de ser la principal inversión a llevarse solo uno de cada diez euros
Una década ha cambiado las prioridades del Gobierno del Principado en el presupuesto, en especial en el capítulo de inversiones. Una de las pruebas está en las carreteras, un programa que tradicionalmente recibía buena parte del gasto en obras. La lectura del tomo de inversiones se asemejaba hace diez años a la jornada de la lotería navideña: todos los concejos buscaban gordos y pedreas en mejoras viarias o en el trazado de nuevas vías.
[–>[–>[–>Un repaso al gasto inversor del Principado desde 2016 permite constatar el cambio. Mientras que hace una década las carreteras absorbían un tercio de toda la inversión real de la comunidad, el porcentaje comienza a desplomarse a partir de 2022. La llegada de los fondos europeos ha terminado diluyendo el peso relativo de las infraestructuras viarias, hasta representar en el presupuesto del próximo año solo el 11 por ciento de las inversiones reales (capítulo sexto)
[–> [–>[–>El apartado de gasto en infraestructuras ejecutado directamente por el Principado en 2016 superaba los 109 millones de euros y la inversión en Carreteras ascendía a casi 40 millones, lo que suponía un 36,52 % del total. Ahora, en el proyecto presupuestario del Principado para el próximo año la cifra global del programa ha aumentado (son casi 59 millones de euros) pero mucho menos de lo que se ha incrementado el capítulo inversor, que ahora supone 527 millones de euros.
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Si se compara con la evolución en cifras absolutas de la cuentas autonómicas, mientras que en 2016 la inversión en el programa de Carreteras representaba 1 de cada 1.000 euros, este año apenas llega a 90 céntimos. Ha aumentado en cifras absolutas, pero también ha estado mejor en años anteriores. Así, la inversión viaria lleva dos ejercicios descendiendo: desde los 76,8 millones presupuestados en 2023 a los 58,9 previstos para el próximo año.
[–>[–>[–>Las cuentas para 2026 alcanzan un «récord» inversor (capítulos 6 de inversión real y 7 de transferencias de capital); entonces ¿cómo es posible que ya parezca no haber «premios gordos»? A lo largo de los años las necesidades (y prioridades políticas) han cambiado. Así, el próximo año la Vivienda será el programa con mayor asignación, casi 172 millones que se reparten en diversas actuaciones, en gran medida ayudas que se reparten para rehabilitaciones y mejoras, además de la construcción de pisos de alquiler.
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El segundo lugar lo ocupan las medidas para favorecer la transición energética, con incentivos a la eficiencia energética, a la movilidad sostenible o al autoconsumo y almacenamiento de energía.
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[–>La inversión en las redes del ciclo del agua, invisibles para el ciudadano, casi supone tanto como la partida destinada a carreteras. Y, también de manera llamativa, el gasto inversor en sistemas informáticos y de comunicaciones digitales supone 42 millones de euros, de los cuales 17 millones se destinan a nuevas aplicaciones informáticas y casi 11 a la adquisición de licencias de software. La renovación de equipos en la administración supera los 11 millones.
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La promoción turística o el plan de ayudas a proyectos de I+D+i también suponen un importante pellizco de aquello que se denomina «inversión productiva» y en la que cemento y asfalto han perdido protagonismo.
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