La comunidad alauí desconfía de las comisiones de investigación del Gobierno de Siria: «Se siguen cometiendo asesinatos»

Invadida por el miedo a que le identifiquen, una vecina de la ciudad de Latakia, en la costa mediterránea de Siria, confiesa a EL PERIÓDICO su desconfianza frente a las dos comisiones impulsadas por el Gobierno de Ahmed al Sharaa para investigar las matanzas contra la comunidad alauí, la minoría musulmana mayoritaria en la región de la que proviene la familia Asad y acusada de apoyar los crímenes y violaciones de derechos humanos cometidas por el anterior régimen. Ruega que no se mencione su nombre, ni siquiera la inicial de este. «No creo que la comisión de investigación sea imparcial. Sólo lo hacen para los medios de comunicación extranjeros y para las sesiones de la ONU». «Hasta este mismo momento se siguen cometiendo asesinatos, pero no se filman, porque sus jefes han dado órdenes de no filmarlas», añade.
Según esta mujer, a pesar de que la situación «está más calmada» ahora, viven con el miedo constante «de que algo ocurra de nuevo». «La comunidad alauí vive en un horror diario», dice, y reitera que las comisiones solamente pretenden «mostrar al mundo que están interesados en castigar a los criminales, pero que en realidad no es así».
Nerouz Satik, ciudadano sirio doctorando ahora mismo en la Universidad de Sussex, coincide con la vecina de Latakia. «No creo que sirvan de nada. Creo que serán algo simbólico, nada más», y añade que «se ponen una máscara para no mostrar al mundo cómo son». Su familia está en la región aún, y en una de sus llamadas diarias le ha confesado que «abandonar el país es una de las opciones más realistas ahora mismo» y que viven «en una incertidumbre constante«.
Optimismo desde el OSDH
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH) ha sido durante los últimos 14 años el principal órgano que ha monitorizado los crímenes en Siria. Su informe es la pieza más detallada sobre las recientes matanzas. El CEO, Fadel Abdulghani, y una de sus investigadoras, Yurem Hallaq, valoran, en cambio, la creación de las comisiones de investigación.
«Las comisiones van a ser muy importantes. No creo que sean sólamente un gesto simbólico«, declara Abdulghani. «Conozco a algunos miembros que participan en ellas, y por lo que me comentan, el Gobierno les ha dado independencia total para que llevan adelante las investigaciones», dice el CEO del observatorio. Hallaq añade que la relevancia de estas comisiones radica en que los alauíes, la comunidad más afectada por la reciente matanza, «necesitan una verdadera actuación del Gobierno que demuestre que realmente quiere protegerlos y responsabilizar a los autores de las violaciones». Ambos coinciden en que el sectarismo, aun no siendo la única razón, ha sido uno de los principales impulsores tanto de la insurrección como de las acciones llevadas a cabo por grupos paramilitares. «Ambas partes cometieron violaciones, el odio sigue ahí», declara Hallaq.
Aun así, Abdulghani ve necesario replantear la composición de las comisiones y admite que «al menos un miembro de la comisión debería ser alauí», y además «tendrían que incluir a un investigador (abogados o jueces capacitados para valorar la responsabilidad criminal)».
Necesidad de abandonar el círculo de violencia
Conscientes de que tanto la legitimidad del Gobierno como la estabilidad del país penden de un hilo, el Ejecutivo de Al Sharaa «está tratando de ser pragmático». «La masacre tuvo un efecto devastador en el Gobierno y su legitimidad», destaca Hallaq. Por ello, «es decisión del Gobierno actual hacer que los responsables rindan cuentas y actuar con seriedad en lo que respecta a la paz civil. De este modo, las cosas pueden mejorar», añade.
Más de dos semanas han pasado desde que la región costera de siria viviera un déjà vu de su reciente guerra civil. Según denuncian tanto fuentes locales como el OSDH, lo que pretendía ser una operación para aplacar a los insurgentes fieles a Bashar el Asad, se tornó rápidamente en una excusa perfecta para que grupos paramilitares llamados por el Gobierno interino, pero no controlados por este, tomaran la venganza por cuenta propia.
La matanza invadió los titulares internacionales, y el nuevo régimen de Al Sharaa, caracterizado hasta ahora por su pragmatismo, tuvo que reaccionar de inmediato. Dos comisiones de investigación, una criminal y otra de orden civil, servirían como tribunales extraordinarios para los responsables. El domingo 9 de marzo, Al Sharaa afirmó que la comisión de siete miembros «investigaría las razones, circunstancias y contexto de los hechos, estudiaría las violaciones contra civiles e identificaría a los responsables».
Aunque esperanzadoras a primera vista, tanto la población local como los observadores internacionales esperan con escepticismo los resultados, que deben publicarse en un plazo de 30 días desde que se establecieron las comisiones.
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