Las caras de los niños son de terror
J.atrevido Manuel Bort (Peyo para los amigos)autor del artículo publicado hoy en ascensor EMV título “El racista del sector 5 de Mestalla”sirve a MARCA. Esta vez la llamada es de periodista a protagonista (también periodista), normalmente hubiera sido de amigo a amigo. Bort lleva mucho tiempo en la profesión y lo que hoy denuncia en las páginas de su periódico, el de siempre, va más allá. “Era insoportable, Diego”me dijo mientras levantaba el teléfono. Peyo esperó pacientemente, disputando partido tras partido, hasta que no pudo más y decidió presentar una denuncia contra el «racista del sector 5 de Mestalla».
La historia tiene su crudeza. Peyo aterrizó en el Sector 5 la temporada pasada. Solicitó un cambio de ubicación y con su hijo buscaron una zona más céntrica del campo, similar a la que iba con su padre. Y ahí es donde encontraron el problema. Como relata el artículo, un hombre y otros tres miembros de su familia lanzan insultos racistas a todo aquel que pasa. ¡Maldito negro! ¡Ve al Bioparque! ! ¡Gitano! ¡Maldito negro!Son sólo algunos ejemplos que se repiten partido a partido. “¡No le des la mano, que el moro te apuñalará con un cuchillo!” le gritó al jugador del Valencia Diego López cuando le dio la mano a Lamine Yamal. Luego se dirigieron otros insultos al propio Lamine. Y a Raphinha: “Muéstrale (dirigida al árbitro) amarillo por sucio y rojo por negro”, “Que te jodan, por negro”, y una de sus frases recurrentes: “¡Negro como un cabrón!”. Escribe en un artículo que no es inútil.
Peyo decidió denunciar primero la situación hablando con el Valencia, que le remitió a la Liga. Luego, activando el buzón de denuncias que tiene LaLiga y finalmente, ante la falta de soluciones y aprovechando un día en el que pudo hablar con algunos vecinos, directamente al juzgado. “Ha sido insoportable. Incluso mi hijo me dijo que no podía más. Un día hablé con los vecinos y ellos sintieron lo mismo. “Decidí denunciarlo y somos cinco testigos listos para declarar”. En el artículo, Peyo dice que los insultos nunca cesaron. «Los insultos continuaron en cada partido, en varias ocasiones, con la misma malicia: “¡Etarras!” (dirigido a los futbolistas del Athletic y en presencia de dos aficionados bilbaínos), “¡Gitanos! (a los del Betis)”, “¡Sudacas!” y comentarios como: «Pagaría 50 centavos por cada bala en la cabeza de un hombre rojo». “Rojo muerto, rojo bueno”, dijo un día a no sabemos quién ni por qué, ya que cada uno cabe en su propio saco neurótico de insectos y serpientes. Hasta el día en que también agredió a un futbolista del Valencia CF, Mosquera: “Qué malo está, este negro”.
LaLiga se puso en contacto con él y sabe que en un momento estuvieron siguiendo la situación, pero no se tomaron medidas definitivas. Incluso el periodista del Levante EMV ofreció su plaza a los ‘vigilantes’ de LaLiga para que hicieran su trabajo. Con el cansancio ya evidente después de más de diez meses de aguante y con la fuerza de contar con testigos, decidieron denunciar los hechos en el Fiscalía Haine de Valencia desde el 29 de octubre. “Lo peor fue que la gente de la zona ya no le decía nada para evitar más conflictos y recién cuando llegó gente nueva se dieron vuelta y lo recriminaron. “Cuando llegaron los niños, se dieron vuelta aterrorizados por lo que salía de sus bocas”.
«Al final de la temporada pasada opté por grabar los insultos. Ante las dificultades para plasmarlos en imágenes -os aseguro que estudié todo tipo de opciones para no llevarme sorpresas- opté por utilizar la grabadora de mi móvil. A lo largo de unos 30 partidos, sólo grabé su voz en cinco ocasiones, pero reuní material suficiente para presentar una denuncia. Peyo sabía que tenía que tener un caso para presentar una denuncia. Pensó en grabarlo con una cámara, pero al final presionó “REC” en su celular y en unos pocos partidos tuvo material suficiente para presentar una denuncia.
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