“La felicidad viene siempre por el trabajo con las manos»



Si hay un filósofo de moda hoy en día ese es el último Premio Princesa de Asturias, Byung Chul Hanque describen como el gran estrella mediática de la filosofía. Su obra es más accesible que muchos clásicos y sus ideas quizás nos resulten más cercanas y útiles ya que trata temas muy actuales.
Es más, sus comentarios no te dejan indiferente. Estas son disecciones devastadoras en hiperconexión digitallas autoimposiciones de trabajo a las que nos sometemos o los daños causados por el neoliberalismo. Su diagnóstico es que vivimos agotados, siempre disponibles y, en sus propias palabras, somos “órganos sexuales del capital”.
Quizás por eso se sintió especialmente dolido cuando pasó por Asturias para recibir el galardón. los medios Lo retratan como un hombre rico y privilegiado. Byung-Chul Han lo negó. Señaló que un filósofo no se hace rico (lo puedo dar fe después de conocer a algunos), y que lo que le llena son las cosas sencillas basadas en el trabajo manual.
«La felicidad siempre viene de trabajar con las manos.«, aseguró en una entrevista con el diario el pais. Lo dijo mientras hablaba de sus dos pianos, uno de los motivos por los que recibió críticas. No son símbolos de lujo. Son viejos, pero le agradan.
El valor de trabajar la tierra.
Sin estas manos que nos acercan a lo terrenal, a lo concreto, no hay felicidad, ni pensamiento, ni acción. Este filósofo alemán de origen surcoreano puso como ejemplo algunas palabras del poeta Paul Celan. Para Celan, la buena poesía también requiere cierto trabajo con las manos. Y recuerda que para su admirado filósofo Martin Heidegger, Pensar también es una forma de trabajo manual..
En otras palabras, para Byung-Chul Han el verdadero pensamiento no es un fluir abstracto en una nube, sino algo que se prepara lentamente, con el cuerpo, con gestos, con repetición. Con razón pienso en las manos. Su vocación inicial fue la metalurgia antes de que le llamara la filosofía.
Desarrolló esta idea en varios libros. El más obvio es Alabanza de la tierra. Un viaje al jardíndonde se presenta, literalmente, como un jardinero apasionado. Durante tres años trabajó su huerto “al límite físico”, contando las estaciones, las tareas y las pequeñas transformaciones del terreno.
Para él, la jardinería es un “meditación silenciosa«, una forma de dejar que el tiempo vuelva a detenerse, o al menos de moverse al ritmo de la naturaleza. Al cavar, podar o plantar, el cuerpo entra en un ritmo distinto al de los correos electrónicos y las notificaciones. Trabajar con las manos se convierte en un antídoto contra la aceleración que queja. Byung-Chul Han defiende “el arte de saber retrasar”.
Resistencia del teléfono inteligente
Critica un mundo lleno de información, pero vacío de objetos cargados de peso e historia. En sus escritos sostiene que las cosas materiales estabilizan la vida porque le dan continuidad, mientras que la pantalla produce un flujo constante, ligero y desarraigado.
¿Qué nos ofrece? Tu ejemplo. Cuidar un jardín, tocar el piano o reparar algo con las manos serían formas de devolverle densidad a la existencia. Nos recomienda algo más: una vida contemplativa. Lo que no significa no hacer nada, sino realizar otras actividades, actividades lentas, muchas veces manuales, que permiten una relación diferente con el mundo.
En su discurso durante los Premios Princesa de Asturias, discurso que, paradójicamente, se viralizó en las redes sociales, denunció Nos hemos convertido en esclavos de nuestros teléfonos inteligentes.teléfonos inteligentes. Adicta a la conexión constante.
Aquí es donde entra en juego su elogio del trabajo manual como fuente de felicidad. No se trata de “trabajo” entendido como empleo precario, sino de esta dimensión artesanal, donde Mente y cuerpo cooperan en algo concreto.: cocinar, reparar una bicicleta, coser, tocar un instrumento, cultivar plantas.
La lección que Han nos deja
Han no está solo en esta intuición. Desde otros ángulos, varios autores han sostenido que hay algo profundamente humano y alegre en trabajar con las manos. la visión de El sociólogo estadounidense Richard Sennett.
Nos pide recuperar la figura del artesano como modelo de buena vida. Define la artesanía como “el impulso humano duradero de hacer las cosas bien con el único propósito de hacerlas bien” y sostiene que “hacer es pensar”: En la práctica manual, agudizas tu atención, aprendes a prestar atención a los detalles y construyes una identidad más fuerte que la de un simple oficinista.
De la psicologíaMihaly Csikszentmihalyi Estudiamos lo que llamamos el “estado de flujo”: esos momentos en los que estamos tan concentrados en una actividad que el tiempo parece desaparecer y sentimos una mezcla de desafío y profunda alegría. No es casualidad que muchas aficiones que la gente llama terapéuticas tengan las manos como protagonistas.
Traducida a la vida cotidiana, la idea de Byung-Chul Han nos retrotrae a un gesto muy antiguo: ensuciarse las manosante un mundo que promete felicidad en forma de notificaciones o compras online.
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