Viajar

descubrimos la sorpresa inesperada del Medio Oeste americano

descubrimos la sorpresa inesperada del Medio Oeste americano
Avatar
  • Publisheddiciembre 29, 2025



Kansas City. El nombre evoca casi al instante a Dorothy y su camino de baldosas amarillas. Y, sin embargo, lo primero que uno descubre al aterrizar es que la mayor parte de la ciudad se encuentra en Misuri. Así que no, no estamos por tanto en el reino de Oz. Estamos en la tierra del jazz, la barbacoa y, cómo no, del fútbol americano, que ha llevado el nombre de Kansas City a titulares de todo el mundo gracias a la mediática relación entre Taylor Swift y Travis Kelce, estrella de los Chiefs.

Kansas City, o KC para los amigos, se presenta como una ciudad que parece vivir con una agradable tranquilidad, un contraste bienvenido frente al ritmo ajetreado de otras grandes metrópolis estadounidenses, ofreciendo una notable calidad de vida. No es un destino que te permita conocer monumentos de fama mundial, sino un lugar que permite empaparte de la auténtica cultura americana en torno a la música, el deporte o la gastronomía. Y, entre sus muchas sorpresas, también esconde una conexión especial con una ciudad española. Hemos viajado hasta allí para descubrírtela.


Kansas City: de encrucijada de pioneros a metrópoli del Medio Oeste

Kansas City – Foto: Christian Rojo

Para entender el presente de Kansas City es imprescindible dar un pequeño salto a su pasado. La ciudad nació formalmente en 1850 como la “Ciudad de Kansas”, estratégicamente situada en la confluencia de los ríos Misuri y Kansas. Esta ubicación no fue casualidad: era un punto crucial para los pioneros que se dirigían al Oeste a través de las rutas de Santa Fe, Oregón y California. Antes de eso, la zona era hogar de la tribu Kanza, de quienes la ciudad y el estado tomaron su nombre. El comercio de pieles fue uno de los primeros motores económicos, pero fue la expansión hacia el oeste lo que realmente cimentó su importancia.

El siglo XIX fue testigo de su crecimiento exponencial, convirtiéndose en un centro ganadero fundamental. Los corrales de Kansas City eran legendarios, un hervidero donde el ganado llegado en tren desde Texas y otros puntos del suroeste se procesaba y distribuía al resto del país. Esta herencia ganadera, como descubrirás más tarde, sigue muy viva en su cultura gastronómica. La Guerra Civil también dejó su huella, con Misuri como estado fronterizo con lealtades divididas.

La Batalla de Westport, en 1864, a menudo llamada la “Gettysburg del Oeste”, se libró en lo que hoy son los suburbios de la ciudad y fue decisiva para asegurar el control de la Unión sobre Misuri. Ya en el siglo XX, la ciudad vivió una época de gran prosperidad y también de corrupción bajo el mandato de Tom Pendergast, un jefe político cuya influencia, paradójicamente, permitió que florecieran los clubes de jazz y una vida nocturna bastante laxa durante la Ley Seca.

Saint Louis: qué ver en la ciudad que mira al cielo

La que fuera una de las ciudades más importantes de Estados Unidos a finales del siglo XIX, ha perdido medio millón de habitantes en los últimos 50 años y se encuentra en plena búsqueda de su nueva identidad.


Un paseo por el downtown y sus monumentos más destacados

Museo y Monumento Nacional de la I Guerra Mundial – Foto: Christian Rojo

Una primera incursión en el tejido urbano de Kansas City debe llevarte, como no puede ser de otra manera, a su downtown. Una mezcla particular de arquitectura histórica y moderna que refleja sus ciclos de declive y renacimiento. El Power & Light District es quizás el ejemplo más brillante de esta revitalización. Antaño una zona que languidecía, hoy se ha convertido en un foco de entretenimiento, con bares, restaurantes y locales de música en vivo que se llenan, especialmente las noches de partido o concierto.

Aunque, hablando de iconos que definen una ciudad, no podemos pasar por alto el imponente Museo y Monumento Nacional de la I Guerra Mundial. Antes había dicho que Kansas City no era una ciudad de grandes monumentos, y este podría ser la excepción que matice esa afirmación.

Visible desde buena parte de la ciudad tenemos la Liberty Memorial Tower, que se eleva unos impresionantes 66 metros y alberga en lo más alto una plataforma de observación. Desde allí, Kansas City se extiende a tus pies en una panorámica de 360 grados que es, sencillamente, espectacular. Y bajo la torre, podemos visitar un completo museo de la Gran Guerra con una completa colección de artefactos y exposiciones interactivas.

No muy lejos, el Kauffman Center for the Performing Arts es uno de los edificios modernos más representativos de la ciudad. Sus dos medias conchas de acero inoxidable y vidrio, que albergan salas de conciertos y ópera, forman una postal espectacular, especialmente al atardecer, cuando el sol se refleja en su estructura. Entrar, aunque solo sea al vestíbulo, permite apreciar la ambición y la apuesta por la cultura de la ciudad.

Otra visita imprescindible es Union Station, una majestuosa estación de tren inaugurada en 1914. Sobrevivió al declive del transporte ferroviario y a años de abandono para ser restaurada y convertida en un complejo que alberga museos, exposiciones, un planetario y restaurantes.

Merece la pena caminar por su Gran Salón, con unos techos altísimos y ostentosos candelabros en las paredes que consiguen transportarte al instante a la elegancia de principios del siglo XX o a una película del cine clásico de Hollywood.


Un trozo de Sevilla en Misuri: la sorprendente herencia española

Hay una sorpresa española en Kansas City y se llama Country Club Plaza. Impulsado en los años veinte por el empresario J. C. Nichols e inspirado en Sevilla, este barrio comercial es una reproducción con licencia artística del estilo andaluz. Pasear por sus calles adoquinadas, entre azulejos coloridos, torres que recuerdan a la Giralda y fuentes que bien podrían estar en un patio cordobés, es una experiencia en cierto modo surrealista.

Torres que recuerdan a la Giralda, patios con fuentes de azulejos, balcones de hierro forjado y fachadas de estuco de colores cálidos crean una atmósfera sorprendentemente española. Nichols viajó a Sevilla y quedó prendado de su belleza y su planificación urbana, decidiendo replicar ese encanto en su proyecto.

Hermann: Un rincón alemán en el corazón de Estados Unidos

Parece insólito encontrar una ciudad con un marcado estilo alemán en pleno corazón del Medio Oeste, pero Hermann es el resultado de un sueño europeo transportado a América.


Rojo y oro: crónica de una pasión llamada Kansas City Chiefs

Para entender cómo respira Kansas City, hay que experimentar su profunda conexión con el fútbol americano. Los Chiefs no son solo un equipo deportivo, son una institución cultural alrededor de la cual gira gran parte de la vida local. Y, si no, que se lo pregunten a Taylor Swift.

La megaestrella del pop ha experimentado de primera mano esta devoción al convertirse en una asidua de los partidos de los Chiefs, apoyando a su pareja, el destacado jugador Travis Kelce. Su presencia no solo ha disparado el interés mediático por el equipo a nivel mundial, sino que también ha puesto de relieve cómo el fútbol americano es un pilar social en Kansas City, capaz de integrar y entusiasmar incluso a quienes, como Swift, provienen de mundos aparentemente distintos.

Para entender esta fiebre, una visita al Arrowhead Stadium es casi obligatoria, incluso si, como yo, uno no es un experto en placajes y touchdowns. Este estadio es una mole imponente, conocido por ser uno de los más ruidosos de toda la NFL. Los aficionados de los Chiefs, conocidos como el “Chiefs Kingdom”, se toman muy en serio lo de animar a su equipo.

Recorrer los vestuarios, pisar el borde del campo y ver la inmensidad de las gradas vacías impresiona. Y claro, cuando visites los palcos VIP, no olvides pedir a tu guía que te indique dónde se suele sentar Taylor. Nunca sabrás si es cierto, pero esa foto seguro que le encanta a tu hija y a tus amigos “swifties”.

Por supuesto, si tienes la oportunidad de vivir un partido en directo, no la desaproveches. El conocido como “tailgating” (las barbacoas y fiestas en los aparcamientos antes del partido) es legendario, con el aroma de la carne asada mezclándose con música a todo volumen. Una experiencia fundamental para entender la esencia de Kansas City.


Béisbol, historia y dignidad: el trascendental legado de las Ligas Negras

Antes de que Jackie Robinson rompiera la barrera del color en las Grandes Ligas de Béisbol en 1947, los jugadores afroamericanos tenían su propio circuito: las Ligas Negras. Y Kansas City fue el epicentro de este importante capítulo de la historia del deporte y de los derechos civiles.

Los Kansas City Monarchs fueron uno de los equipos más exitosos y longevos de las Ligas Negras, contando con estrellas como el propio Robinson (antes de fichar por los Dodgers), Satchel Paige o Buck O’Neil. El Negro Leagues Baseball Museum, también ubicado en el distrito de 18th & Vine, es una visita fundamental para entender esta época.

Porque más allá del béisbol, el museo gira realmente en torno a la resiliencia, la dignidad y la lucha por la igualdad en una época de profunda segregación racial. Las exposiciones narran la historia de estas ligas, desde sus inicios hasta su eventual declive tras la integración. Hay fotografías, uniformes, recuerdos y, lo más impactante, las historias de los jugadores, hombres con una habilidad y una pasión extraordinarias a pesar de las barreras que enfrentaban. Al terminar el recorrido, te encontrarás con la recreación de un campo de béisbol de la época, con estatuas de bronce a tamaño real de las grandes estrellas en sus posiciones.


La cuna del jazz

Si hay un sonido que define a Kansas City, ese es el jazz. La ciudad no solo lo acogió, sino que lo transformó, dándole un estilo propio y característico. Durante las décadas de 1920 y 1930, en plena Ley Seca y bajo el ya mencionado régimen de Tom Pendergast, los clubes de jazz proliferaron en el distrito de la Calle 18 y Vine. Aquí, la música fluía tan libremente como el alcohol de contrabando. Este fue el caldo de cultivo para el “estilo Kansas City”, caracterizado por sus ritmos basados en el blues, sus improvisaciones extendidas, jam sessions que duraban toda la noche y los “riffs” melódicos y repetitivos. Figuras legendarias como Count Basie, Charlie Parker o Big Joe Turner forjaron aquí su sonido.

Hoy, ese legado se honra y se mantiene vivo en el American Jazz Museum, situado precisamente en el histórico distrito de 18th & Vine. A través de exposiciones interactivas, objetos personales de los grandes del jazz y, por supuesto, mucha música, uno puede comprender la importancia de KC en el panorama jazzístico mundial.

Pero el jazz en Kansas City no es solo cosa de museos. La escena sigue muy viva. En nuestro viaje tuvimos la suerte de visitar The Phoenix, un club con solera que ha visto pasar a innumerables músicos. El ambiente es íntimo, la comida es buena y la música, por supuesto, es de primera. Aunque, si me tengo que quedar con un favorito, sería sin duda el Green Lady Lounge, un local más oscuro y sofisticado dividido en dos plantas, con una atmósfera que evoca los speakeasies de la Ley Seca. Terciopelo rojo, luz tenue y el sonido seductor del jazz en directo con una fantástica banda residente.


Entre alambiques y barricas: la renovada cultura del whisky

Quizás no tan conocida como la de Kentucky o Tennessee, Kansas City tiene su propia y orgullosa tradición whiskera, que se remonta a la época anterior a la Ley Seca. Muchas destilerías florecieron en la región, aprovechando los granos locales y el agua pura. La prohibición, por supuesto, acabó con la mayoría de ellas, pero el espíritu emprendedor y la afición por un buen trago nunca desaparecieron del todo. En los últimos años, ha habido un resurgimiento de la destilación artesanal, y J. Rieger & Co. es el mascarón de proa de este renacimiento.

La destilería original de J. Rieger & Co. fue fundada en 1887 en el West Bottoms, una zona entonces bulliciosa de almacenes y actividad industrial. Cerró sus puertas en 1919 con la llegada de la Ley Seca. Casi un siglo después, en 2014, los tataranietos del fundador, junto con otros socios, revivieron la marca y la destilería. Hoy se pueden visitar sus instalaciones actuales, ubicadas en un antiguo edificio industrial bellamente restaurado en el barrio de Electric Park.

Ofrecen tours donde explican el proceso de destilación, desde el grano hasta la botella, y cuentan la fascinante historia de la marca. Por supuesto, el tour culmina con una cata en la que podremos probar, entre otros, su Kansas City Whiskey, una mezcla que rinde homenaje a las prácticas históricas añadiendo un toque de vino de jerez de 15 años, otra conexión curiosa con España.


¿La mejor barbacoa de Estados Unidos?

Llegamos a un tema sagrado en Kansas City: la barbacoa. Si preguntas a cualquier local, te dirá con orgullo que KC tiene la mejor barbacoa de Estados Unidos. Y, después de probarla, es difícil llevarles la contraria. Hay docenas, quizás cientos, de locales de barbacoa en la ciudad, cada uno con su receta secreta de salsa y su técnica de ahumado. Pero hay nombres que resuenan con especial fuerza, y Joe’s Kansas City Bar-B-Que es uno de ellos.

Lo curioso es que su local más famoso, el original, está ubicado en una gasolinera, pero hacer cola en Joe’s es parte de la experiencia. La fila suele salir por la puerta, llueva o haga sol. Pero la espera, créanme, merece la pena. El aroma a carne ahumada te va abriendo el apetito mientras avanzas y, una vez dentro, el ambiente es animado y sin pretensiones. El plato estrella es el Z-Man Sandwich, con lonchas de ternera ahumada, provolone y dos aros de cebolla crujientes, todo ello en un panecillo Kaiser y bañado, por supuesto, en su legendaria salsa barbacoa.

Las costillas al estilo Kansas City, por supuesto, merecen un capítulo aparte. La combinación perfecta de un ahumado lento y profundo, a menudo sobre maderas como el nogal americano o el roble, que impregna cada fibra de la carne, y la caricia de su famosa salsa espesa, dulce y con un toque picante a base de tomate y melaza, que las recubre gloriosamente, creando una capa exterior ligeramente caramelizada. Si aún te queda hueco en el estómago, no te vayas sin probar los “burnt ends”, unos legendarios trozos crujientes por fuera pero increíblemente tiernos y jugosos por dentro, extraídos de la punta más grasa del brisket ahumado.


Oferta gastronómica de Kansas City: restaurantes destacados más allá de la barbacoa

Aunque la barbacoa es la reina indiscutible, la escena gastronómica de Kansas City es mucho más diversa y se ha sofisticado en los últimos años. Hay una gran cantidad de restaurantes que apuestan por los productos locales, la creatividad y la alta cocina. Tuvimos la oportunidad de explorar algunas otras opciones que merecen ser mencionadas.

Por ejemplo, Blue Bird Bistro, en el barrio de Westside, es un encantador restaurante enfocado en la cocina orgánica y en el concepto “farm to table”. Su menú cambia según la temporada, reflejando los ingredientes más frescos disponibles.

Fox & Pearl – Fotos: Christian Rojo

Fox & Pearl, ubicado en un edificio histórico del Westside, ofrece una propuesta más rústica y centrada en el ahumado y la charcutería casera, pero con un toque elegante. El chef se inspira en las tradiciones culinarias del Medio Oeste, elevándolas con técnicas modernas. El ambiente es cálido, con mucha madera y una cocina abierta que permite ver la acción. No te vayas sin pedir sus embutidos caseros y un buen plato de carne ahumada.

Finalmente, Novel Restaurant, en el barrio de Crossroads Arts District, presenta una cocina americana contemporánea, innovadora y con una presentación impecable. El chef juega con los sabores y las texturas, creando platos que son tanto una delicia para el paladar como para la vista. El local es moderno y elegante, ideal para una cena especial.



Puedes consultar la fuente de este artículo aquí

Compartir esta noticia en: