La sucesión de Francisco dispara la preocupación por las finanzas del Vaticano

El toto-cardenales, como en Roma irónicamente se refieren al ritual popular de intentar adivinar quién será el próximo Papa, ha quedado en los últimos días parcialmente eclipsado por otro debate —también bastante acuciante— de cara al cónclave. ¿Cómo resolver el problema de las maltrechas finanzas del Vaticano?
Reunidos en sus congregaciones generales, órgano supremo en situación de ‘sede vacante’, los cardenales ya han empezado a debatir sobre cómo hacer frente a la delicada situación económica de la Santa Sede. Y no causaría estupor que a algún candidato a Papa se le hayan quitado las ganas. «El déficit será un problema muy grave para para el próximo Papa, quien quiera que sea», ha confesado un cardenal que pidió el anonimato, citado por La Repubblica. «Haría falta un milagro», ha añadido, al señalar la realidad de la disminución de las donaciones y la carga que implica el bondadoso sistema de pensiones vaticano.
Según cifras no oficiales (El Vaticano no ha difundido sus últimos balances económicos), el agujero no sería menor. En los últimos años, de hecho, la Santa Sede ha cerrado sus balances con déficit. El último conocido es de 70 millones de euros, en el año 2024. El anterior de 2023, de unos 83 millones. Y la razón es precisamente esa: que las donanciones proceden, principalmente, de cinco países, EEUU, Italia, Alemania, España y Corea de Sur. Es decir, todos países en los que el número de fieles está en descenso. Lo que se suma a que, en el caso de EEUU en particular, el papado de Francisco ha generado malestar entre muchos católicos conservadores, o ultraconservadores, descontentos con sus reformas progresistas.
Escándalos
Un elemento más han sido los últimos escándalos que han involucrado a aparatos vaticanos. El más sonado ha sido el del conocido Ángelo Becciu, un cardenal italiano al que el Papa apartó de la curia después de que se descubriera que era el centro de un complejo entramado que destapó el mal uso del Óbolo de San Pedro, un fondo de donaciones que los fieles de todo el mundo hacen al Papa para obras de caridad y el funcionamiento del Vaticano.
Según lo descubierto por la justicia vaticana y por lo que le condenó en 2023 por malversación, Becciu, sustituto para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano entre 2011 y 2018, habría realizado también inversiones financieras arriesgadas, como la compra de un edificio de lujo en Londres, en Sloane Avenue, por unos 350 millones de euros.
Con esto como punto de partida, El Vaticano, que como suele ser habitual da información a cuentagotas sobre los asuntos más delicados, de momento no ha proporcionado mucha información. De hecho, el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, solo informó de que el asunto fue uno de los principales temas de la congregación general del miércoles. En esta reunión, según Bruni, el cardenal alemá, Reinhard Marx, coordinador del Consejo de Economía, presentó el panorama actualizado de «los desafíos y problemas» existentes.
Salarios congelados
En este marco, los cardenales habrían ofrecido «propuestas orientadas a la sostenibilidad y reiterando la importancia de que las estructuras económicas sigan apoyando de manera estable la misión del papado», según comúnico el portavoz. Que también añadió que, en esa reunión, hablaron el cardenal austriaco Christoph Schönborn, presidente de vigilancia del banco vaticano IOR —en el pasado, en la mira de muchos escándalos—, el cardenal español Fernando Vérgez, presidente emérito de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano, y el cardenal estadounidense Kevin Farrell, presidente del Comité de Inversiones y actual camerlengo (jefe de Estado interino), entre otros. No intervino, en cambio, la monja Raffaella Petrini, la jefa del Estado de la Ciudad del Vaticano nombrada por Francisco.
En reflejo del clima tenso que se vive en El Vaticano también los empleados del Vaticano están en revuelta. Tanto que esta semana han aprovechado el momento para reclamar, a través de un comunicado, una subida de sus salarios (congelados desde 2008), lo que ha abierto otro frente. «No olvidemos que, con una base salarial congelada desde 2008, el poder adquisitivo de los salarios de los empleados vaticanos se ha reducido, frente a una carga de trabajo creciente y a mecanismos que no siempre parecen meritocráticos en la asignación de gratificaciones y ascensos», ha escrito la Asociación de Dependientes Laicos del Vaticano.
El asunto no es baladí, también porque todos estos retos recaerán ahora sobre el futuro Papa. De hecho, Francisco intentó en años pasados sanear las cuentas de la Santa Sede, entre otras medidas, vendiendo patrimonio inmobiliario y pidiendo a los empleados del Vaticano que se apretaran el cinturón. De ahí la importancia de los ingresos derivados de los Museos Vaticanos, que actualmente son una de las principales fuentes de financiación para la Santa Sede. Pero eso, evidentemente, no ha sido suficiente.
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