El Bellas Artes de Asturias refuerza su colección de pintura del XIX gracias al Prado (y llegan dos autores inéditos)
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Alfonso Palacio, que dejó la dirección del Bellas Artes de Asturias hace tres semanas para incorporarse a la dirección adjunta del Prado, regresó ayer a la que fue su casa durante los últimos 12 años. Lo hizo para presentar un nuevo depósito de obra procedente del Prado, cuatro cuadros que llegan para reforzar la colección regional de pintura del siglo XIX a través del «Prado extendido», un programa que teje una red de colaboraciones e intercambios entre el gran museo nacional y la periferia, que se remonta a hace cuatro años y en el que Asturias es pionera.
Los cuadros de este último depósito del Prado, aprobado en mayo de 2024, se han incorporado y se pueden contemplar a las salas del Bellas Artes de Asturias. Con ellos ingresan en la colección regional dos autores inéditos, Eugenio Lucas Velázquez y Eduardo Rosales. El primero firma «Majas asomadas a la ventana», una obra datada en 1862. Gabino Busto, el conservador de Arte antiguo del museo, que ejerce de interlocutor y suple la ausencia de Alfonso Palacio, fue mostrando las obras depositadas y comentándolas. De la de Eugenio Lucas Velázquez destacó la notable influencia goyesca, la «técnica vibrante y expresiva» y el «pintoresquismo andaluz».
La otra gran incorporación es la de Rosales, uno de los grandes artistas de su tiempo y del que el Bellas Artes solo tenía un dibujo. Ahora, en la sala 6, cuelga «La celda prioral del Monasterio del Escorial», que reproduce un interior arquitectónico con una luz y una atmósferas muy logradas. Gabino Busto se refirió a él como a una obra «de pequeño tamaño y gran importancia», en la que es fácil apreciar la inspiración velazqueña.
De mayor envergadura es el «Retrato de niña con rosas», de 1834, de Antonio María Esquivel, un cuadro que Gabino Busto enclavó en el «romanticismo andaluz», lleno de delicados detalles y que se ha ubicado muy cerca de otro retrato infantil del mismo pintor, ese ese caso procedente de la Colección Pérez Simón.
Completa esta última entrega de obra del Prado un lienzo de gran tamaño de Dionisio Fierros, titulalado «La fuente, cuadro de costumbres de las cercanías de Santiago de Galicia», de 1864, que comparte sala con «Un palco en la ópera», del mismo pintor y otro de los depósitos anteriores del Prado.
Con la entrada en su colección de estas cuatro obras, el Museo de Bellas Artes de Asturias refuerza su colección de pintura del siglo XIX. Su llegada, además, estrecha el vínculo con El Prado, del que proceden, en depósito, 59 de las obras expuestas en sus salas: 53 pinturas –un Tiziano entre ellas– y seis esculturas. De manera desenfadada, Gabino Busto comparó el Bellas Artes asturiano, gracias a esas aportaciones, con «un pequeño Prado».
El director general de Patrimonio Cultural del Principado, Pablo Laón, dijo ayer, durante la presentación de las obras, que cuenta con Alfonso Palacio como «gran embajador» de Asturias en El Prado y Palacio hizo ver que el «Prado extendido» no acaba con los depósitos de obra: «Está abierto a otro tipo de relaciones: compartir exposiciones, programas educativos –algo con lo que estamos empezando–, invitar a los técnicos a que hagan estancias en el Museo del Prado…». El concejal de Cultura y vicepresidente del patronato del Museo, David Álvarez, reparó, precisamente, en el interés pedagógico de la colaboración con El Prado.
Director de El Futuro del Museo Terrá Contrato de Alta Dirección por 5 Años
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