Explican cómo los bebés aprenden a ver después de nacer ciegos por cataratas
Algunos bebés nacen con ceguera temprana debido a densas cataratas congénitas bilaterales, que requieren cirugía para restaurar la visión. Este período de meses sin visión puede dejar una huella permanente en cómo el cerebro procesa los detalles visuales, pero sorprendentemente … poco en reconocer caras, objetos o palabras.
Ésta es la principal conclusión de un estudio internacional realizado por neurocientíficos de la Universidad de Lovaina (UCLouvain), en colaboración con la Universidad de Gante, la KU Leuven y la Universidad McMaster (Canadá), y publicado en la prestigiosa revista “Nature Communications”.
Utilizando imágenes cerebrales, los investigadores compararon un grupo de personas que se sometieron a una cirugía de cataratas congénitas cuando eran niños con personas que nacieron con visión normal.
Los resultados son sorprendentes: en las personas que nacen con cataratas, la zona del cerebro que analiza los pequeños detalles visuales (contornos, contrastes, etc.) conserva una alteración permanente derivada de esta ceguera temprana.
Por el contrario, las regiones más desarrolladas del cerebro visual, responsables de reconocer rostros, objetos y palabras, funcionan casi con normalidad.
Estos resultados biológicos fueron validados por modelos informáticos que utilizan redes neuronales artificiales.
terapias visuales
Esta distinción entre áreas del cerebro alteradas y preservadas abre la puerta a nuevos tratamientos. En el futuro, los médicos podrán ofrecer terapias visuales que se adapten mejor a cada paciente.
“El cerebro de los bebés es mucho más adaptable de lo que pensábamos», explica Olivier Collignon, profesor de la Universidad de Lovaina (UCLouvain). «Incluso si carecen de visión a una edad temprana, el cerebro puede adaptarse y aprender a reconocer el mundo que lo rodea, incluso con información incompleta».
Estos resultados también desafían la idea de un único “período crítico” para el desarrollo visual. Ciertas áreas del cerebro son más vulnerables a la pérdida temprana de la visión, mientras que otras conservan una sorprendente capacidad de recuperación.
«El cerebro es a la vez frágil y resistente», añade Olivier Collignon. Las primeras experiencias son importantes, pero no lo determinan todo.
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