El Kremlin coloca a Polonia en su punto de mira
80.000 metros cuadrados de superficie comercial, incluyendo a 12.000 metros cuadrados ‘indoor’. Y más de 1.400 kioscos, puestos de venta, tiendecillas varias y unidades comerciales, buena parte de las cuales se encontraban en manos de la comunidad vietnamita residente en Varsovia. En la madrugada del domingo 12 de mayo de 2024, Marywilska 44, uno de los mayores centros comerciales de la capital de Polonia, fue pasto de las llamas, en un atentado incendiario que constituyó un tremendo golpe económico para decenas de familias asiáticas, que vieron no solo cómo sus medios de vida eran reducidos a cenizas, sino también cómo sus ahorros guardados en cajas-fuerte estaban siendo pasto de las llamas, junto con pasaportes y otros documentos de identificación personal.
[–>[–>[–>Las autoridades polacas se tomaron tiempo en recabar pruebas, y al cabo de un año, en mayo pasado, señalaron sin ambages con el dedo acusador a Rusia. «Sabemos con certitud que el fuego de Marywilska fue causado por un ataque incendiario ordenado por los servicios especiales rusos», denunció el primer ministro polaco, Donald Tusk. Dos sospechosos que estaban filmando las premisas comerciales de Marywilska 44 habían sido detenidos en los meses previos, y proporcionaron a las fuerzas de seguridad locales la información sobre los autores intelectuales de un ataque que, según Varsovia, fue teledirigido desde Moscú. El Gobierno de Polonia, país que durante más de cuatro décadas, tras la segunda guerra mundial, solo pudo ejercer su soberanía de una forma limitada al formar parte del bloque satélite de Europa del este bajo la tutela de la URSS, no es amigo de especular cuando percibe injerencias desde su poderoso vecino del este, y de inmediato ordenó como represalia el cierre del consulado ruso en la ciudad de Cracovia.
[–> [–>[–>Todo ello no ha impedido que los sabotajes y los ataques híbridos, con casi total seguridad inspirados por la misma autoría, continúen formando parte del día a día noticioso en Polonia. En noviembre pasado, una explosión arrancó de cuajo un segmento de la principal línea férrea que une la capital polaca con la frontera ucraniana vía Lublin, un ataque sin precedentes «iniciado por los servicios secretos rusos», declaró Jacek Dobrzyński, portavoz del ministerio de Servicios de Seguridad. En septiembre, dos decenas de drones entraron desde Bielorrusia en el espacio aéreo polaco, obligando a las autoridades a cerrar cuatro aeropuertos.
[–>[–>[–>
Expertos y propagandistas
[–>[–>[–>
Valoraciones de expertos independientes, además de declaraciones imprudentes de políticos y propagandistas rusos de lengua suelta realizadas desde Moscú, certifican una realidad, más allá de todas las constataciones físicas mencionadas: Rusia se ha embarcado en una intensa campaña de guerra híbrida contra un buen número de estados de la Unión Europea; pero es Polonia, país fronterizo con Ucrania, el que concentra en estos momentos el grueso de estos ataques, extendiéndose el temor entre no pocos ciudadanos locales y responsables europeos de que en algún momento, la guerra híbrida acabe convirtiendose en algún momento en militar, siguiendo el ejemplo de lo que sucedió en Ucrania desde la anexión de Crimea en 2014. «El objetivo es desestabilizar Europa; quieren demostrar que somos vulnerables», valora a través del teléfono para EL PERIÓDICO Katarzyna Szaran, directora adjunta del Departamento de Comunicaciones Estratégicas y Lucha contra la Desinformación dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia.
[–>[–>[–>Una de las aptitudes que los expertos reconocen en el Kremlin a la hora de lanzar sus campañas de influencia es su capacidad de «tocar la tecla psicológica» adecuada en cada país para impulsar sus objetivos desestabilizadores, tal y como define Daniel Iriarte, periodista experto en seguridad global y autor del reciente libro ‘Guerras Cognitivas’ (Arpa, 2025). Es como si los agentes rusos dispusieran de la receta adecuada para cada país y en cada momento histórico, con el fin de maximizar sus posibilidades de conseguir su objetivo de sembrar el caos. Y en el caso de Polonia, azuzar el odio y la desconfianza hacia los ucranianos, en un país que acoge a cerca de dos millones de refugiados de esa nacionalidad desde los primeros compases de la invasión rusa, es un filón que las mentes pensantes del Kremlin parecen estar utilizando con fruición.
[–>[–>[–>
Los dos detenidos por el ataque incendiario a Marywilska eran precisamente ciudadanos ucranianos de habla rusa, uno de ellos originario de la región de Donbás, mientras que el segundo se hallaba en situación de busca y captura en su país de origen y residía en Bielorrusia, aún en la órbita del Kremlin. «Usar a ucranianos para cometer actos de sabotaje en Polonia es un movimiento muy inteligente de parte de Rusia; permite canalizar el odio hacia los ucranianos», confirma desde la ciudad de Lublin para EL PERIÓDICO Piotr Mateusz Bobolowicz, de Black Sky-Stop Fake project, página web especializada en desinfomación. Y los resultados no tardaron en aflorar. Según cálculos de Res Futura Data House, fundación dedicada a la investigación, el análisis y la consultoría en materia de seguridad de la información, cerca del 42% de los comentarios ‘online’ del suceso en la red social X estaban acusando a Ucrania del sabotaje y hasta un 19% veía la mano del Ejecutivo polaco en el sabotaje. Tan solo un 24% parecía entender lo que había sucedido en realidad: los responsables intelectuales del suceso se hallaban en Moscú, pese a la nacionalidad ucraniana de sus autores materiales.
[–>[–>
[–>Incendio en el centro comercial Marywilska 44 en Varsovia. / Norbert Ofimanski / AP
[–>[–>[–>
Investigaciones periodísticas corroboran que Moscú se halla detrás de esta estrategia de recurrir en Polonia a saboteadores ‘low cost’, cuyos agentes prometen cantidades reducidas de dinero por determinadas acciones, a sabiendas de que más pronto que tarde serán capturados por las fuerzas de seguridad.’Online’, en canales de Telegram, se ofrecen cinco dólares por realizar pintadas y grafitis contra el Gobierno, 10 dólares por destruir una cámara de vigilancia, algo más por instalar una, y hasta 10.000 dólares por hacer descarrilar un tren. Los sabotajes tienen como finalidad «extender entre la ciudadanía la sensación de inseguridad«, analiza Szaran. Como era de esperar, desde el Kremlin se han rebatido todas estas acusaciones, puntual y metódicamente, a medida que se iban pronunciando. «Las relaciones bilaterales se hallan en un estado deplorable; Polonia elige la hostilidad contra nosotros», respondió el portavoz presidencial ruso Dmitri Peskov.
[–>[–>[–>
Los sabotajes son solo la parte más visible de una estrategia deliberada y coordinada para sembrar caos y desestabilización, y que incluye otros elementos tan o más efectivos, pero menos notorios, como los ciberataques y la desinformación. Respecto al primer capítulo, Polonia ha experimentado un marcado incremento de los mismos y está registrando ataques cibernéticos «cada día» contra instalaciones vitales como hospitales o empresas suministradoras de servicios básicos, entre 40 y 50, según informaciones periodísticas. En términos anuales, de acuerdo con cálculos gubernamentales recientes, la cifra podría elevarse a unos 4.000. En muchos casos, se trata de ‘phishing’, envío de archivos falsos por parte de entidades suplantadas a través del correo electrónico o mensajes de SMS para acceder a datos personales, de los ciudadanos –cuentas bancarias, direcciones de domicilios– o instalar malware en sus dispositivos electrónicos. «Es un tema del que no se habla mucho; el Gobierno está deteniendo muchos de ellos, aunque no le guste demasiado jactarse de ello», certifica Bobolowicz.
[–>[–>[–>Narrativas dificiles
[–>[–>[–>
Las narrativas desencadenadas por la desinformación, sin embargo, están siendo mucho más difíciles de combatir y erradicar para las agencias de verificación y las autoridades polacas, quienes calculan que más del 50% de las conversaciones que se mantienen en las redes sociales no son reales e involucran a perfiles falsos no manejados por personas individuales. Evidentemente, Polonia, un país con un larguísimo historial de enfrentamiento y disputas con su vecino del este, «jamás va a ser prorruso», certifica Szaran, ante lo cual el objetivo de Moscú es azuzar las divisiones internas en los temas que más le interesan, como es la membresía de la OTAN o la UE. De paso, se merma la capacidad de reacción de un país con uno de los ejércitos más potentes de toda la UE que, en caso de conflicto entre Occidente y Rusia, se situaría en la primera línea del hipotético frente bélico. Los datos que corroboran el relativo éxito de estas maniobras rusas son hasta sorprendentes. Entre las generaciones jóvenes, que no tienen recuerdo de los años en que Moscú tutelaba de cerca el país, disminuye el respaldo a ser parte de la OTAN, certifica Szaran.
[–>[–>[–>
Entre los casos más relevantes de desinformación que se han constatado, se encuentran las informaciones falsas de enfrentamientos enre el ministro de Exteriores polaco, Radoslav Sikorski, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, o acusaciones sin fundamento contra el primer ministro, Donald Tusk, de ser proalemán o directamente un agente de Alemania, país con el que Polonia también ha mantenido graves contenciosos a lo largo de su historia común. Los resultados están consiguiendo su objetivo, a decir de Bobolowicz. «Nunca hemos estado tan divididos», constata este experto, quien cita como ejemplo las constantes disputas enre el primer ministro Tusk, al frente de la centrista Plataforma Cívica, y el líder de la coalición derechista Ley y Justicia, Jarosław Kaczyński, y que tiene incluso su reflejo en temas tan delicados como la judicatura, ámbito en el que políticos de un campo no reconocen a unos jueces y otros del campo contrario no reconocen a otros jueces. Dentro de dos años, los ciudadanos polacos deber regresar a las urnas para elegir la composición de su Parlamento, y para entonces, las grietas que se vislumbran en la actualidad podrían acabar generando una fractura social difícil de salvar. «Rusia trabaja a largo plazo», certifica Szaran.
[–>[–>[–>[–>[–>[–>
Suscríbete para seguir leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí