la frase de la filosofía que dijo el poeta Horacio y que todo el mundo usa mal



En tazas, camisetas y publicaciones de Instagram, puedes encontrar dos de las palabras latinas más famosas, impresas sin pensarlo mucho: ‘Carpe Diem’. Si le preguntas a un transeúnte al azar qué significan estas dos palabras, te responderá sin dudarlo: “Aprovecha el día”. U otra variación: «Aprovecha el momento».
Sin duda, te animarás a vivir “plenamente”, a máxima velocidad, con máxima intensidad. Y sin querer te habrás perdido buena parte del mensaje que el gran poeta horacio quiso transmitirnoslo a través de su Oda 11, escrita hacia el año 23 a.C.
Carpe Diem
Si durante tu formación académica estudiaste latín, seguro que algo te llama la atención en la traducción que estamos haciendo de este tema de Horacio. “Carpa”, en realidad, es un imperativo que no proviene del verbo “disfrutar”, sino de “atrapar” o “recoger”. Y sí, era un verbo utilizado principalmente para tareas agrícolas.
De hecho, la palabra latina «carpus» (muñeca, mano) proviene de la misma raíz que este «encanto» que aparece en la oda horaciana. El verbo sería por tanto algo así como empezar con la mano.


Así, el poema de Horacio adquiere un significado completamente diferente. ««Carpe diem quam mínima credula postero»podemos leer en el poema original. “Empieza el día confiando lo menos posible en el día siguiente”, podríamos traducir.
Cógela, coséchala, recógela, como si fuera una sabrosa manzana. Aquel que está maduro en su momento, pero que mañana podría caer del árbol y dejar de ser sabroso.
Vive en el presente
La Oda de Horacio sin duda nos invita a vivir plenamente el presente. Pero eso no significa vivir con prisas.
Si supieras que hoy es el último día de tu vida, que realmente se acerca el final, no darías rienda suelta a tus impulsos. No gastarías todo el dinero ni harías locuras de las que podrías arrepentirte.
No. Es muy probable que si realmente lo piensas, las imágenes que aparecerán en tu mente serán diferentes. Quizás aprovecharías la oportunidad para darles un fuerte abrazo a tus amigos. Mirarías a tu pareja a los ojos, sin prisas, sin pensar en nada más. Caminarías sin mirar tu teléfono, escucharías el canto de los pájaros, sentirías los rayos del sol, porque sabrías que, tal vez, esta podría ser la última vez.
A esto se refiere Horacio con su ‘dotienerpe diem‘. Tómate el día. Disfrútala. Sujétala firmemente con tu mano, intentando que no se te escape sin darte cuenta de sus mil maravillas.
Un mensaje más importante que nunca
En el siglo XXI, el ‘Carpe Diem d’Horacio es más relevante que nunca. Y eso es porque en nuestro tiempo hemos sacrificado algo esencial para aprovechar el momento: la atención.


Las redes sociales, las pantallas, el ritmo acelerado de la sociedad y nuestra tendencia a multitarea Se han diluido y han perdido nuestra atención. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo conscientemente?
El verdadero mensaje de Horacio no tuvo que ver con hacer locuras, sino con prestar atención al presente. Saboreando el momento presente. Y en pleno siglo XXI, este mensaje adquiere un valor más particular del que el poeta hubiera podido imaginar.
Aplicar verdadero “carpe diem”
Una vez disipadas las dudas sobre el verdadero significado de la Oda de Horacio, es hora de pensar en cómo podemos «aprovechar» el día, cómo podemos arrebatarle los minutos al reloj y hacerlos nuestros. Y en el siglo XXI, quizás los mejores consejos para lograrlo sean:
-Practicar micromomentos de presencia.. No necesitas media hora para meditar, pero si la tienes, siéntete libre de hacerlo. Mientras tanto, intenta tomar descansos de un minuto a lo largo del día para sentarte, respirar y mirar a tu alrededor. Esta es una buena manera de entrenar la mente para vivir el presente.
-Reduce el ruido digital. Él Carpe Diem del siglo XXI requiere una atención renovada. Para hacer esto, necesitas reducir el ruido digital, lo que significa desactivar las notificaciones no esenciales, poner tu teléfono en «No molestar» cuando estás con alguien o haciendo algo importante y establecer zonas libres de pantallas, como la mesa, el dormitorio o el salón de clases.
-Olvidar multitarea. Haz una cosa a la vez y disfruta de cada tarea sin perder de vista que tu objetivo no es ser más productivo, sino vivir conectado con el presente.
-Prioriza lo que te nutre. Deja de organizar tu agenda en torno a las expectativas, la productividad o las necesidades de los demás. Prioriza lo que te nutre, invierte tiempo en lo que te transforma. Queda con tus amigos, envía un bonito mensaje, tómate un café con tu pareja. La vida está hecha de conexiones y no de tareas pendientes.
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