de tocar el cielo a estar en el centro de todas las miradas por su vida dentro y fuera del campo
A los 18 años, Lamina Yamal vive una contradicción que define la contemporaneidad del deporte profesional. Tiene el talento para liderar. Barça durante décadas, pero enfrenta presiones que ni siquiera la mayoría de los adultos podrían soportar. Es la paradoja del éxito temprano.
El itinerario meteorológico del joven extremo catalán es casi irreal. Con tan sólo 16 años y 57 días se convirtió en el jugador más joven en lucir la Españasuperando récords que parecían intocables.
Cada mes traía un nuevo hito histórico: el primer jugador del Barça, el más joven en marcar en un partido Clásicoel goleador más joven Copa de Europa…Su precocidad no tuvo precedentes en el fútbol moderno.
Lamine Yamal, al recoger el Trofeo Kopa.
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La Masía Lo forjó desde los siete años. Hijo de padre marroquí y madre ecuatoguineana, creció en Rocafondaun barrio de Mataró sin ser precisamente vulnerable pero tampoco cómodo.
Ese contraste entre la humildad vecinal y el talento sobrenatural marcó su identidad como futbolista. Tanto es así que el FC Barcelona le protegió con contrato hasta 2031, consolidando así su condición de pilar del presente y futuro culé.
Lamine alcanzó su punto máximo el año pasado: 33 goles y 15 asistencias en 49 partidos con el Barça, cifras que le sitúan entre los mejores del mundo. Ganó consecutivamente el Trofeo Kopa y hace unos meses acabó segundo en el Balón de Oro. Nunca antes alguien tan joven había subido al podio. Fue una leyenda antes de ser un hombre.
El peso insoportable de la corona
La gloria temprana conlleva un costo psicológico poco discutido. Lara Ferreiropsicólogo especializado en deportes, ha advertido formalmente del riesgo de que Lamine padezca el llamado «síndrome de Justin Bieber«: un conjunto de patologías emocionales derivadas de la celebridad temprana en adolescentes.
El caso Bieber ilustra cómo la presión de los medios, las expectativas desproporcionadas y el aislamiento social crean vulnerabilidad.
Lamine experimenta algo incomparable. Presión mediática que ningún principiante debería soportar jamás. No sólo hay comentaristas críticos, sino que Internet amplifica la reseña millones de veces. Su romance se convirtió en noticia nacional. Su familia estaba constantemente en las noticias.
Su padre, Mounir NasraouiContribuyó inadvertidamente a este caos mediático. El patriarca ha realizado polémicas declaraciones públicas criticando a los jóvenes españoles, realizando comentarios irónicos sobre el paro juvenil, alimentando las polémicas que han caído sobre su hijo. Estas intervenciones generaron una morbilidad que inevitablemente envolvió a Lamine.
Los amores del Barça 10 merecieron una cobertura mediática equiparable a la de las decisiones deportivas o políticas nacionales. Su relación con el cantante argentino nicole nicole Dominó los debates televisivos durante meses. Las fotografías de viajes románticos han dado lugar a artículos, debates y análisis de la llamada frivolidad.
Cuando su relación con Nicole terminó en noviembre de 2025, los medios reportaron el hecho como un gran escándalo. Unas semanas más tarde, apareció una nueva pareja y el ciclo de especulaciones se reanudó inmediatamente.
A esto se suman polémicas con influencers. En junio circularon rumores sobre reuniones con un creador de Sólo fans. Aunque Yamal lo negó públicamente, el daño a su reputación persistió. Cada movimiento afecta tu imagen. Cada relación se vuelve importante para la opinión pública.
Indisciplina y frustración
Las últimas semanas del año revelaron tensiones que parecían estar latentes. En el partido de Liga de Campeones contra el Eintracht, Lamine fue sustituido en el minuto 87. Su reacción fue impulsiva como un adolescente: protestó, hizo un gesto que expresaba su frustración. Le susurró al árbitro: “Siempre me cambia”.
En el vestuario, los capitanes no toleraron esa actitud. Hansi Película Habló con el joven, pero el ambiente estaba tenso. A pesar de que los alemanes restaron importancia públicamente al incidente, los registros internos indicaron que Lamine había cruzado límites claros. El equipo le recordó que el talento no es sinónimo de privilegio.
Unos días después, contra OsasunaYamal presentó una tarde gris. Incapaz de ser eficaz, recurrió a simulaciones para cometer errores. Abel BretonesUn jugador rojo, se acercó para increparlo duramente: “Lamine, así no, así no”. Tu compañero herrar Y añadió con cansancio: “Eso no, bastardo”. El joven barcelonés se alejó sin responder.
Esta temporada suma ocho goles y nueve asistencias en todas las competiciones. Cifras respetables, sin duda, pero lejos de su estándar anterior. La pubalgia que lo atormenta desde octubre es un verdadero problema físico, pero algunos analistas sugieren que la distracción mental también le está pasando factura.
Su xG (goles esperados) sigue siendo de élite. Percentil 97 en La Liga. Sus asistencias esperadas alcanzan el percentil 99. Estadísticamente tiene muchas oportunidades. El problema radica en la conversión y la coherencia. Algunos juegos brillan. Otros simplemente desaparecen.
El entrenador Flick reconoce que Lamine es «prisionero de su propia grandeza». La presión de ser leyenda antes que ser hombre es paralizante. Las expectativas de perfección continua son simplemente irracionales.
Una encrucijada complicada
El Barça se enfrenta a un dilema complejo que no tiene fácil solución. Invertir fuertemente en un talento cuya vida fuera del campo de juego conlleva riesgos evidentes. Ansu Fati representa el precedente más cercano. Un joven extraordinario cuyas lesiones y presiones lo han limitado gravemente.
Sin embargo, Lamine tiene un potencial que merece confianza. Su pico debería alcanzar entre los 22 y 25 años. Si evitas lesiones graves y encuentras el equilibrio psicológico, podrás ganar varios bolas de oro.
El club azulgrana debe equilibrar dos imperativos complejos: proteger a un adolescente vulnerable de presiones inhumanas y, al mismo tiempo, exigir el rendimiento necesario para justificar su estatus. Este equilibrio es extraordinariamente delicado, si no imposible, de mantener.
La realidad básica es incómoda. Lamine Yamal es todavía un adolescente. A los 18 años deberías tener miedo de encontrarte a ti mismo. Hágalo paso a paso. En cambio, se enfrenta a la presión de los medios globales, a las expectativas de los defensores y a la constante vigilancia de la privacidad.
Su futuro dependerá menos del talento –garantizado en abundancia– que de la pura resiliencia psicológica. ¿Podrá soportar ser el centro de atención para siempre? ¿Conseguirá el Barcelona protegerle sin limitarle?
Las próximas temporadas determinarán si el cielo que le tocó a los 16 años permaneció o fue sólo un fugaz espejismo de juventud, una ilusión óptica del deporte.
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