la ola de calor pone en jaque al modelo energético de Francia
Las olas de calor que azotan Francia cada vez con mayor frecuencia se han convertido en algo más que un problema de altas temperaturas. Hace un par de semanas, a finales de junio, la sofocante canícula obligó a las autoridades a interrumpir la actividad de varias centrales nucleares, como la de Golfech, como consecuencia del aumento de la temperatura del río Garona. Las aguas habían superado el umbral reglamentario de los 28ºC. Un agua vital para refrigerar los reactores, que generalmente se extrae de los ríos más cercanos. Sin embargo, las persistentes elevadas temperaturas, tanto de día como de noche, impiden que los ríos se mantengan fríos, lo que imposibilita el correcto funcionamiento de las estaciones nucleares.
«Debido a las altas temperaturas previstas en el Garona, es probable que las restricciones de producción afecten al parque nuclear de EDF», advirtió la empresa eléctrica estatal en un comunicado el pasado 24 de junio, en el que también incluían en la lista de plantas afectadas las de Blayais (Gironda), Bugey (Ain) o Saint-Alban-du-Rhône (Isère), entre otras. En total, este verano, cerca de cinco instalaciones nucleares se han visto impactadas por el calor extremo. No es la primera vez: ya sucedió en 2018 durante otro episodio de temperaturas récord.
Este cese de la actividad nuclear también se ha notado en las calles francesas. El pasado sábado 5 de julio, París sufrió una jornada de cortes de electricidad que afectaron a varias zonas del centro, incluidas las famosas Galerías Lafayette o la Asamblea Nacional. Según la compañía Enedis, encargada de la gestión eléctrica, estos incidentes están directamente relacionados con la racha de calor. «Las fuertes temperaturas y las variaciones térmicas provocaron fallos en las conexiones», explicó Arnaud Baret, delegado sindical de Enedis en París para varios medios locales.
Precisamente en esos días, entre el 1 y 2 de julio, el 15% de la capacidad nuclear francesa estuvo fuera de servicio, según un informe publicado por Ember. Justo cuando la demanda eléctrica se disparó ante el uso masivo de sistemas de refrigeración.
Unas infraestructuras nucleares obsoletas
Francia cuenta en la actualidad con un total de 57 reactores nucleares distribuidos en 18 centrales eléctricas, de los que obtiene aproximadamente el 65% de su electricidad. Sin embargo, el país se encuentra con un parque nuclear obsoleto. Muchas centrales fueron diseñadas entre los años 60 y 80, una época en la que el calentamiento global aún se veía lejano. Algo que ha obligado a las autoridades a cerrar una decena de reactores por mantenimiento; de los 57, 11 están fuera de servicio en estos momentos.
Un problema estructural de fondo que el Gobierno de Emmanuel Macron intenta resolver lo antes posible, especialmente ante los nuevos acontecimientos geopolíticos. Francia no produce uranio desde el cierre de su última mina en 2001, por lo que depende por completo de las importaciones de Níger, pero también de Kazajistán, Uzbekistán y Namibia.
Sin embargo, desde el golpe de Estado militar en 2023, el nuevo Gobierno de Níger ha bloqueado las exportaciones y nacionalizado la mina de SOMAIR, principal explotación para Francia. Según un reporte de Al Jazeera, el Ejecutivo local ha acusado al país galo de apropiarse del 86,3% de la producción entre 1971 y 2024, a pesar de tener solo un 63% de participación, cortando definitivamente el grifo a los franceses. En respuesta, Francia busca nuevas rutas urgentemente para solventar estas vulnerabilidades.
Repercusiones fuera de las fronteras
La fragilidad del parque nuclear francés no es solo un problema nacional. En 2023, Francia recuperó el liderazgo como mayor exportador de electricidad de Europa, por lo que si su producción cae los países vecinos pueden sentir el impacto, como ya sucedió durante la última ola de calor.
La alta demanda de energía y la interrupción del suministro durante esos días provocó un aumento drástico de los precios de la electricidad en otros países, tal y como muestra el informe de Ember publicado el 4 de julio. «El 24 de junio, durante la ola de calor, los precios medios diarios aumentaron un 15% en España, un 106% en Polonia, un 108% en Francia y un 175% en Alemania; en este último caso, casi se triplicaron. Durante la hora punta de la tarde del 1 de julio, los precios superaron los 400 €/MWh en Alemania y los 470 €/MWh en Polonia».
El cierre de las centrales eléctricas por el calor no es algo exclusivo de Francia. Suiza también decidió parar la actividad nuclear de Beznau debido a las altas temperaturas. Un fenómeno que según los expertos podría convertirse en algo habitual si los termómetros siguen creciendo.
Mientras Francia busca soluciones para sus parques nucleares, su vecina Suiza tiene otros planes: eliminar progresivamente la energía nuclear y cerrar sus reactores de cara a 2032.
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