Juan Roig adelanta a Yolanda Díaz
En España, donde el Gobierno es incapaz de aprobar en el Parlamento sus iniciativas más ambiciosas, un empresario ha dado un paso notable. Juan Roig ha mejorado las condiciones de los 110.000 trabajadores de Mercadona. A partir de 2026 tendrán una semana más de vacaciones (pasan de 30 a 37 días al año) y recibirán una gratificación extraordinaria equivalente a una mensualidad, que se sumará a la retribución variable. Más tiempo, más dinero, más vida. Y lo más sorprendente: Roig lo hace por voluntad propia, sin obligación legal y sin buscar épica.
[–>[–>[–>Quizá por eso una medida tan relevante ha pasado casi desapercibida en el debate público. Es fácil imaginar el eco político y mediático que habría tenido si esta mejora hubiera sido una decisión de Yolanda Díaz, la vicepresidenta para quien la reducción de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas por semana es una conquista social inaplazable, aunque su propuesta siga encallada en el Congreso. La pregunta incómoda es inevitable: ¿importa más quién impulsa una mejora o que esta exista? ¿Es menos valiosa una semana extra de descanso si viene de un empresario capitalista?
[–> [–>[–>La decisión de Roig, aun así, debe ponerse en contexto. No todas las compañías pueden hacer lo que Mercadona. Su tamaño, su modelo de negocio y su rentabilidad en el último ejercicio no son comparables con el resto del tejido empresarial español, ni su política de gestión de personal es replicable al cien por cien. Reconocer esto no resta mérito a la iniciativa; al contrario, permite valorarla en su justa medida. No se trata de una fórmula mágica ni de un modelo universal, sino de un precedente poco habitual en la empresa española: mejorar las condiciones laborales por voluntad propia, sin imposición externa.
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Con esta medida, Mercadona ofrece a sus empleados más herramientas para conquistar su tiempo. Además, evidencia algo que incomoda a muchos, incluida la vicepresidenta y ministra de Trabajo: el liderazgo empresarial también cuenta. Ojalá cunda el ejemplo.
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