Es el mejor que podíamos conseguir
“Este es claramente el mejor acuerdo que podíamos conseguir en unas circunstancias muy difíciles”, ha dicho el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, durante una rueda de prensa este lunes en la que ha defendido el pacto alcanzado con Estados Unidos, que supondrá un incremento de los aranceles al 15% para los productos europeos, a cambio de frenar la guerra comercial.
El mundo antes del 2 de abril, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inició una guerra comercial global imponiendo un incremento sustancial de los aranceles a todas las importaciones, ya no existe. La única opción posible en este escenario, ha insistido Sefcovic, es adaptarse. La Comisión Europea, ha dicho el esloveno, ha hecho los cálculos, y el acuerdo alcanzado el pasado domingo era el mejor posible dadas las circunstancias.
Sefcovic ha asegurado que la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, entró a su reunión con Trump con un 30% de aranceles sobre la mesa. Salió con un 15%, con algunas excepciones a negociar, pero también con una rebaja sustancial a las importaciones estadounidenses, el compromiso de compras por valor de miles de millones de euros en sectores estratégicos como la energía, y también de un aumento sustancial de la inversión.
A cambio, Bruselas frena la escalada. “Una guerra comercial puede parecer atractiva para algunos, pero conlleva graves consecuencias”, ha advertido Sefcovic insistiendo en que el acuerdo alcanzado evita una escalada y permite “un alivio inmediato”. También insisten desde la Comisión en que el pacto da cierta predictibilidad a las empresas, aunque el precio a pagar será alto.
El coste
La Comisión calcula que alrededor del 70% de las exportaciones europeas estarán sujetas al incremento del 15% de los aranceles. Bruselas estima que en el pasado, Estados Unidos recaudaba entre 6.000 y 8.000 millones de euros en en tasas, entonces de media en torno al 2%. Con el sustancial incremento que implica el acuerdo, El Ejecutivo considera que la recaudación pordría llevar a los 80.000 millones que alega, acabarán pagando los consumidores estadounidenses. También considera que el volumen comercial cambiará, con los exportadores buscando destinos alternativas.
Para muchos el acuerdo es inestable y desequilibrado. Bruselas defiende que tiene el compromiso político de Trump de que incluso si incrementa los aranceles a los microchips o los productos farmacéuticos, la medida no afectaría a la UE más allá del 15% pactado. También que han logrado defender su «autonomía regulatoria» ya que el acuerdo solo contempla un diálogo sobre los estándares de fabricación de coches, pero nada sobre cuestiones fitosanitarias o regulación digital.
«Las conversaciones con Estados Unidos no acaban aquí, simplemente entran en una nueva fase», ha asegurado una alta fuente europea. De hecho, quedan cuestiones de peso que resolver como una posible excepción a sectores particularmente sensibles para Europa como las bebidas espirituosas, o qué pasa con los aranceles sobre el aluminio y el acero, que de momento se mantienen en un 25%. Aquí también, Bruselas confía en el diálogo para buscar una solución.
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