Él y su inquisidor Musk quieren triturar completamente a la sociedad civil
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Uno de los primeros contactos que tuvo Elon Musk, el hombre más rico del mundo, con los sindicatos en Europa desencadenó la huelga más larga de toda Escandinavia. El magnate, que tras comprar Twitter (hoy X) despidió a miles de empleados, especialmente a aquellos que no le juraron lealtad absoluta en su nuevo proyecto, y que está a favor del teletrabajo pero solo si es para hacer horas extra en casa, continúa a la greña con los mecánicos suecos de Tesla. A día de hoy y desde el 27 de octubre de 2023, el paro del sindicato IF Metal para exigir negociar algo tan común en Europa como es un convenio colectivo sigue en marcha.
La actitud y maneras del nuevo asesor de Donald Trump le ha llevado, en el Viejo Continente, a amenazar a Berlín con llevarse la fábrica que tiene allí a Shanghái si no le permiten ampliar sus terrenos. Pero la agresividad con la que se mueve en Estados Unidos es muy superior, según explica la sindicalista estadounidense del movimiento Labor Notes Ellen David Friedman, en conversación con EL PERIÓDICO. “Donald Trump y su gran inquisidor, Elon Musk, quieren triturar completamente la sociedad civil norteamericana”, afirma.
Trump se Comporta Más como emperador que elgo un presidente
Friedman está estos días de gira por Europa -a Barcelona la ha invitado la CGT– y explica como el sindicalismo, pero también las organizaciones LGTBI o el movimiento por los derechos civiles viven con auténtico «horror» los primeros días del segundo mandato de Trump. “Se comporta más como un emperador que como un presidente. Lo que está haciendo tiene precedentes, pero el ritmo, la intensidad y la transversalidad no busca solo perseguir a sus enemigos, sino aplastarnos”, opina.
Sindicalismo a la baja
¿Cómo Donald Trump ha conseguido que millones de estadounidenses, que han visto como sus salarios se depreciaban, que su cobertura sanitaria se iba recortando y que la inseguridad crecía en sus calles, vean en los inmigrantes y no en la agenda de un multimillonario su principal amenaza? Una pregunta sobre la que los movimientos sociales llevan tiempo reflexionando y a la que no han encontrado todavía respuesta clara.
Friedman carga contra el sindicalismo estadounidense mayoritario, que según su tesis está pagando décadas de falta de combatividad, de centrar su acción en ofrecer servicios a sus afiliados y la ausencia de autonomía respecto al Partido Demócrata. “Los demócratas no han demostrado estar dispuestos a luchar por nadie y así la base sindical se ha ido haciendo cada vez más pequeña”.
En 2024, la tasa de afiliación sindical en Estados Unidos alcanzó un nuevo mínimo histórico del 9,9%, bajando por primera vez del 10% y consolidando una tendencia a la baja prolongada desde 1983, cuando la afiliación sindical era del 20,1%, según datos del departamento de estadísticas laborales de EEUU, citado por Reuters.
Una cifra especialmente baja si se tiene en cuenta que, a diferencia de en España, los acuerdos que alcanzan las centrales para regular salarios y condiciones solo afectan a los empleados sindicatos, no a todos.
Deportaciones masivas
Uno de las promesas electorales de Trump que más titulares ha copado son las deportaciones masivas de inmigrantes. “No es nada nuevo, fueron mayores bajo los mandatos de Barack Obama y Joe Biden que bajo el primer mandato de Trump. Y, con todas estas deportaciones, la vida no ha mejorado para la clase trabajadora”, afirma Friedman.
Durante el mandato de Biden, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) deportó a 271.484 inmigrantes en el año fiscal 2024, que abarca desde octubre de 2023 hasta septiembre de 2024. Esta cifra representa el número más alto de deportaciones de la última década, superando el récord anterior de 267.000 deportaciones alcanzado por el propio Trump, en 2019, durante su primer mandato. Falta por ver cuántos migrantes logra deportar en su segunda presidencia.
Barack Obama y Joe Biden Deportaron A Más Gente que Trump Durante Su Primer Mandato
Esa agenda antimigratoria, según explica la sindicalista, no busca expulsar realmente a los migrantes de EEUU -“¿Quién haría la mayoría de trabajos que hacen? La clase obrera blanca no los quiere”, afirma-, sino generar un estado de opinión que precarize todavía más sus condiciones. Como ejemplo cita la ley HB-433, aprobada el año pasado por el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, y que prohíbe a ciudades y condados exigir a las empresas agrícolas medidas mínimas de prevención de riesgos laborales, como zonas de sombra para descansar o fuentes de hidratación. “Hasta ahí hemos llegado”, lamenta.
Friedman, en un ejercicio de optimismo, recuerda que no es la primera vez que en Estados Unidos un “oligarca” como Donald Trump gobierna y confían en las nuevas generaciones de jóvenes, más politizados y con mayor consciencia ambiental, como germen de un nuevo movimiento sindical que permita plantar cara a la ofensiva republicana, pero también años atrás demócrata, contra los derechos laborales. Los estudiantes de secundaria, también los universitarios y los jóvenes trabajadores están mucho más interesados en el movimiento obrero. Son curiosos y están verdaderamente enfadados”, apunta.
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