de alcalde absoluto a presidente frustrado
Desde el poder local construyó su trayectoria política Miguel Ángel Gallardo (Villanueva de la Serena, 8 de junio de 1974), con seis mayorías absolutas encadenadas en la Alcaldía de su localidad natal que lo convirtieron en uno de los dirigentes socialistas más sólidos del municipalismo extremeño. Ese perfil de gestor con control del territorio, unido a la perseverancia de la que presume, sustentaron su salto a la primera línea autonómica, un movimiento que aspiraba a culminar en la Presidencia de la Junta. Sin embargo, la contundente derrota en las urnas, cosechando el peor resultado histórico del PSOE en la región, no solo se ha quedado en una Presidencia frustrada, sino que ha desembocado en su propia dimisión, abriendo así una nueva etapa para recuperar un liderazgo que cambie el rumbo del partido en Extremadura.
[–>[–>[–>Técnico especialista en Mantenimiento Electrónico y Educación Infantil, antes de iniciar su carrera en el ámbito público Gallardo trabajó como operario de producción de tomate en la empresa Impralsa, en el municipio cacereño de Miajadas. Su trayectoria política comenzó con 21 años cuando se afilió a las Juventudes Socialistas de Villanueva de la Serena, de las que fue su secretario general hasta 2023, año en el que dimitió para presentarse como candidato a la Alcaldía de su municipio.
[–> [–>[–>En las elecciones locales celebradas en mayo de 2023, el a su vez diplomado en Educación Social por la Uned, obtuvo una mayoría absoluta que devolvió el gobierno local al PSOE tras ocho años en la oposición. A partir de entonces, se hizo con otras cinco mayorías consecutivas hasta que en marzo de 2024, después de dos décadas como alcalde, renunció a este cargo para cumplir con el compromiso que había manifestado al presentarse como candidato a las Primarias del PSOE extremeño.
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Al margen de su papel municipal, este padre de dos hijos y ‘manitas’ de su casa confeso, fue vicepresidente de la Federación de Municipios y Provincias de Extremadura (Fempex) entre los años 2011 y 2013. Asimismo, durante dos legislaturas (de 2015 a 2025) presidió la Diputación de Badajoz. Desde esta responsabilidad impulsó iniciativas de alcance regional, entre ellas el proceso de fusión de Don Benito y Villanueva de la Serena, uno de los proyectos más relevantes del municipalismo extremeño en los últimos años, pese a que no salió adelante.
[–>[–>[–>Su papel al frente del organismo provincial le hizo valedor de optar a la secretaría general tras la retirada del expresidente Guillermo Fernández Vara, después de que este ganara los comicios de 2023, pero no lograse gobernar porque Vox concedió a la candidata del PP María Guardiola los cinco diputados que necesitaba para alcanzar la mayoría y acabó siendo investida presidenta. Para llegar a liderar el PSOE extremeño, Gallardo tuvo que hacer frente en marzo del pasado año a un proceso de renovación del que salió victorioso al ganar las Primarias con un 55,7% de apoyos frente a la vicepresidenta primera de la Asamblea, Lara Garlito. Este ajustado resultado reflejó una clara división interna en el partido que Gallardo trató de solventar desde los primeros compases tras ser elegido líder de la formación en Extremadura: «Hemos competido dos equipos, pero hoy nos quitamos la camiseta de nuestro equipo y todos juntos nos ponemos la del PSOE».
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Pese a sus buenas intenciones, el adelanto del congreso federal a propuesta de Pedro Sánchez obligó al partido en Extremadura a renovar toda su estructura, lo que provocó otro cisma interno. Y es que en las nuevas Primarias, nadie se esperaba que se presentara una candidatura alternativa, pero la vicepresidenta de la Diputación de Cáceres, Esther Gutiérrez, plantó batalla alegando falta de integración y unidad en el partido. Una vez más, Gallardo volvió a salir victorioso y en esta ocasión bastante reforzado, al obtener el 62% de los votos.
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[–>El PSOE extremeño llegó a la precampaña electoral sin una cohesión plena del partido y con un liderazgo que, pese a su legitimidad orgánica, tenía poco margen para redefinir el proyecto político en un escenario dominado por el avance de la derecha y la desmovilización de parte del electorado progresista. A ese contexto se sumó un factor determinante: la imputación de Gallardo en la causa judicial que investiga la contratación del hermano del presidente del Gobierno en la Diputación de Badajoz durante su etapa al frente de la institución.
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El dirigente socialista defendió desde el primer momento su inocencia y denunció una instrumentalización política del caso, pero el procedimiento judicial se convirtió en un elemento permanente de desgaste, utilizado por la oposición y difícil de neutralizar en campaña. A esto se sumó el denominado aforamiento exprés, tras dejar la presidencia del organismo provincial y acceder al acta de diputado en la Asamblea, un cambio que le otorgaba la condición de aforado justo antes de que se confirmase el inicio del juicio oral en su contra y que la oposición entendió como un intento de «ganar tiempo» en el proceso judicial o cambiar el tribunal que le juzgaría.
[–>[–>[–>Esta decisión de Gallardo fue defendida por el partido como un trámite institucional, si bien, condicionó desde entonces su candidatura a la Presidencia de la Junta. La campaña autonómica avanzó así entre mensajes de gestión, apelaciones a la estabilidad y la necesidad de frenar a la derecha, pero sin lograr alterar una dinámica que ya se percibía desfavorable. El resultado del 21D confirmó ese diagnóstico y Gallardo ha quedado asociado a una derrota que trasciende lo personal para convertirse en un problema estructural del partido. Tras su dimisión, se acabó el sueño de gobernar del ‘villanovense de las mayorías’, pero recogerá su acta de diputado para no «traicionar» a quienes le han votado.
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