Hong Kong condena al célebre magnate de prensa Jimmy Lai por su papel en las protestas contra China
Jimmy Lai, el célebre magnate de prensa, ha sido declarado culpable de colisión con fuerzas extranjeras y sedición esta mañana por un tribunal de Hong Kong. Al proceso, señalado como un síntoma de la pérdida de las libertades en la excolonia, sólo le falta que los jueces fijen la pena en los días venideros. La ley contempla la cadena perpetua para sus delitos pero su hijo ya advirtió de que cualquier veredicto diferente a la absolución significaría su muerte en la cárcel. Lai, de 78 años, tiene una salud ya muy disminuida tras su larga estancia en prisión.
[–>[–>[–>Pocas figuras sintetizan mejor la fractura social en Hong Kong: un mártir de la libertad para unos, un vendepatrias para otros. En el juicio no se ventilaba su rol periodístico sino su activismo político durante aquellas protestas violentas de 2019 que empujaron la isla al borde del colapso. Más en concreto, se juzgaba su campaña internacional contra los gobiernos de la isla y Pekín. Durante los casi dos años de proceso han sido examinadas sus reuniones con los halcones más recalcitrantes de la Administración Trump: el secretario de Estado, Mike Pompeo, el vicepresidente, Mike Pence, el asesor presidencial, John Bolton…
[–> [–>[–>La sentencia alude también a sus mensajes de Whatsapp y una tribuna de opinión en el ‘New York Times’ donde proponía castigos a China como la revocación de visados a estudiantes y funcionarios del partido. «Es como si un estadounidense pidiese ayuda a Rusia para tumbar su gobierno bajo el disfraz de ayudar al Estado de California», concreta el fallo. Lai es señalado como el «ideólogo» de las conspiraciones para pedir a países extranjeros que impusieran «sanciones y bloqueos» o adoptaran «acciones hostiles» contra China. La fiscalía ha presentado más de un millar de artículos publicados en su diario, el ‘Apple Daily’, que prueban que «excitaba la desafección» al Gobierno. «No hay duda de que Lai ha alimentado su resentimiento y odio al Partido Comunista de China durante buena parte de su edad adulta y eso aparece en sus artículos», siente la sentencia.
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1.800 días en prisión
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Lai saludó a su familia al entrar en la sala y no reaccionó tras la lectura del veredicto, según la prensa local. Fue arrestado en 2020 y condenado a cinco años de cárcel por delitos de fraude. Los más de 1.800 días en una cárcel de máxima seguridad, la mayor parte en confinamiento solitario, han mellado la salud del casi octogenario. Sufre diabetes y presión alta, según su familia, y sus problemas cardiacos ya obligaron a suspender el juicio. Las autoridades penitenciarias sostienen que recibe los cuidados médicos necesarios.
[–>[–>[–>Este lunes acudieron acrisoladas figuras del bando prodemocrático como el cardenal Joseph Zen o la exlegisladora Emily Lau. También hubo representantes consulares de Estados Unidos, la UE y Francia. El juicio ha generado fricciones cíclicas entre China y Occidente, con muchos gobiernos pidiendo su inmediata liberación y Pekín exigiendo respeto a su sistema judicial. Tampoco ha sido ajeno el juicio en las delicadas relaciones con Washington. Lai es un ferviente admirador de Donald Trump. «Señor presidente, sólo usted puede salvarnos. Si nos salva, puede acabar con las agresiones chinas. También puede salvar al mundo», dijo en una entrevista en la CNN días antes de ser detenido. Trump prometió en las elecciones que le sacaría de la cárcel y habló del tema en su reciente reunión con Xi Jinping en Corea del Sur. De la respuesta de Xi no hubo noticias y no parece que Lai integre las prioridades estadounidenses en las negociaciones comerciales.
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Ley de Seguridad
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Aquellas protestas de 2019 motivaron drásticos cambios en Hong Kong. A Pekín le desesperó la ineptitud de las autoridades hongkonesas para embridarlas y, tras un año fragoroso, cocinó en su parlamento una Ley de Seguridad que envió de urgencia a la isla. La inclusión de delitos como la secesión, la subversión o el terrorismo con penas que alcanzaban la cadena perpetua sofocaron las protestas, laminaron la oposición y llevaron a la cárcel o al exilio a los líderes activistas. Para unos, devolvió la calma y la armonía a la capital financiera. Para otros, acabó con las libertades prometidas en el regreso de Hong Kong a la madre patria que amparaba la fórmula de «un país, dos sistemas». En las elecciones del fin de semana pasado al Legco o parlamento local, abiertas sólo a candidatos «patriotas» o afines a Pekín, apenas participaron un 30 % de los votantes.
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