Esperemos que se pongan de acuerdo antes de que tengamos que volver a casa

Se hacen colas. Se pasan vallas y controles de seguridad, alguno incluso se asusta al ver patrullar a los soldados con sus futuristas fusiles antidrones. Pero nadie da vuelta atrás. El objetivo es entrar en la plaza de San Pedro del Vaticano y estar allí en el momento de la anhelada fumata. Nariz arriba. Ojos clavados hacia la chimenea de la capilla Sixtina. Allí donde días atrás la instalaron los bomberos y donde ahora está de jarana una familia de gaviotas, indiscretamente retratada. Primero por los fotógrafos emplazados en el brazo de Carlomagno; luego por los turistas. Que hacen muchas preguntas, preguntas que no tienen respuesta.
Los tres hermanos Jakubovick no se lo querían perder. Partieron de Hungría el miércoles y el jueves ya estaban delante de la basílica de San Pedro. «Llegamos el martes, pero nos perdimos la primera fumata. Nuestros padres también querían viajar pero mi padre es médico y no podía dejarlo todo», dice Noemi, de 21 años, al lado de Zoltán, que casi no habla inglés, y Jazmin, la mayor, con 23 años. «Ojalá gane [Péter] Erdő. El es húngaro«Agrega.
A sus 17 años, Tosha, originaria de Varsovia, piensa igual. Con un matiz: en su caso, quiere que el Papa sea polaco. ¿La razón? Una pragmática: ella es polaca. «Juan Pablo II era una persona muy buena, el mejor de todos, y que él fuera Papa fue muy importante para Polonia», insiste, mientras su padre le insiste que aclare que son ellos «buenos» católicos. «¿Se sabe algo? ¿Quién será finalmente el nuevo Papa? Ya estuvimos anoche aquí pero no pasó nada», pregunta entonces Tosha. «Esperemos que se pongan de acuerdo antes que regresemos. Tenemos el avión para esta tarde», avisa.
Francisco fans
Sandra, portuguesa, es otra música. Es atea. Se le ve el pelo. «Sí, no me interesa demasiado todo esto, pero aún así tenía mis vacaciones ya planeadas en Roma y por eso estoy aquí, es muy curioso lo que está pasando», aclara. «¿Francisco? Sí, claro, ojalá elijan a otro como él. Nos enseñó que estamos todos en la misma barca», agrega finalmente.
Giweon Ree (derecha) con su hermana y su madre, este jueves en la Plaza de San Pedro. / IRENE SAVIO
A GiWeon Ree, coreana de 50 años, también le gusta la idea. Está de viaje con su madre y su hermana, y han decidido darse un paseo por la plaza. «Me dijeron que si el humo es blanco es una buena noticia«, cuenta Ree. «No soy católica, eh, pero Francisco me gustaba», puntualiza. «Sí, parecía un buen hombre, aunque ayer nos asustamos un poco, hay muchos policías y soldados por toda esta zona, ¿verdad?», afirma la turca Okur, menos interesada en el bullicio vaticano.
«¿Pero qué pasó ayer, por qué tardaron tanto?», interviene entonces Sandra, la portuguesa, al recordar que el lunes hubo que esperar tranquilitos más dos horas (del horario estimado inicialmente por la Santa Sede) para ver el humo salir de la chimenea.
‘Repubblica’ tiene la respuesta
El periódico italiano ‘Repubblica’ quizá lo sepa. No se sabe cómo. En su edición digital, ha publicado una lista con las especulaciones más probables. Para no meter demasiado la pata, de hecho, ha citado a tres. La primera: que el predicador de la Casa Pontificia, el cardenal Raniero Cantalamessa, habló demasiado.
«¿Qué pudo haber pasado? No hay precedentes en la historia reciente de un retraso de este tipo. Hay que proceder con hipótesis razonables. La más simple es que los tiempos se hayan alargado también debido a la meditación del predicador Raniero antalamessa, que comenzó después del extra omnes«, ha dicho ‘Repubblica’. «Aunque tampoco se puede excluir un problema técnico con la estufa», ha añadido. «O que haya habido un contratiempo en la votación y que, por lo tanto, el escrutinio haya sido anulado y repetido», ha concluido.
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