Europeístas y ultranacionalistas miden sus fuerzas en Varsovia a una semana de las presidenciales
El europeísmo del liberal Rafal Trzaskowski y el ultranacionalismo de Karol Nawrocki exhibieron su capacidad de movilización este domingo, a una semana de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Polonia. Varsovia fue así escenario de dos multitudinarias marchas que partieron desde el centro de la capital y por calles paralelas, aunque en sentido opuesto: hacia la plaza de la Constitución, para los europeístas, y la del Castillo, para los ultranacionalistas.
“Votad por una Polonia soberana”, pidió el líder de Ley y Justicia (PiS), Jaroslaw Kaczynski, durante décadas el hombre fuerte de la política polaca. Su propósito es lograr que Nawrocki suceda a Andrzej Duda, quien accedió a la presidencia del país en 2015. Desde este puesto ha practicado el bloqueo sistemático a los proyectos clave del primer ministro, Donald Tusk, correligionario de Trzaskowski y en el poder desde 2023.
“Creo en Europa, creo en Polonia y creo en ti”, afirmó Tusk, en dirección a su candidato, el carismático alcalde de Varsovia. “Polonia, despierta: no podemos seguir así”, prosiguió el primer ministro, en alusión al veto que ha impuesto Duda a su Gobierno. “Esto no es un casting: es la definición de una vía”, apuntó Trzaskowski.
Según estimaciones de la agencia polaca de noticias PAP, ganó la partida de la movilización el alcalde, con unos 140.000 asistentes. La marcha del PiS congregó a unas 50.000 personas. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el candidato de la liberal Plataforma Cívica (PO) jugaba con ventaja, por representar al voto urbano, mientras que al PiS se le identifica con el rural.
El alcalde capitalino ganó la primera vuelta de las presidenciales, pero con una ventaja mínima: un 31,4 %, frente al 29,5 % de quien será su único rival en la segunda vuelta, el 1 de junio. Es un político carismático y con rodaje, mientras que el candidato del PiS es un neófito y además su reputación está sacudida por escándalos relacionados con sus negocios.
Sin embargo, el dominio inicial del alcalde parece haberse diluido. Un sondeo publicado esta semana daba una ventaja de hasta cuatro puntos para el ultraconservador Nawrocki. Otra encuestadora, IPSOS, les situaba en empate técnico.
El radicalismo libertario como factor clave
La victoria de uno u otro puede depender del electorado del derechista radical y libertario Sławomir Mentzen, que en la ronda del 18 de mayo quedó tercero con un 14,8 %.
Mentzen, líder de ‘Confederación’ es una figura extravagante, cuyos mítines discurren entre jarras de cerveza y consignas extremistas. No solo el PiS, sino también el PO de Tusk pugnan ahora por ganarse a su electorado ante la ronda de desempate.
Mentzen desafió a ambos finalistas a participar en su chat en You Tube, ya que desprecia los canales convencionales. Les impuso como condición que respondieran a un catálogo de preguntas, a lo que Nawrocki accedió de inmediato.
Pese a su mayor cercanía ideológica con el PiS, no está claro por cuál de los dos finalistas se decantará su base. El partido de Kaczynski representan a la Polonia rural. Causa rechazo entre los electores más jóvenes del líder libertario, que además repudian la política de ayudas a las familias y al campo a las que el PiS debe sus triunfos.
Abismos en política exterior
El partido de Mentzen se opone el envío de tropas a Ucrania y al ingreso de ese país en la OTAN. Eso le distancia de los dos candidatos de la lucha por la presidencia. Pese a sus posiciones antagónicas respecto a Europa, si algo comparten el partido de Kaczynski y el de Tusk es el compromiso con la ayuda a Kiev, además del temor a la voracidad expansionista de la Rusia de Vladímir Putin.
La gran baza de Trzaskowski es la misma que llevó a Tusk al éxito: atraerse a la izquierda moderada y a cuántos quieren dejar atrás la ‘era PiS’. Tusk llegó al poder en 2023 al frente de una coalición de amplio espectro, pese a que el partido más votado fue el PiS.
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