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La vida se parece mucho a navegar. Necesitas una dirección clara, pero también aceptar que el viaje no seguirá una línea recta

La vida se parece mucho a navegar. Necesitas una dirección clara, pero también aceptar que el viaje no seguirá una línea recta
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  • Publisheddiciembre 26, 2024

“La vida es un poco como navegar”, comparte Arthur Brooks en sus redes sociales, acompañado de un extracto de una de las muchas entrevistas y conferencias que ofrece. Brooks es uno de los principales científicos sociales de la actualidad, investigador de la felicidad y profesor de liderazgo en la Universidad de Harvard. Y para él, el secreto de la vida reside en esta sencilla metáfora que nos hace pensar en deseos y metas.

Las cosas suceden así. Cierra los ojos, imagina que eres un marinero (o marinero). Sabes claramente adónde quieres viajar, pero el mar está lejos de ser predecible. Durante tu orientación surgen tormentas, distracciones, errores. Así que aunque tu objetivo siga ahí, al otro lado de esa línea que puedes dibujar en el mapa, es inevitable que te desvíes un poco.. Y ahí, asegura Brooks, radica la diferencia entre las metas (que nos dan la felicidad) y los deseos (que nos la pueden robar).

Navegar con dirección clara

Nadie zarpa sin un rumbo claro, sin la intención de dirigirse hacia un destino determinado. Al menos, no es común. Por eso Brooks compara la navegación con la vida. En ambos casos, saber a dónde quieres llegar es fundamental. Si no tienes un objetivo claro, es fácil perderse en el camino, quedarse estancado.

Brooks llama a esta dirección la «línea de ron» del marinero. La línea recta hasta el destino, que se puede trazar fácilmente en un mapa. O sobre el papel, si seguimos la metáfora. Porque nosotros, como seres humanos, necesitamos un propósito que nos impulse hacia adelante.. Es nuestra brújula en medio del océano que es la vida.

Está claro, ¿verdad? El problema es este. La vida, como el mar, no es predecible. Por eso, aunque resulte tentador mirar esa línea recta, ese dibujo, en el papel, no debemos hacerlo. “Si eres un buen marinero”, explica el profesor de Harvard, “sabes que no llegarás en línea recta.. Van a pasar muchas cosas, puede que se desate una tormenta, es posible que quieras mirar hacia allá y tomar tu barco en otra dirección, puede que te equivoques.

Todas estas variables son inevitables y por eso es importante dejar de pensar en línea recta, en la vía rápida, y entender que este objetivo no es nuestro mapa de vida. es nuestra brújula. Y eso hace que funcione de manera muy diferente.



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