Estonia denuncia un «cruce ilegal» de su frontera por parte de guardias rusos y exige «explicaciones» inmediatas
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Rusia vuelve a poner a prueba a la OTAN. Él Ministerio de Asuntos Exteriores de Estonia Este jueves acusó guardias fronterizos rusos de violar la frontera común a la altura del río Narva, donde han registrado un «cruce ilegal» en la línea de control temporal que separa ambos países.
«Esta mañana, la policía y la guardia fronteriza de Estonia denunciaron actos ilegales en la línea de control con Rusia, en el río Narva, por parte de tres guardias rusos alrededor de las 10:00 de la mañana (hora local)”, indicó el Ministerio en un comunicado.
Así, ha explicado que estos hechos fueron detectados gracias a las «imágenes de las cámaras de seguridad» ubicadas en la zona, en las que se puede ver cómo los guardias, a bordo de un aerodeslizador, Se detienen a la altura de un espigón, desembarcan y caminan sobre el
estructura».
«Para pasar por encima del rompeolas, los guardias rusos haber cruzado previamente la línea de control que separa los dos territorios», dice el documento, que precisa que posteriormente los tres regresaron al aerodeslizador y regresaron a la costa rusa.
Las autoridades estonias, que han informado de que se han iniciado varias investigaciones, se han puesto en contacto con representantes del Gobierno ruso para «Exigir explicaciones» al respecto.
En mayo pasado, Estonia acusó a Rusia de Quitar «unilateralmente» una serie de boyas. colocado en el río Narva para establecer la frontera común en la zona, una medida que enmarcaba un supuesto «patrón de conducta provocadora» por parte de Moscú «en Europa».
Ese incidente ocurrió poco después de que Moscú propusiera Revisar los límites de las aguas territoriales rusas en el Mar Báltico.un proyecto que podría entrar en vigor el próximo año y que permitiría ajustar la frontera en torno a las islas rusas situadas en el golfo de Finlandia y frente a Kaliningrado.
Esta propuesta provocó la reacción inmediata de Finlandia y Lituania, que criticaron el plan de Moscú. Desde entonces, Helsinki ha sostenido que «causar confusión forma parte de una estrategia híbrida para influir en terceros países», mientras que Vilnius ha hablado de «provocación» para tratar de «intimidar a los países vecinos».
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