La cultura que nos llama a estar juntos
Que Europa es mucho más que un mercado -con lo importante que es eso- ya lo sabemos. Hoy lo vamos a comprobar en Oviedo, en el debate que ha organizado este periódico en el Club de Prensa de La Nueva España sobre la candidatura de la ciudad para ser Capital Europea de la Cultura en 2031.
[–>[–>[–>La cultura está en el centro de la construcción europea. En el seno del histórico proyecto que unió a aquellos que hicieron la guerra hace casi 90 años estaban los valores compartidos, las libertades, la identidad de nuestras sociedades. Los avatares de esa construcción han hecho que no siempre lo tengamos en cuenta. Pero basta con releer las palabras de uno de aquellos gigantes cuyo liderazgo hizo posible la Europa de hoy, Jean Monnet, para entender que la cultura es el cemento que nos une: “Si tuviera que hacerlo todo de nuevo, empezaría por la cultura”.
[–> [–>[–>Escribo estas líneas porque tenemos delante la candidatura de Oviedo para ser capital europea de la cultura en 2031. A nadie que me esté leyendo le voy a sorprender sobre sus méritos: Oviedo tiene tradición y vanguardia, cuenta con un patrimonio artístico e histórico sin igual y es capaz de poner en pie un proyecto que mire al futuro y que esté comprometido con la sostenibilidad y la participación ciudadana.
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En esta candidatura hay vida, acción, historia y arte. Precisamente la riqueza de nuestra cultura -la de la ciudad y del Principado, pero también la de España y Europa- es una de las razones de que seamos apreciados y admirados en todo el mundo y de que millones de personas acudan cada año a las ciudades, se asombren con su patrimonio y disfruten de sus festivales. Es la magia, por citar solo un ejemplo, del vínculo milenario que une a Santa María del Naranco con los Premios Princesa de Asturias: desde el tesoro artístico prerrománico del siglo IX al escenario del Teatro Campoamor que encarna desde hace 45 años “una excepcional aportación al patrimonio cultural de la humanidad”, como dijo la UNESCO.
[–>[–>[–>La cultura es Europa. Lo saben bien esos millones de visitantes que vienen, y lo notamos nosotros mucho mejor cuando salimos de nuestro territorio común: es entonces cuando más europeos nos sentimos. La calidad, la creatividad y la diversidad de la cultura es lo que está detrás de esa sensación.
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Lo sabemos también en el momento en el que nos falta. Como acaba de recordar Roxana Minzatu, vicepresidenta de la Comisión Europea, al presentar el nuevo proyecto de Brújula Cultural Europea, hace muy poco experimentamos el terremoto de la pandemia. Además de la conmoción económica y social, vivimos el atronador silencio que estalla cuando teatros, cines y museos cierran sus puertas: “Ese silencio nos recordó hasta qué punto la cultura nutre nuestras sociedades y nuestro bienestar. Vimos el precio de un mundo sin cultura, y no debemos volver a pagarlo”.
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[–>Hablamos de bienestar espiritual de los ciudadanos y de libertad creativa de los artistas. Hablamos de tecnología e innovación, de nuevas formas digitales y nuevos medios. Pero también tenemos que hablar del enorme valor económico que tiene la industria cultural europea y la actividad de los creadores. Poca gente sabe que esta industria da trabajo a ocho millones de personas y genera 200.000 millones de euros anuales.
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Por eso hago mías las palabras del comisario europeo de Cultura, Glen Micallef, al presentar su visión Europa para la cultura. Y la cultura para Europa: “Cuando la cultura gana en Europa, Europa gana”.
[–>[–>[–>¿Cómo gana Oviedo, cómo gana Asturias con esta candidatura? Primero, con todo lo que acabamos de decir sobre el valor múltiple de la cultura europea. Lo digo también desde mi trayectoria personal: nací en Avilés y estudié en la Universidad de Oviedo, y por eso sé que esta candidatura no es solo un proyecto de ciudad, sino una oportunidad para activar otro proyecto más amplio: unir y proyectar culturalmente a toda Asturias. La capitalidad cultural desborda los límites municipales. Será más fuerte si es más ambiciosa y amplia, si incorpora a la red cultural asturiana, si tiende pasarelas entre la ciudad, el campo y el mar. Todos saldremos ganando.
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Y si algo me ha enseñado mi trabajo de los últimos años en el Parlamento europeo es a valorar los esfuerzos políticos compartidos, la colaboración entre fuerzas distintas: ceder para sumar, proponer para convencer. La candidatura de la capitalidad cultural de Oviedo es una excelente ocasión para superar enfrentamientos. Para derribar muros y construir puentes.
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No hay demasiadas oportunidades para hacerlo, y esta es una de ellas: aprovechemos para unirnos -ciudadanos, políticos, creadores, instituciones- en torno a esta apuesta de cultura europea. Si lo logramos, será un gran éxito, independientemente de lo que ocurra con nuestra candidatura. Será nuestro triunfo como sociedad capaz de aproximarse, de asociarse, de tener objetivos comunes. Todos saldemos ganando.
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