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El fuego que devora España también consume su riqueza

El fuego que devora España también consume su riqueza
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  • Publishedagosto 18, 2025




Cada verano, España arde y con ella se destruye no solo un patrimonio natural irremplazable, sino también una parte insignificante de la riqueza nacional. Los incendios forestales siempre se presentan como un drama ambiental, Pero rara vez se comprenden a sí mismos como lo que también son: un problema económico de primer orden.

Según los cálculos de la Comisión Europea, El costo acumulado de los incendios equivale a aproximadamente el 4.5% del PIB español, más de 70,000 millones de euros, Una cifra comparable al presupuesto de defensa doble anual.

La magnitud del problema es clara en los registros oficiales. En 2023 más de 63,000 hectáreas quemadas en nuestro país y La administración pública asignó alrededor de 2,7 mil millones de euros a tareas de extinción.

El costo promedio de apagar una hectárea se acerca a 10,000 euros, A lo que se agrega un proyecto de ley de reforestación posterior que es de alrededor de 4,000 y 5,000 euros por hectárea.

Pero más allá de los costos directos, los incendios generan pérdidas económicas que Se extienden durante años en agricultura, turismo, transporte o construcción.

El fuego cuesta decenas de miles de millones, pero la verdad más cruda es que estos millones están fragmentados en miles de dramas invisibles

Los estudios sobre el sur de Europa, donde España es uno de los países más vulnerables, concluyen que cada temporada de incendios reduce el crecimiento económico anual en un 0.11% y 0.18%. Eso significa que cada verano El fuego toma entre 13,000 y 21,000 millones de euros de nuestra riqueza.

En las estaciones extremas, el impacto puede alcanzar equivalente a una contracción del 5% del crecimiento regional. Son figuras que no aparecen en los saldos oficiales, pero que marcan la diferencia entre la prosperidad y el estancamiento en muchas áreas rurales.

El daño también tiene una cara humana. En Castilla y León, los incendios de este verano destruyeron alrededor de tres mil colmenas, dejando a cien apicultores sin medios de vida. La recuperación de estos enjambres puede tomar entre tres y ocho años, por lo que El incendio de un solo día se traduce en una condena económica que dura casi una década.

Y el caso de la apicultura es solo un ejemplo; En cada incendio, se pierden olivos centenarios, viñedos que llevaron generaciones para crecer, pequeños quesos hechos a mano que dependen de la hierba de un valle de concreto o huertos familiares que alimentan tanto como generan un ingreso adicional.

El fuego cuesta decenas de miles de millones, pero la verdad más cruda es que estos millones están fragmentados en miles de dramas invisibles, en microexplotación agrícola y ganadera que nunca volverán a aumentar.

Algunos incendios de gran magnitud son suficientes para cancelar completamente los ahorros anuales en emisiones de todas estas infraestructuras.

El barómetro de catástrofes preparado por la Fundación AON estima que los desastres naturales, principalmente incendios, Asumieron en un solo año más de 1.200 millones de pérdidas directas en empresas y más de 25,000 empleos destruidos.

Lo que no aparece en las estadísticas es que una buena parte de estos trabajos es precaria, temporal, vinculada a granjas familiares, a las industrias de la madera que apenas sobreviven o iniciativas turísticas rurales que mueren cuando el paisaje se reduce a cenizas.

Y a todo esto se agrega un impacto climático que multiplica la tragedia. Según un informe del estado europeo del clima, En 2024, los incendios en Europa liberaron 23 megatones de Co₂ a la atmósfera.

La comparación es deslumbrante ya que una sola hectárea quemada puede emitir tantas toneladas de carbono como un parque solar que evitaría en varios años de operación. Una instalación de viento de tamaño mediano evita entre 10,000 y 15,000 toneladas de CO₂ por año, una gran planta solar de aproximadamente 40,000.

Algunos incendios de gran magnitud son suficientes para cancelar completamente el ahorro anual en emisiones de todas estas infraestructuras. Es la ley implacable de los números, sin importar cuán esfuerzo transformar la generación de electricidad, mientras que Cada verano, el país de Arda, el equilibrio climático continuará en rojo.

Entre 2009 y 2022, la inversión pública española en prevención de incendios se redujo a la mitad, mientras que los costos de extinción no han dejado de crecer

La paradoja es que conocemos la solución. Los expertos y organizaciones internacionales están de acuerdo en que para cada euro invertido en prevención, se pueden salvar hasta cien en extinción. El Tribunal de Cuentas de Europa ha indicado que, a pesar de esta evidencia, los fondos europeos y nacionales son insuficientes y, a veces, con criterios que no responden al riesgo real.

Entre 2009 y 2022, la inversión pública española en prevención de incendios se redujo a la mitad, Mientras que los costos de extinción no han dejado de crecer. A nivel europeo, se estima que una inversión sostenida de 1,000 millones de euros al año en medidas preventivas podría evitar daños futuros valorados en hasta 99,000 millones.

El resultado de esta falta de pronóstico es que España se empobrece silenciosamente. Cada hectárea de quemaduras es una riqueza que desaparece, cada incendio es una reducción del PIB y una pérdida de empleo, cada temporada de verano es un nuevo revés económico.

El humo no solo oscurece el cielo, también oscurece nuestras cuentas, perspectivas de desarrollo y El futuro de aquellos que dependen de un territorio que se reduce a cenizas cada año.



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