Justo cuando la campaña se complica, el PP se lanza una grave acusación contra el PSOE: aseguran que el partido habría ocultado denuncias por trato machista y abuso de poderincluso intentándolo convencer a la víctima de que no denuncie. La señalización de hormigón señala la alcalde de Navalmoral de la Matatal como se publicó ‘eldiario.es’.

A esto se suma otra controversia: también se revela que yEl conductor del presidente tiene antecedentes de abusolo que añade tensión al partido en el poder.

Pero lo más sorprendente no son sólo los hechos: es la forma en que se articula la acusación. El PP insiste en el mensaje de que «nos han robado la democracia«, un discurso muy trumpistaque llevan décadas perfeccionando para utilizarlos cada vez que los resultados electorales o las encuestas no les convencen.

El espectro del fraude electoral

Este tipo de engaño no es nuevo. Que se lo digan al PP de Aznar, que en 1993 tuvo que aceptar la derrota tras las quejas sobre el recuento y el voto por correo -incluso el rey tuvo que intervenir. Aquella noche electoral, frente al balcón, se escuchaban los gritos de «¡Manos arriba!«, de los seguidores.

30 años después, las acusaciones van directamente contra el líder del PSOEcomo recordó Pons tras las elecciones andaluzas de 2022: «Tras las elecciones andaluzas, se ha lanzado al control de Indra, al control del TC y al control del INE«.

Con Feijóo al frente la estrategia se ha repetido. Ya en 2005 en Galicia insinuado fraude voto migrante para justificar su derrota y, en 2023durante las elecciones generales, denunció un presunto Trama estatal para comprar votos por correo liderada por Sánchezcon epicentro en Melilla y apuntando a Correouna institución que él mismo presidió.

El PP siempre ha acompañado estas acusaciones con la extrema derecha. En 2019Ortega Smith preguntó que «abre todos y cada uno de los sobres«del voto exterior, y en 2023Santiago Abascal aseguró que «La limpieza de las elecciones critica el PSOE, que utiliza el BOE para comprar votos«.

Mucho ruido, poca evidencia.

A pesar de las quejas públicas, la verdad es que Rara vez dan lugar a denuncias formales o condenas judiciales.excepto en casos aislados, como algunos en Melilla. El discurso sirve más como herramienta de campaña: agita a sus seguidores cuando no les gustan los resultados, pero desaparece una vez terminadas las elecciones.

En este caso concreto, la acusación del PP surge justo en el peor momento de su campañamientras el PSOE se ocupa Denuncias internas por abuso y antecedentes del conductor del presidente. Una combinación que promete dar mucho que hablar en los próximos días, aunque, como siempre, La polémica podría diluirse tras las elecciones.

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