tadej Pogacar no sólo corre más rápido que nadie; También vive rodeado de expectativas, prioridades y obligaciones. Tras un año académico 2025 que ya aparece en los libros —con 20 victorias, su cuarto Tour, tres Monumentos y el segundo maillot arcoíris consecutivo—El esloveno vuelve a aparecer como un deportista de otra dimensión, capaz de romper carreras desde la distancia y dejar a todo el pelotón sin respuestas.

El 19 de octubre finalizó la temporada en el Máster ciclista de Andorrauna experiencia competitiva donde compartió escenario con Jonás Vingegaard, Primoz Roglic e Isaac del Toro. El suceso, registrado en un documental disponible en DAZN, muestra el lado más desconocido del campeón: no sólo el del ciclista que ataca sin mirar atrás, sino el del profesional que convive con la parte menos glamurosa del éxito.

Pogacar admite que es su peor parte: «Todas las obligaciones que conlleva… hablar con la prensa, hacer entrevistas. Lo más complicado son los eventos fuera de temporada, pero eso es parte del trabajo». Una confesión sincera del hombre más publicitado del ciclismo, obligado a respetar sus compromisos con las marcas, los eventos y los medios cada vez que se baja de la bicicleta.

Un documental de moda

A partir de ahora, entra en semanas de descanso antes de recargar pilas para un 2026 que augura otro año monumental: el Tour, el Mundial de Canadá y, si el escenario se desarrolla como él desea, los dos Monumentos que aún le faltan para completar la colección definitiva: Milán-San Remo y París-Roubaix. Porque si algo ha demostrado Pogacar es que, incluso cuando algo le pesa, nunca deja de soñar con más.