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La empresa de intercambio de baterías con apoyo de Stellantis entra en quiebra tras solo seis meses

La empresa de intercambio de baterías con apoyo de Stellantis entra en quiebra tras solo seis meses
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  • Publisheddiciembre 23, 2025



La promesa de revolucionar la movilidad eléctrica mediante el cambio ultrarrápido de baterías se ha topado con una dura realidad financiera. La empresa Ample, respaldada por grandes nombres del sector de la automoción como stellantisha entrado en quiebra apenas seis meses después de iniciar sus operaciones en Madridponiendo fin –al menos de momento– a uno de los proyectos más ambiciosos vinculados a la carga alternativa de vehículos eléctricos en Europa.

La compañía había aterrizado en la capital española el pasado mes de junioinstalación de varias estaciones de intercambio de baterías en puntos estratégicos de la ciudad. Su propuesta fue presentada como solución disruptiva a los tiempos de cargaprometiendo reemplazar una batería agotada por una completamente cargada en solo cinco minutos. Sin embargo, tras meses sin apenas comunicación pública, la noticia de su se acogió al Capítulo 11 de la ley de quiebras de EE. UU. ha confirmado los peores augurios sobre la viabilidad del modelo.

La declaración de insolvencia se ha producido en el Distrito Sur de Texaslo que indica que, por el momento, el proceso afecta formalmente a la filial estadounidense. Aun así, la desaparición de infraestructuras ya instaladas en Madrid, como la estación situada junto a la Autopista M-607sugiere que el impacto del colapso financiero también podría extenderse a sus operaciones europeas.

Un modelo innovador que no logró despegar

El sistema desarrollado por Ample se inspiró en experiencias exitosas anteriores en Chinadonde a los fabricantes les gusta NÍO Han conseguido implementar el cambio de baterías como una alternativa real a la recarga tradicional. El planteamiento era aparentemente sencillo: el conductor llegaba a la estación, el sistema retiraba automáticamente la batería descargada y reemplazaba por una completamente cargada, todo ello sin que el usuario tuviera que abandonar el vehículo.

Desde el punto de vista del usuario, la propuesta eliminó uno de los grandes miedos asociados al coche eléctrico: la espera. Frente a las recargas rápidas, que, aunque cada vez más eficientes, requieren entre 20 y 30 minutos, Ample ofrecía una experiencia casi equivalente a repostar un coche de combustión. Este ventaja temporal Era el principal argumento comercial de la empresa.

Sin embargo, el atractivo teórico del sistema no se tradujo en una adopción masiva.especialmente en Estados Unidos, donde Ample ofrecía el servicio por un costo aproximado de 13 dólares por cambio. Incluso ese precio relativamente bajo no logró convencer a suficientes impulsores, lo que terminó afectando seriamente los ingresos y la sostenibilidad del negocio.

La recarga rápida mejorada cambia las reglas del juego

Uno de los factores clave que explican el fracaso del modelo es la rápida evolución de la tecnología de carga. En los últimos años, los nuevos vehículos eléctricos han mejorado significativamente sus capacidades, permitiéndoles pasar de Del 10% al 80% de batería en unos 20 minutos en muchos casos. Esta mejora ha reducido significativamente la ventaja competitiva del cambio de baterías.

La diferencia real entre ambos métodos se ha reducido a sólo quince minutos.una brecha que muchos usuarios consideran aceptable si se evita la complejidad añadida de un sistema externo. Además, la carga rápida se podrá realizar en una red cada vez más amplia de puntos públicos y privados, que resta exclusividad a soluciones como la de Ample.

A esto se suma el requisito habitual de suscripción mensual.necesario para acceder al servicio de cambio. Para muchos conductores, este coste adicional representa una barrera psicológica y económica, especialmente cuando la alternativa de la carga convencional no requiere compromisos a largo plazo ni cambios en la propiedad del vehículo.

FIGUERUELAS (ZARAGOZA), 07/09/2022.- Trabajadores de la planta de baterías para los vehículos eléctricos que Stellantis produce en su fábrica de Figueruelas (Zaragoza). EFE/Javier Cebollada
Trabajadores de la planta de baterías para los vehículos eléctricos que Stellantis produce en su fábrica de Figueruelas (Zaragoza)

Preguntas sobre batería y respaldo financiero

Otro elemento que ha generado reticencias entre los usuarios es la cuestión de la propiedad y estado de las baterías. El cambio implica recibir en el vehículo una batería distinta a la original, lo que plantea dudas sobre su nivel de desgaste, historial de uso y vida restante. Aunque Ample aseguró controles exhaustivos, la percepción de riesgo persistió.

Desde el punto de vista financiero, el proyecto tampoco pudo consolidarse a tiempo. A lo largo de su historia, la empresa había logrado recaudar alrededor de 330 millones de dólaresuna cifra considerable para una startup del sector. Sin embargo, en el momento de la quiebra, su los activos estaban entre 10 y 50 millonesdelante de Pasivos cercanos a los 100 millones de dólares..

En la documentación presentada ante el tribunal, Ample reconoce necesitar financiación adicionalalguno 6 millones de dolarescon el objetivo de atender los pagos pendientes a los empleados y gestionar un cierre ordenado de la actividad. Esta situación refleja la falta de margen financiero para reconducir el proyecto o adaptarlo a un mercado cambiante.

El papel de Stellantis y las incógnitas en Europa

La quiebra llama especialmente la atención por el apoyo industrial que contaba Ample. Entre sus socios se encontraba stellantisuno de los mayores grupos automovilísticos del mundo, que había integrado el sistema de intercambio en su servicio de carsharing Libre2Move. En este contexto, modelos como Fiat 500e Podrían mantener su operatividad cambiando rápidamente las baterías.

Este apoyo dio credibilidad adicional al proyecto.vinculándolo con un uso profesional e intensivo del vehículo eléctrico, donde el tiempo de inactividad es un factor crítico. Sin embargo, ni siquiera esta alianza estratégica ha sido suficiente para garantizar la viabilidad económica del sistema en el medio plazo.

Por ahora, la compañía no ha emitido ningún comunicado oficial específico para España ni el resto de Europa.aunque todo indica que lo hará en las próximas horas. La eliminación de infraestructuras ya visibles en Madrid refuerza la idea de que el impacto de la quiebra no se limitará al mercado estadounidensedejando en el aire el futuro del intercambio de baterías como una alternativa real en el continente.

El caso Ample se suma así a la lista de iniciativas que, a pesar de una idea prometedora y un fuerte apoyo financiero, no han sabido adaptarse a la velocidad de los cambios en el sector eléctrico. La industria sigue avanzando, pero esta experiencia demuestra que No toda innovación disruptiva logra consolidarseespecialmente cuando el propio mercado ofrece soluciones cada vez más eficientes en otros sentidos.






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