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Los venezolanos se preparan para sufrir las consecuencias del bloqueo petrolero de EEUU entre colas y apagones

Los venezolanos se preparan para sufrir las consecuencias del bloqueo petrolero de EEUU entre colas y apagones
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  • Publisheddiciembre 20, 2025



Venezuela amaneció con el pánico en la sangre. El anuncio del presidente de los Estados Unidos, donald triunfoEl bloqueo de petroleros sancionados en aguas venezolanas ha puesto en alerta a los ciudadanos del país caribeño. Así, muchos se han concentrado en gasolineras de varias ciudades para llenar los tanques de sus vehículos ante la amenaza de una posible escasez de combustible.

La medida declarada este martes por Trump impediría que barcos sancionados entren o salgan de aguas territoriales venezolanas, aumentando la presión sobre el régimen. Nicolás Maduro y al país al impedir su principal fuente de ingresos y divisas.

Según la estrategia del país norteamericano, esto agravaría la asfixia económica de la cúpula chavista, que supuestamente dirige el llamado Cartel de los Soles, junto con operaciones antidrogas, que se han saldado con la muerte de un centenar de presuntos narcotraficantes en aguas del Caribe.

Después de que fuerzas estadounidenses interceptaran el barco Skipper, saliendo de Venezuela y con varios viajes registrados a Irán, y confiscaran el crudo que transportaba, al menos 30 buques sancionados han sido identificados en las cercanías de Venezuela, según la firma de inteligencia marítima Windward, varios de los cuales han modificado su rumbo para minimizar la posibilidad de compartir el destino del Skipper.

Estos pertenecen a la llamada ‘flotilla fantasma’, que transporta crudo desde países sancionados por Estados Unidos y que representan el 40% de los barcos que llegan a Venezuela para cargar crudo, según datos de Transparencia Venezuela. Los buques que participan en este mercado negro a menudo apagan sus transpondedores, cambian sus banderas y nombres y emiten señales de ubicación falsas para evitar ser detectados.

Son hechos que llevan a los venezolanos a salir adelante antes de que se repitan escenas como las de 2019, cuando las esperas para poder adquirir gasolina podrían llevar días de espera a metros de la estación de servicio.

En toda la capital se pueden ver colas frente a las gasolineras, y varios informes indican que en ciudades como Valencia y Barquisimeto se extienden por varios kilómetros. En estas ciudades también hay crisis del transporte público, ya de por sí irregular, y se teme que varios conductores dejen de prestar sus servicios si no ven rentabilidad, situación que también se vivió en años anteriores.

Jóvenes caminan junto a un mural en Caracas.

Jóvenes caminan junto a un mural en Caracas.

Miguel Gutiérrez

Efe

Un hombre que espera en una gasolinera cerca de la urbanización Chuao habla, indignado, sobre las perspectivas de esta situación. «Es algo que me afecta en mis negocios porque vendo materias primas para industrias locales, y sin energía no puedo atender a mis clientes», exclama.

Ingeniero de profesión, recuerde que Venezuela perdió más de 20.000 técnicos petroleros desde el gobierno del expresidente Hugo Chávez y fueron reemplazados por personas que no supieron administrar los recursos de la industria, lo que llevó «al colapso de la refinación en el país, por lo que Venezuela actualmente no exporta gasolina, sino que importa de países como Brasil, Irán e incluso Estados Unidos».

«Y varios periódicos dicen que esos petroleros iban a Cuba, que no pagan por nuestro petróleo y a su vez negocian su venta a China», explica el ingeniero.

Benigno AlarcónAnalista político y fundador del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), destaca que «es evidente que habrá un impacto importante en el flujo de caja del Gobierno y también a nivel interno por la dependencia que tenemos de los aditivos para la producción de gasolinas».

«Evidentemente, las expectativas negativas pueden convertirse en una profecía autocumplida porque ningún país puede tolerar que toda la población salga a cargar gasolina al mismo tiempo», afirma.

También señala como problemas adicionales que “las capacidades de almacenamiento de petróleo de Venezuela son limitadas y si no es posible extraer todo el petróleo producido necesariamente hay que reducir los niveles de producción” y que “a medida que aumenta el riesgo del transporte del petróleo, también aumentan los costos, lo que se traduce en un mayor descuento en los precios finales a los que se puede colocar el petróleo venezolano”.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el secretario de Estado, Marco Rubio, en una imagen de archivo.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el secretario de Estado, Marco Rubio, en una imagen de archivo.

Reuters

La invasión militar: ¿realidad o farol?

Además de la posible escasez de gasolina, varios venezolanos expresaron sentimientos contradictorios de temor y expectativa ante el posible inicio de operaciones militares dentro de su territorio.

El rechazo por parte de la Cámara de Representantes de Estados Unidos a dos iniciativas para retirar las tropas estadounidenses del Caribe fue una de las señales que varios comentaristas y personalidades de los medios de ambos países interpretaron como la antesala de una declaración formal de guerra.

Por tercera vez, el pleno no logró aprobar resoluciones que invocaran la Sección 5 de la Resolución sobre Poderes de Guerra, que permitiría al Congreso ordenar al presidente que retire el Ejército si existe una resolución conjunta.

En palabras del líder de los demócratas en el Senado, Chuck SchumerTrump «no tiene la autoridad» para «usar la fuerza militar en el Caribe sin autorización del Congreso», aunque luego no logró obtener los votos necesarios para sacar a los soldados del Caribe.

En la comparecencia de Trump la noche del miércoles, el presidente apenas hizo referencia a los «carteles sangrientos» a los que acusa de atacar a los estadounidenses a través del narcotráfico, sobre lo que se limitó a decir que «la llegada de drogas por mar y tierra ha disminuido en un 94%», sin mencionar la declaración de la administración de Maduro como organización terrorista extranjera.

Poco antes de la declaración, el bloque había afirmado que Venezuela había arrebatado ilegalmente «derechos energéticos» a Estados Unidos. «Queremos recuperar nuestro petróleo», había dicho.

Poco después, el subjefe de gabinete de la Casa Blanca, Esteban MillerAseguró que se refería a la nacionalización de la industria petrolera venezolana en 1976, a la que calificó como «el mayor robo» en la historia de Estados Unidos.

Por su parte, Maduro insiste en sus declaraciones en la obligación de los venezolanos de defender el territorio del «gobierno títere» que alega que Estados Unidos quiere imponer, en referencia al líder opositor. María Corina Machadoquien ha apoyado abiertamente los métodos de presión de Trump.

La movilización de militares y civiles ha llegado al punto del reclutamiento forzoso, incluidos adolescentes y ancianos, para cuerpos militares llamados Milicias Bolivarianas, según el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Según un experto consultado por EL ESPAÑOL, que declara bajo condición de anonimato, la escalada militar busca el colapso del régimen de Maduro.

«No se prevén grandes enfrentamientos ni resistencia prolongada, sino todo lo contrario, porque ni la mayoría del sector militar ni la población civil se pondrían de su lado para defenderlo», declara. «La gente común quiere un cambio político y no le importa si ocurre mediante negociación, presión, intervención o golpe de Estado, y muchos dicen percibir que el problema de Washington no es con ellos, sino con el régimen de Maduro».

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, se dirige a miembros de las fuerzas armadas, la Milicia Bolivariana, policías y civiles durante una manifestación contra una posible escalada de acciones estadounidenses hacia el país.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, se dirige a miembros de las fuerzas armadas, la Milicia Bolivariana, policías y civiles durante una manifestación contra una posible escalada de acciones estadounidenses hacia el país.

Reuters

Apagones en todo el país

Alrededor de las últimas horas de sol del miércoles, varias zonas de Caracas y otros estados se quedaron sin electricidad. Ya no son los apagones de varios días que caracterizaron las peores etapas de la crisis antes de la dolarización en 2022, sino que en los últimos dos años se han repetido en momentos clave de la crisis política del país, como en los días previos y posteriores a las elecciones presidenciales de julio de 2024.

En una de las tantas casas de Caracas, Margarita, que prefiere declarar con un nombre ficticio, sostiene un candelabro con una vela encendida mientras revisa sus electrodomésticos. «Esto es horrible, la casa está muy oscura y tuve que buscar las velas que teníamos guardadas porque esto no es algo nuevo», lamenta.

Mientras habla, algunas luces se encienden antes de volver a apagarse unos minutos más tarde. La llama de la vela sigue temblando. “Ya se ha ido más de cuatro veces, estoy preocupada por el refrigerador, la lavadora y el celular, porque en uno de estos apagones se quemó una computadora que tenía conectada”, dice la mujer, que ahora se sienta esperando que vuelva la luz.

En la calle, varias zonas están cubiertas por una oscuridad que apenas llega a las luces de los coches que pasan. En determinados cruces también se apagan los semáforos, creando escenas de caos en medio del sonido de las cornetas que avisan de accidentes que casi nunca ocurren.

Y si estas irregularidades duran varias horas en la capital, vale recordar los numerosos informes que indican que cada crisis que la aqueja multiplica su gravedad en los demás estados del país.

El temor a una nueva serie de apagones como los de 2019, que duraron más de cinco días, cubre las ciudades. La falta de mantenimiento de la presa de Guri, el principal complejo hidroeléctrico del país, se manifiesta en estas pérdidas eléctricas, la última de las cuales se produjo a mediados de 2024, aunque portavoces del chavismo achacan un presunto sabotaje por parte de fuerzas políticas opositoras.

Cuando vuelve la luz, Margarita comienza a revisar el refrigerador para ver si todavía funciona. «Me dijo una cubana que esto es una táctica del castrismo para dar alegría efímera, como si la llegada de la luz y el agua, que también muchas veces perdemos, fuera un regalo».

Varias casas de una misma calle empiezan a recuperar los puntos de luz en sus ventanas que, vistas desde fuera, parecen cocuyos.



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