Economia

John Müller: Sánchez y la consistencia

John Müller: Sánchez y la consistencia
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  • Publishedseptiembre 4, 2025



Pedro Sánchez ha descubierto este verano una nueva palabra-talismán: «consistencia». En solo 72 horas, lo ha pronunciado dos veces con solemnidad inusual. El lunes, en rtve, defendiendo su propuesta para convertir la casa en el «Quinto pilar del estado de bienestar»apeló a la necesidad de tiempo, cooperación institucional … y «consistencia». El miércoles, en una entrevista con ‘The Guardian’, ha vuelto al término: «Necesitas solidaridad y consistente», dijo, en el marco de una digresión sobre la amenaza de la extrema derecha en Europa.

Lo paradójico es que, si algo ha caracterizado la carrera política de Sánchez, es precisamente Su falta radical de consistencia. Desde que llegó al liderazgo del PSOE, ha exhibido una habilidad notable para adaptarse al medio ambiente, traicionar Cualquier principio y desatado con facilidad. Para cruzar podemos de los populistas para gobernar con ellos. Prometir que nunca estaría de acuerdo con Bildu para necesitar sus votos. Para defender la sedición para eliminarla del código penal. Cada contradicción No ha sido un lastre, sino un trampolín.

En Sánchez, la inconsistencia no es un defecto como se podría pensar: es su estrategia. Su proyecto político no descansa en convicciones ideológicas sino en una operación de supervivencia incesante. Su coherencia se encuentra, paradójicamente, en su capacidad para mutar. Como un buen profesional de la energía, entiende que la permanencia exige Flexibilidad extrema y principios fungibles.

Es por eso que es casi cómico reclamar ahora «consistencia» como virtud. Porque lo hace por inconsistencia. No es la coherencia de aquellos que mantienen una línea política estable, sino la de aquellos que exigen lealtad y disciplina de los demás mientras reservan el Derecho a cambiar de opinión y contradecir sin sonrojar. El mensaje implícito es claro: sea consistente, para que pueda continuar sentado en el Moncloa.

El uso reciente del término: un subproducto de sus cavilaciones de verano en La mada– También revela una preocupación latente: la creciente percepción del desorden, la fragmentación y el oportunismo que rodea a su gobierno. La Legislatura progresa por transferencia a minorías, tensiones internas y una agenda legislativa errática. Invocar la consistencia es, en ese contexto, un intento de vestirse con ropa doctrinal ¿Qué es pura gestión de día a día? Una narración para cubrir la falta, por supuesto.

Y sin embargo funciona. Porque en la política actual, saturado con gestos, historias y a corto plazoLa inconsistencia ya no penaliza. Más bien es recompensado. Sánchez no es la excepción, pero el ejemplo paradigmático de un tipo de liderazgo que ha hecho que el pragmatismo sin limita una virtud pública. En ese sentido, tiene razón: necesita consistencia. Pero no el suyo, sino el de los demás. Para que su inconsistencia pueda seguir siendo la regla. jmuller@abc.es



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