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Hablar más de dos idiomas nos protege frente al envejecimiento acelerado

Hablar más de dos idiomas nos protege frente al envejecimiento acelerado
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  • Publishednoviembre 10, 2025


Basta hablar un idioma, además de la lengua materna, para envejecer más lentamente que los monolingües. Además, este efecto es acumulativo: dos, tres o más idiomas brindan una protección aún mayor.

Estas son algunas de las conclusiones de un estudio publicado en el Revista ‘Nature Aging’ que sugiere que el uso habitual de más de una lengua, el multilingüismo, puede estar asociado a un menor riesgo de envejecimiento acelerado. Los hallazgos, basados ​​en datos de más de 86.000 personas de 27 países europeos, incluida España, sugieren que promover el aprendizaje y uso de múltiples idiomas podría contribuir a estrategias de envejecimiento saludable a nivel poblacional.

El envejecimiento representa uno de los mayores desafíos para la salud pública mundial, ya que está vinculado al deterioro cognitivo y la pérdida de capacidades funcionales. Por tanto, la identificación de factores protectores es una prioridad. Estudios anteriores han sugerido que el multilingüismo podría ayudar a mantener la función cognitiva, aunque los resultados fueron inconsistentes debido a muestras pequeñas o metodologías limitadas.

Dirigido por Agustín Ibáñez, investigador del Instituto de Salud Global del Trinity College de Dublín (Irlanda), el estudio analizó datos de 86.149 personas de entre 51 y 90 años recogidos en 27 países europeos.

De esta forma, estimaron si el envejecimiento de cada participante era más rápido o más lento de lo esperado en función de su salud y estilo de vida.

Por ejemplo, los resultados mostraron que Las personas monolingües tenían aproximadamente el doble de probabilidades de experimentar un envejecimiento aceleradomientras que los hablantes de varios idiomas tenían casi un 50% menos de riesgo. Además, se ha observado un efecto acumulativo: cuantos más idiomas habla una persona, más lento es su proceso de envejecimiento.

Incluso cuando se ajustan los datos por edad, nivel educativo, actividad física, factores sociales y contexto sociopolítico, el efecto protector del multilingüismo sigue siendo significativo.

factor de protección

“Nuestro trabajo redefine el multilingüismo más allá de una competencia comunicativa”, afirma Ibáñez a ABC Salud. «Es un factor neuroprotector en el envejecimiento bioconductual. En lugar de centrarnos en medidas tradicionales de reserva cognitiva o funciones lingüísticas aisladas, utilizamos un reloj bioconductual que integra variables muy amplias asociadas con el envejecimiento: salud cardiometabólica, funcionalidad, cognición, educación, actividad física, bienestar y capacidades sensoriales. Los resultados mostraron que quienes utilizan varios idiomas experimentan un envejecimiento más lento y una menor probabilidad de deterioro con el tiempo. «En otras palabras, el multilingüismo parece ser una forma cotidiana y accesible de promover la salud del cerebro y el cuerpo, no sólo una habilidad cultural. »

Ibáñez advierte que este es un estudio observacional a nivel poblacional y por lo tanto no establece causalidad individual. «Trabajamos con datos de encuestas longitudinales sobre el envejecimiento de más de 86.000 adultos de 27 países europeos y, aunque el tamaño de la muestra y la diversidad fueron grandes, el multilingüismo se midió globalmente, es decir, a nivel nacional. Esto implica que no podemos captar aspectos individuales como el dominio, la edad de adquisición o la frecuencia de uso de cada lengua a nivel individual sino por país. Además, incluso si controlamos por un gran número de factores -los llamamos exposomas- como la migración, la distancia entre lenguas, desigualdades estructurales y de género, calidad del aire o indicadores de democracia y libertad política, aún puede haber variables no observadas que influyan parcialmente en los resultados. Entonces, aunque los resultados son muy consistentes, prefiero hablar de una asociación fuerte y repetible que de una relación estrictamente causal.

Para el investigador, el efecto protector del multilingüismo surge de una interacción entre varios niveles. «Adentro plan cerebralLa gestión constante de varios idiomas obliga a que los circuitos de control ejecutivo, atención y memoria de trabajo funcionen de forma más eficiente y flexible. Son precisamente estos sistemas los que tienden a deteriorarse con la edad, y su estimulación continua puede contribuir al mantenimiento de la plasticidad y la conectividad neuronal.

Por otra parte, en el avión cognitivoEl cambio frecuente de un idioma a otro fortalece la capacidad de inhibir información irrelevante y adaptarse a contextos cambiantes, procesos esenciales para la reserva cognitiva, mientras se está al nivel. social y emocional, el multilingüismo amplía las redes interpersonales y la participación cultural, lo que ayuda a reducir el estrés y la inflamación sistémica. En conjunto, “estos mecanismos configuran una resiliencia multinivel que actúa sobre el cerebro, el cuerpo y el entorno social”.

Implicaciones éticas

Si el multilingüismo tiene un impacto real en la ralentización del envejecimiento, Ibáñez reconoce que tiene implicaciones éticas y prácticas ya que «debe fomentarse el acceso equitativo al aprendizaje de lenguas como política de salud pública».

Pero con sensibilidad ética: “no se trata de imponer el aprendizaje de idiomas como una obligación, sino de crear oportunidades accesibles que vinculen educación, inclusión cultural y bienestar. Aprender un idioma no sólo abre puertas cognitivas, sino también sociales y emocionales.. En contextos donde el acceso a la educación es limitado, puede ser una herramienta para la equidad y el empoderamiento, particularmente en comunidades vulnerables.

A la pregunta de si es posible que la capacidad humana para manejar múltiples lenguas surgiera no sólo como una ventaja comunicativa, sino también como un mecanismo de adaptación para preservar la plasticidad cerebral a lo largo de la vida, favoreciendo la supervivencia de comunidades diversas, Ibáñez señala que el lenguaje no sólo ha permitido comunicarnos, sino que también ha mantenido al cerebro en un estado de adaptabilidad. «En comunidades diversas y multilingües, la necesidad de adaptarse a múltiples códigos lingüísticos probablemente haya actuado como un estimulación constante de la flexibilidad neuronal, la memoria y la empatía, la adaptación social«.

En un comentario al artículo, Jason Rothman, de la Universidad de Lancaster, y Federico Gallo, de la Universidad de Nebrija, señalan que el estudio refuerza la idea de que promover el aprendizaje y uso de múltiples idiomas podría constituir una estrategia de salud pública accesible y eficaz para promover un envejecimiento cognitivo más saludable.



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