el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) volverá a estar presente en la próxima Conferencia de seguridad de Múnich (MSC) después de ser excluidos durante los últimos dos años.

La invitación de la organización a los legisladores de la formación ultra para participar en el foro de alto perfil sobre política de seguridad del próximo año se produce también después de duras críticas del vicepresidente estadounidense. JD Vance en la última edición por su ausencia.

En un discurso incendiario, el «número dos» de Trump «acosó» a los líderes europeos en febrero, acusándolos de limitando la libertad de expresión e instándolos a aceptar «puntos de vista alternativos», al mismo tiempo que cargó contra los organizadores de la conferencia por haber “prohibido participar a legisladores que representan a partidos populistas de izquierda y derecha”.

«Si te presentas por miedo a tus propios votantes, no hay nada que Estados Unidos pueda hacer por ti y no habrá nada que puedan hacer por el pueblo estadounidense que nos eligió a mí y al presidente Trump», subrayó Vance, quien también destacó que Los votantes favorecen cada vez más a los «líderes políticos que prometen poner fin a la inmigración desbocada».

A menos de dos semanas de las elecciones alemanas, Vance arremetió, en una clara injerencia política, contra el pacto de los partidos de centro alemanes de no cooperar con el AfD: «No hay espacio para cordones sanitarios.»

Además, el vicepresidente estadounidense aprovechó su presencia en Múnich para reunirse con el colíder de AfD, Alicia Weidel, tras rechazar una oferta para ver al entonces canciller, Olaf Scholz.

La «derrota» de Vance causó gran malestar entre los líderes europeos, especialmente en Alemania, donde nueve días después se abrieron las urnas, dejando La extrema derecha como principal partido de oposición..

Tras este episodio, los organizadores de la Conferencia de Seguridad de Múnich han decidido invitar a los parlamentarios de todos los partidos representados en el Bundestag a la edición de 2026en particular a los miembros de las comisiones de Asuntos Exteriores y de Defensa.

Una docena de diputados del AfD forman parte de la comisión de Asuntos Exteriores y otros nueve de la comisión de Defensa.

Una agenda antiinmigración y prorrusa

La formación de extrema derecha AfD centró buena parte de su programa para las elecciones federales de febrero de 2025 en una línea ultranacionalista y antiinmigración.

Entre sus propuestas más controvertidas se encuentran la Cierre casi total de fronteras a los solicitantes de asilo.a «ofensiva de deportación» y el plan de «remigración», que incluye la expulsión masiva de extranjeros en situación irregular y la restricción de la nacionalidad alemana casi exclusivamente a hijos de padres alemanes.

El partido también defiende reintroducir controles permanentes en las fronteras internas de la UEy legalizar devoluciones en caliente, lo que contraviene Schengen y el derecho internacional.

A nivel europeo y geopolítico, AfD propone transformar la Unión Europea en una simple «comunidad de intereses»salir del sistema del euro y, en la práctica, preparar una salida de la UE tal como existe hoy.

Además defiende el levantamiento de las sanciones a Rusia reanudar ampliamente las importaciones de gas ruso y abandonar el acuerdo climático de París.

Estas posiciones, junto con un discurso abiertamente prorruso y muy crítico con Estados Unidos, fueron vistas por el resto de partidos alemanes como un giro radical que pondría en duda el anclaje occidental de Alemania.

En política interior y socioeconómica, AfD plantea la reintroducción del servicio militar obligatorio, un endurecimiento de la condiciones de aborto, la eliminación de los impuestos al CO₂ y el fin de las subvenciones para la transición energética, incluido el parón de la energía eólica y la apuesta por la nuclear y el carbón.

Él también propone fuertes recortes de impuestosla eliminación del impuesto sobre la propiedad y los recortes de las prestaciones sociales vinculadas a los inmigrantes y solicitantes de asilo, que se reducirían al mínimo vital.

Varias de estas medidas fueron criticadas por economistas, juristas y organizaciones civiles por ser regresivas, inconstitucionales o incompatibles con los compromisos europeos y climáticos de Alemania.

En mayo, el inteligencia alemana describió al partido populista como «organización de extrema derecha» e «incompatible con la democracia», designación que provocó un debate sobre si el partido debería ser prohibido. Desde entonces, la clasificación ha sido suspendida en espera de una impugnación legal.