El caos y las muertes en las colas de distribución de ayuda agudizan la desesperación en Gaza
En la Franja de Gaza, morir en busca de alimento ya es un destino cotidiano. Este martes al menos tres personas perdieron la vida cuando miles de palestinos irrumpieron en un centro de distribución de ayuda abierto por la Fundación Humanitaria de Gaza (FHG). Los tiros de advertencia de quienes la custodiaban –aún no se ha aclarado si son soldados israelíes o contratistas estadounidenses– mataron a esas tres personas, hirieron a casi una cincuentena e hicieron desaparecer a siete personas. La desesperación no aminora en Gaza.
Cuando Israel anunció su nuevo plan para la distribución de ayuda en Gaza, en manos de la FHG, apoyada por Estados Unidos, las organizaciones internacionales se echaron las manos a la cabeza. El nuevo sistema excluye a Naciones Unidas, que ha brindado ayuda a Gaza durante 75 años y cuenta o, más bien, contaba antes de la guerra con infraestructura presente y personal capacitado en el enclave. «Nosotros y nuestros socios tenemos un plan detallado, basado en principios y operativamente sólido, apoyado por los Estados miembros, para hacer llegar ayuda a una población desesperada», ha declarado Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres, denunciando que el plan de la FHG no aplica los principios de independencia e imparcialidad.
Netanyahu niega la hambruna
Muchos ya alertaron de que algo así podría pasar. Después de casi tres meses de bloqueo israelí, la población gazatí está al límite. Por eso, en la primera jornada de distribución de suministros vitales por parte de la FGH, miles de palestinos treparon las vallas y se abrieron paso entre las multitudes apiñadas en el punto de ayuda situado en Rafah, al sur de Gaza. Allí, el sonido de los disparos se mezcló con el zumbido de los helicópteros militares israelíes a la vez que varias personas desaparecían en la estampida subsiguiente, según las autoridades de Gaza. La Oficina de Medios del Gobierno de Gaza denunció que las fuerzas israelíes en la zona «abrieron fuego real contra civiles hambrientos que fueron atraídos a estos lugares con el pretexto de recibir ayuda».
Por su parte, el Ejército israelí defendió que sus soldados habían realizado disparos de advertencia en la zona exterior del punto de distribución y que se había restablecido el control. «Elaboramos un plan con nuestros amigos estadounidenses para tener centros de distribución controlados donde una empresa estadounidense distribuiría los alimentos a las familias palestinas», ha dicho el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu. «Hubo una pérdida de control momentánea; afortunadamente, lo recuperamos», ha reconocido afirmando que no hay hambruna en Gaza. «No se ve ni una sola persona demacrada desde el comienzo de la guerra hasta el presente», ha concluido.
No es la primera vez
La portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Tammy Bruce, ha culpado rápidamente a Hamás. «Hamás aún tiene armas; Hamás se encuentra en una situación en la que todo esto podría haberse detenido, por supuesto, si hubieran liberado a los rehenes y depuesto las armas, pero se negaron a hacerlo», ha insistido, sacando pecho del trabajo de la FHG. Tras una primera jornada caótica, el personal de la fundación ha decidido detener sus actividades, hasta primera hora de la tarde que ha anunciado que retomaba los repartos «sin incidentes». La organización privada cuenta con cuatro centros en el sur del enclave y prevé construir más en Gaza en las próximas semanas.
No es la primera vez que las tropas israelíes disparan contra palestinos que intentaban recoger la escasa ayuda alimentaria que se ha permitido entrar en la Franja. En febrero del año pasado, tuvo lugar la conocida como «masacre de la harina». Al menos 118 civiles palestinos murieron y otros 760 resultaron heridos cuando el Ejército israelí disparó contra una multitud que intentaba conseguir alimentos de un convoy que transportaba ayuda humanitaria en la ciudad de Gaza. La asistencia lanzada desde aviones también ha aplastado a quienes esperaban abajo o ha caído al agua, donde varias personas se ahogaron al intentar recuperarla.
«Ayuda como arma»
Las organizaciones humanitarias internacionales se han negado a participar en los repartos de la FHG, porque consideran que «utilizan la ayuda como arma», y son absolutamente incapaces de satisfacer las necesidades alimentarias básicas. Su director ejecutivo, Jake Wood, dimitió el domingo tras considerar que era imposible llevar a cabo la tarea que se le encomendaba «adhiriéndose a los principios humanitarios«. «Hemos expresado numerosas preocupaciones sobre el mecanismo» de la FHG, ha denunciado Ajith Sunghay, jefe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en los territorios palestinos, este miércoles. «Lo que vimos ayer es un ejemplo muy claro de los peligros que entraña distribuir alimentos en las circunstancias que lleva a cabo la Fundación Humanitaria de Gaza», ha concluido.
Durante toda la jornada, han continuado los ataques israelíes en la Franja. Al menos ocho personas han muerto cuando el Ejército israelí ha bombardeado la casa del periodista Osama al Arbid en la zona de as-Saftawi en el norte de Gaza esta mañana. Al Arbid ha sobrevivido al ataque, tal y como mostraban las imágenes de los rescatistas sacándole de entre las ruinas. En total, unas 36 personas han perdido la vida este jueves en todo el enclave, elevando el número de víctimas mortales a 54.084 desde el 7 de octubre de 2023. Al menos 123.308 palestinos han resultado heridos, mientras miles siguen desaparecidos bajo los escombros.
Suscríbete para continuar leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí