Franco ha muerto, sus ideales…deberían
Se habla mucho, sobre todo desde ciertos medios de comunicación ideologizados y escorados a la derecha, de la polarización de la sociedad española. Sin embargo, la realidad es que, en lo que a la pasada dictadura se refiere, es un debate que sigue abierto, con nuevas líneas de investigación académica, como se ha demostrado en el XII Encuentro sobre Investigaciones del Franquismo celebrado los pasados días 5, 6 y 7 de noviembre en Oviedo, organizados por la Fundación Juan Muñiz Zapico y el Área de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo. Y llama la atención que la mayoría de los casi dos centenares de participantes eran gente joven.
[–>[–>[–>Lejos de ser un asunto del pasado, que exista ese debate en la sociedad demuestra que el legado del franquismo sigue vivo, entre una mayoría social que reclama la recuperación de la memoria de las víctimas y una persistente, aunque minoritaria, añoranza de la dictadura favorecida por partidos políticos negacionistas y filofranquistas que hacen del bulo su principal medio de difusión. Añoranza, que no ideología, por mucho que la disfracen.
[–> [–>[–>En el año en que conmemoramos el cincuenta aniversario de la muerte del dictador, varios hitos han marcado el desarrollo de la memoria democrática. Por un lado, continuando con la implementación de la Ley, con acciones concretas como la declaración de lugares de memoria que, en la práctica, buscan legitimar el reconocimiento a las víctimas de la represión. En Asturias muy pronto será declarado Lugar de Memoria Democrática la mina de La Camocha, ejemplo de lucha antifranquista, reivindicación obrera y donde se sitúa el inicio de las Comisiones Obreras.
[–>[–>[–>
Otra de las realidades más palpables es la cada vez más intensa labor de búsqueda y exhumación de personas desaparecidas durante la dictadura, un amargo recuerdo de que las heridas siguen abiertas para muchas familias, incluso con un alcance transgeneracional que ha permitido que miles de descendientes de exiliados y víctimas del franquismo hayan podido recuperar la nacionalidad española.
[–>[–>[–>Junto con la justa reparación de la memoria de las víctimas, aún persiste en ciertos sectores una nostalgia del franquismo a caballo entre los neoconservadores que idealizan un periodo de supuesta «paz y orden» y los fascistas declarados, muchas veces jóvenes que no conocieron la dictadura ni la realidad histórica de un régimen basado en el miedo y el más estricto control social. Una dictadura militar caracterizada por la total ausencia de libertades que, entre otras cuestiones, paradójicamente no les permitiría realizar las manifestaciones que celebran ni expresarse con la libertad con que pueden hacerlo hoy en día.
[–>[–>[–>
Tras casi cincuenta años de la muerte de Franco sí podemos decir que sus ideales han muerto. Pervive cierta nostalgia cada vez menos numerosa pero más ruidosa. Quienes sí han salido de las cavernas han sido los nuevos fascistas, hijos y nietos de los de antaño, pero con la diferencia de que mientras los de antes se basaban en una ideología supremacista y nacionalcatólica, los de ahora están bajo la red de intereses financieros y élites económicas, movimientos sociales polarizados y plataformas de difusión digital. Un neofascismo caracterizado por su alianza con el neoliberalismo y el capital financiero, y con unos objetivos muy claros para con la clase trabajadora, buscando eliminar su autonomía, sus derechos adquiridos y su capacidad de organización colectiva.
[–>[–>
[–>La «batalla cultural» por el relato está en su auge; el campo de batalla está en la política, en los medios de comunicación y en la sociedad, evidenciando que el legado del golpe de Estado, la guerra y la dictadura continúan siendo heridas abiertas y un campo de disputa ideológica que, sin embargo, así lo creo, no permite hablar de una ideología franquista. Sí de una ideología neofascista, vanguardia del neoliberalismo y que enfrenta a los privilegios de una élite contra los derechos de la mayoría, haciendo más necesario que nunca un ejercicio de memoria donde las víctimas del franquismo han sido las semillas de árboles que han dado sus frutos en forma de verdad, justicia y reparación; donde la memoria es el argumento de quienes creemos en las libertades democráticas. Y por qué no, el impulso que nos hace seguir clamando ¡no pasarán!
[–>[–>[–>
Suscríbete para seguir leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí