Don Vito y los negocios

No se puede ir a la guerra vestido de rosa. Aunque esta frase no pertenece a «El Padrino», bien podría haber salido de la boca de Don Vito Corleone. Y es que la obra maestra de Coppola no solo es cine en su máxima expresión, sino también un doctorado en estrategia y liderazgo dentro del turbio mundo de los negocios. Sus reflexiones siguen resonando con fuerza, y nunca han sido tan evidentes como en el mundo postpandemia.
Algunas de sus enseñanzas nos resultan inquietantemente familiares:
–Los negocios se hacen en tiempos de crisis. Mientras muchos pensaban en ayudar, otros se frotaban las manos y hacían su agosto.
–»Le haré una oferta que no podrá rechazar.» En los negocios, como en la vida, el poder de la persuasión lo es todo.
–»Mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos.» Conocer a la competencia es más importante que conocer a los aliados.
–»Un abogado con un maletín puede robar más que cien hombres con pistolas.» El verdadero poder no reside en la fuerza, sino en el conocimiento y la estrategia.
–»Nunca odies a tus enemigos.» La emoción nubla el juicio.
–»Nunca digas lo que piensas fuera de la familia.» Una frase que resuena como un eco en la jauría política que nos mal gobierna.
Los Corleone lo tenían claro: el poder no se da, se toma. Hay que pensar como ellos, pero no actuar como ellos. Nunca hagas una amenaza que no estés dispuesto a cumplir.
Jamás imaginé que «El Padrino» describiría con tanta precisión la historia de nuestro país y de nuestra región. No basta con conocer las reglas del juego; hay que decidir qué tipo de jugador queremos ser. Al final, todos estamos en la partida. La verdadera pregunta es: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para ganar?
Y si aún no lo tienen claro, vayan convergiendo. Ya ven cómo se las gastan estos dos psicópatas que dominan el mundo: Tramposo y Mokoso. Para ellos, la ética no aplica cuando se trata de los pobres y los desheredados; todo es objeto de negocio. Y sí, es posible hacer pactos con enemigos irreconciliables, como nazis y judíos, porque al final, «Money is money».
Vendrán, sin duda, tiempos peores, y como país tendremos que estar preparados. Porque, como bien dijo alguien: No one can go to war dressed in pink. Es momento de dejarse de remilgos y elegir el mal menor.
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