La opinión tras la derrota del Sporting y la victoria del Oviedo: Quemar y disfrutar
Pues nada, amiguinas y amiguinos, el Sporting ya tiene el neón completo y encendido 24 horas con la palabra «crisis». Los de Albés siguen haciendo bueno eso de que pierdes cuando te lo mereces y no ganas cuando has hecho todo lo posible. El bache se agranda –ya son siete jornadas sin ganar y solo 3 puntos de los últimos 21–, lo mismo que la distancia con los puestos de promoción de ascenso. Los rojiblancos están ahora mismo a nueve puntos, que pueden ser diez si el Mirandés puntúa en Cádiz. El portero y los palos permitieron en Granada que la avería no fuera mayor. Las mirillas láser de los francotiradores ya apuntan a todos: jugadores, entrenador, directiva… El argumento que se impone es que no hay plantilla, que es corta (lo que ya se sabía, aunque se suponía que el filial aportaría) y que no hay un goleador que saque de apuros a los gijoneses cuando hace falta. Son críticas que se repiten en el tiempo y en el espacio.
El entrenador tampoco se libra. Ahora se le achaca que no tiene un plan B, que tendrá que buscar ya una solución en la pizarra para romper la malísima racha. Pero si se supone que no hay mimbres, lo lógico es que no haya cesto. En Los Cármenes, tres cambios en el minuto 90, dando a entender que «esto es lo que hay, amiguitos». Todo se fía a lo que puedan aportar Dotor, al que en Mareo confían en recuperar para la causa del «fúrgol» en los meses que restan de competición, y Nico Serrano. Quedan partidos y puntos, muchos, muchos, por delante. Aunque el margen de error comienza a ser mínimo y las sensaciones ya no son buenas.
Mientras, en la otra orilla del Potomac tienen la flecha para arriba. Partido feo ante el Castellón, con poco juego y tal y tal. Pero los tres puntos no salieron del Tartiere gracias al regalo bien aprovechado por Alemão, que ya supera la decena de goles. Los de Calleja rozan con los dedos el segundo puesto. Pero, ojo, que no hay que olvidar lo que ocurrió cuando los azules se colaron en esos lugares de privilegio. Y así, con febrero a la vista, unos y otros van colocándose para lo que está por venir. Unos queman etapas y otros las disfrutan, ¿oyisti, güey?
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