añada.
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