Cuando sonaba la alarma de múltiples víctimas ya no quería bajar porque sabía que iba a encontrar un infierno
Una entrevista no debería comenzar con un abrazo. Esta, sí. El sonido de fondo hoy son hormigoneras y grúas. No es Gaza. No es el Hospital Nasser de Jan Yunis, su casa durante cuatro meses y hasta hace unas horas. Es el Nou (es un decir) Mestalla. Raúl Incertis (42 años) llega a la entrevista tras su primera noche en su barrio de València. Mira a los ojos, pestañea poco y habla con calma, sin exaltarse pero con la determinación de quien tiene una misión que no es solo atender pacientes, sino concienciar al mundo (intentarlo) tras haber observado el “apocalipsis”.
¿Esperaba ver lo que ha visto cuando se fue hace cuatro meses?
No. Es mucho peor de lo que cualquiera puede imaginar. Había visto vídeos de palestinos, pero una vez estás allí y empiezas a recibir niños mutilados… Y que sea constante. Había trabajado en el SAMU, había visto pacientes con los cuerpos muy alterados, pero ver niños atravesados por metralla, amputados, quemados, sin que fuera algo excepcional, sino todos los días, varias veces al día…
¿Sucede más ahora?
A partir de la apertura de la Fundación Humanitaria de Gaza, en junio, empezamos a recibir muchísimos niños con disparos de bala en la cabeza y en el pecho. Sin parar. Eventos de múltiples víctimas, como el 11M, todos los días.
Había trabajado en el SAMU, había visto pacientes con los cuerpos muy alterados, pero ver niños atravesados por metralla varias veces al día… Es un 11M todos los días
¿Y eso cómo se atiende?
En estos cuatro meses todo ha ido mucho peor. No hay medios. Hace ya tres semanas nos quedamos sin fentanilo en quirófano.
Le he oído contar que usaban ibuprofeno como anestesia.
Para el dolor postoperatorio. A un paciente que le han amputado las dos piernas habría que ponerle morfina cuando se despierta e íbamos con un ibuprofeno y ya.
¿Aquí sabemos lo que pasa?
No, no. Hay gente que se preocupa por saber, pero no sabemos.
Raúl incertis. / JM LOPEZ
¿A pesar de las imágenes que seguimos viendo?
La gente que niega que es un genocidio, si oliera el olor de la sangre, si tuviera que coger en brazos a un niño mutilado, saldría de Gaza con otra perspectiva.
¿Qué ha sentido al ver las noticias aquí?
Ayer vi que un político había dicho que no era un genocidio. Nosotros hemos reportado intencionalidad. Yo tengo una minúscula lista de 170 pacientes que documenté con fotografía e historia clínica y hay una intencionalidad de asesinar a niños y civiles. Bombardean la zona humanitaria donde se les dijo que no podían. Todos los días recibíamos una familia muerta o dos. Luego está el desplazamiento forzoso de la población. Es horrible, kilómetros y kilómetros de chabolas donde viven mis propios compañeros cirujanos.
Usted vivía en el hospital, ¿no?
Sí, pero tuve la suerte de poder pasar unos días en Al-Mawasi. Me acogieron en sus tiendas y me daban todo lo que tenían. Había, como aquí, personas que tenían su casa en la playa y el apartamento en la ciudad, los cinco hijos iban a la universidad, tenían dos coches, iban al extranjero a dar cursos y ahora los ves corriendo a robar camiones de ayuda de la ONU.
¿Ricos y pobres ahora todos son iguales?
Los han nivelado a todos y les han quitado la dignidad. Bueno, la dignidad no se puede quitar, la tienen dentro. Y lo digo porque nunca escuché a ningún gazatí insultar a ningún israelí. De hecho, un día que había atendido a unos niños que habían muerto, subí al quirófano y empecé a insultar a los israelíes y mis compañeros me decían ‘no, no, hay que bendecir a la gente’.
Hace dos meses que ya dejamos de ver el atún y la proteína animal
¿Perdone la pregunta, quizá tonta: qué comía?
La comida del hospital, que al principio era arroz, lentejas y pasta. Luego igual comíamos un poco de atún cada dos días y hace dos meses que ya dejamos de ver el atún y la proteína animal. Entonces comíamos solo arroz con un poco de lentejas.
¿Ha logrado saber qué es peor: morir de hambre o de una bomba?
Mis compañeros decían ‘si nos quieren seguir bombardeando que lo hagan, pero que dejen entrar comida’.
¿Qué hace cuando llega un niño desnutrido y moribundo al hospital?
Es que todos están desnutridos. Todos los pacientes, sin excepción, están desnutridos. Todos mis compañeros han perdido una media de 25 o 30 kilos. Ves a niños de ocho años que parece que tengan cinco porque se les ha detenido el crecimiento. Cicatrizan fatal las heridas y hay muchas infecciones por ello. Genera, aparte de mucho cansancio en el personal, mucha rabia y frustración. Había muchas peleas en el hospital entre los familiares. El hospital estaba lleno de desplazados y ya había robos. Se han visto abocados a robar.
¿Ha aprendido algo del ser humano estando en medio del horror?
Mucho. La bondad de los gazatíes con los que me encontré. No son cínicos. Tienen muchos motivos para estar de vuelta de todo, pero veía a mis propios compañeros trabajar sin parar.
No tienen esperanza, pero la falta de ella no les hace perder el respeto al ser humano
¿Tienen esperanza?
No. No la tienen. Pero la falta de esperanza no les hace perder el respeto al ser humano. Trataban a los pacientes como si fueran sus padres. Nunca escuché una discusión entre los compañeros, ni insultos. Y compartían conmigo todo lo que tenían: un tomate, media cebolla.
¿Cuál era el peor momento del día?
Por la mañana. Cuando dormía, si dormía por la noche, al despertar era muy mal momento porque no quería ir a trabajar. Al final no podía más. Cuando sonaba la alarma de múltiples víctimas era muy mal momento también porque no quería bajar [al quirófano] Para asistir a ellos, pero lo hizo. No quería encontrarme un infierno.
Raúl Incertis, fotografiado en Valencia. / JM LOPEZ
¿Qué es lo más horroroso que recuerda de estos cuatro meses?
Las mutilaciones en los niños. Tengo muchas imágenes en la cabeza, muchas fotos. Y los llantos de los padres.
Seguro que ha habido momentos buenos también.
Sí, claro. La camaradería, trabajar bajo presión y que el ambiente sea excelente. Bañarme en la playa el otro día estuvo bien, aunque estaba prohibido, pero me bañé con los niños y me lo pasé pipa.
Una gran mayoría no querría que Hamás siguiera dictando su destino. Pero saben que por mucho que los rehenes fueran liberados no se acabaría la agresión israelí
Alguien dirá, cuando cuenta todo esto, que es un agente de Hamás.
¿Qué agente si Hamás está diezmado? Les diría que entrarán en Gaza un par de semanas y ya está.
¿Se considera antisemita?
No. Tengo amigos judíos maravillosos. Hablo con ellos. Son pacifistas y lo están pasando muy mal porque su comunidad judía les ha abandonado. Es como cuando me preguntaban por los túneles, yo decía ‘pero a ver, se está cometiendo un genocidio, ¿podemos hablar de esto?’ No he visto ningún túnel, pero ellos intentan poner al mismo nivel un genocidio, que es lo peor, con otras cosas.
Pero es verdad que hay personas de Israel secuestradas. ¿Se habla de ello?
Sí, hay secuestrados. Pero los ciudadanos no suelen hablar de esto, ya tienen bastante con lo que les está cayendo encima. Los gazatíes, por norma general, desaprueban el maltrato a los civiles, vengan de donde vengan. Una gran mayoría no querría que Hamás siguiera dictando parte de su destino. Lo que pasa es que saben que por mucho que los rehenes fueran liberados, no se acabaría la agresión israelí. Y hay más de mil secuestrados gazatíes en Israel: abducidos sin proceso judicial.
¿Qué dice de nosotros, los europeos, la gente de la calle?
Están encantados con España. Ser español me ha abierto muchas puertas, porque tienen internet y móviles, y saben que el Gobierno español de manera pública ha apoyado al pueblo palestino.
Esta generación de israelíes, que ahora son soldados en Gaza, es la que va a dirigir el país después
¿La ciudadanía, qué espera ahora?
Que haya un cese del fuego para que pueda entrar comida. Quieren que entre comida. Desearían un alto el fuego, pero han dejado de esperarlo, porque se frustran.
¿Usted ve algún final?
No. No lo veo. Y no lo veré. Y si tuviera hijos, creo que ni mis hijos ni mis nietos lo verán. Quizá después…
¿Un conflicto perpetuo?
No, pero esta generación de israelíes, que ahora son soldados en Gaza, es la que va a dirigir el país después. Ariel Sharon fue soldado. Netanyahu también. Y algunos de estos soldados que están matando a niños serán los dirigentes. También la Unión Europea es genocida y Estados Unidos es genocida. Entonces, si los políticos se están comportando de esta manera, quien tendrá que tomar las riendas es la sociedad civil. Así que está muy bien que haya manifestaciones y boicots, que no se olvide, porque puede haber una masa crítica de opinión y al final quizá acabe la guerra. Pero no veo que Israel vaya a permitir de repente abrir para reconstruir aquello. Israel quiere expulsarlos, pero es bastante irreal… ¿Qué vas a hacer con esos 2 millones de personas, que ya no son 2?
Los gazatíes sienten que el pueblo árabe les ha abandonado. Es lo que peor llevan
Trump dice de hacer un ‘resort’. ¿Deportarlos a países vecinos, como Jordania?
No los aceptan, ni quieren irse muchos. Muchos, sí, porque ya no se puede vivir en Gaza. Pero eso es una limpieza étnica. Egipto no los acepta y Jordania tampoco. Los gazatíes sienten que el pueblo árabe les ha abandonado. Es lo que peor llevan, porque de Estados Unidos y la Unión Europea lo podían esperar.
¿La diplomacia internacional sirve?
No lo sé. No soy experto en esto, supongo que sí.
¿Ha visto a la ONU en Gaza?
Claro. Estuve con ellos y trabajaba para ellos, por decirlo así. La ONU es muy buena idea. Cuando era pequeño, me enseñaron que los derechos humanos eran sacrosantos y ahora parece que mucha gente del espectro de la derecha considera que es un chiringuito. A mí, la ONU me salvó la vida la primera vez que estuve en Gaza, porque nos fuimos a refugiar a escuelas de la ONU. Y están pudiendo comer por la ONU.
¿Y las ONG? ¿Cree más en ellas después de esta experiencia?
Sin duda. Llevo cinco años trabajando con ONG. Llegan donde no llegan los gobiernos. Israel ha prohibido el acceso a la prensa internacional, pero ha permitido entrar a médicos internacionales.
¿Los médicos son los ojos del mundo en esta tragedia?
Los verdaderos ojos son los periodistas gazatíes. Lo que pasa es que, por algún motivo, lo que ellos cuelgan en internet o lo que expresan no tiene la misma validez, cuando la tiene. Pero el hecho de que haya médicos internacionales no sospechosos de ser de ninguna organización terrorista o algo así eso le da un peso.
Estaba muy cansado y ya no era funcional. Cometes errores. Mis compañeros los cometían. Yo también.
¿Qué queda de la Gaza que conoció en 2023?
Nada. Quedan los corazones de las personas, que son los mismos. Les han quitado la casa, el pasado, la familia, porque todos mis compañeros han perdido a familiares, y el presente es horrible, pero tienen dignidad. Es lo que queda: la dignidad de las personas.
¿Va a volver?
Sí. No sé cuánto tardaré, porque el ímpetu puede hacer que tome malas decisiones. Estaba muy cansado y ya no era funcional.
No queda nada de la Gaza que conocí en 2023. Solo la dignidad de las personas
¿Cómo se nota eso?
Cometes errores. Mis compañeros los cometían. Yo también. Llega un momento en el que notas que estás trabajando pero no puedes. Tienes rabia, mucha, y mucho enfado y no quieres trabajar aunque tengas que ir. Entonces esto igual no se soluciona con un mes o dos de descanso.
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