Marruecos da vía libre a Israel para la búsqueda de gas al sur de Canarias

Todo listo para que la multinacional israelí NewMed Energy y la firma marroquí Adarco Energy busquen gas en el lecho marino al sureste del Archipiélago. A apenas 240 kilómetros de las Dunas de Maspalomas. Rabat ya ha concedido la preceptiva licencia para que el consorcio liderado por NewMed –que es parte del holding Delek Group, propiedad del multimillonario israelí Yitzhak Tshuva– pueda perforar el subsuelo de una vasta extensión de hasta 28.935,3 kilómetros cuadrados, según información de la propia Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas del país vecino. Una franja marítima que discurre, en paralelo, entre el cabo Bojador y la ciudad de Dajla, la antigua Villa Cisneros española. Se trata, por tanto, de aguas sobre las que el reino alauí ejerce una soberanía de facto pero no de iure, toda vez que en puridad le pertenecen al Sáhara Occidental, territorio ocupado por Marruecos y en disputa con el Frente Polisario.
Una alianza entre Rabat y Tel Aviv como la que se prepara para pinchar el lecho marino al sureste de las Islas habría resultado impensable hasta hace no mucho. Sin embargo, la percepción, la postura y los intereses de los países árabes en relación con Israel han cambiado, se han matizado o se han flexibilizado a lo largo de los alrededor de 70 años que, de momento, dura el conflicto entre el Estado hebreo y la también árabe Palestina, origen de los recelos de aquellos hacia Israel. Esta evolución hizo posible la firma, en 2020, de los llamados Acuerdos de Abraham, en virtud de los cuales, y bajo el auspicio de los Estados Unidos, Marruecos y otros países árabes reconocen de forma explícita el Estado israelí y establecen relaciones diplomáticas. En los acuerdos se soslaya la cuestión palestina –tampoco se aborda la problemática de la Ciudad Santa de Jerusalén– en favor de los intercambios comerciales y el progreso socioeconómico. El caso es que son los Acuerdos de Abraham, como el aleteo de la mariposa que desata un huracán en el otro extremo del mundo, los que promueven y blindan el consorcio entre la israelí NewMed y la marroquí Adarco para explorar en busca de gas al lado del Archipiélago. Para explorar y en su caso explotar –si la investigación diera frutos– unos potenciales yacimientos, una potencial riqueza, que en realidad no corresponden ni a Rabat ni mucho menos a Tel Aviv.
La vasta extensión donde se va a perforar discurre entre el cabo Bojador y la antigua Villa Cisneros
Esos casi 30.000 kilómetros cuadrados donde se va a perforar son parte o caen dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del Sáhara Occidental. La ZEE es esa área marítima, hasta las 200 millas náuticas desde la costa –370,4 kilómetros–, sobre la que el Estado ribereño extiende su soberanía, y como quiera que Marruecos ocupa el Sáhara Occidental, ha ocupado también la ZEE de este. Se la ha apropiado, lo que de facto, que no de iure –una vez más–, implica hacerse con la gestión y explotación de unos recursos naturales que, como el mismo territorio del Sáhara Occidental, están en disputa.
El aliado Sánchez
De modo que Israel no solo se garantiza la futura explotación de una potencial reserva de gas cuyo valor está por ver, sino que gana también influencia y peso geopolíticos en una zona que hasta hace poco le estaba vedada. Y lo hace de la mano de Marruecos, a costa del Sáhara Occidental y con la bendición del Gobierno de Pedro Sánchez. Porque el mismo Gobierno que censura el régimen de Benjamín Netanyahu por la tragedia en la Franja de Gaza no solo se mantiene en silencio ante las maniobras de Rabat y Tel Aviv al lado del Archipiélago, sino que de hecho las favoreció, quisiera o no, cuando Sánchez le dio un giro copernicano a la histórica postura de España sobre la cuestión saharaui y abrazó la solución marroquí, es decir, que el Sáhara Occidental sea una suerte de región o comunidad autónoma del país vecino. Un giro copernicano que ni siquiera le ha valido a España para que sea una de sus empresas, y no una multinacional israelí, la que explore esas aguas próximas a las Islas.
Hay que recordar también que la Justicia europea acaba de tumbar los acuerdos que en materia de agricultura y pesca suscribieron en su día Bruselas y Rabat. ¿Por qué? Pues justamente porque esos pactos comerciales se firmaron sin el debido consentimiento del pueblo del Sáhara Occidental, un consentimiento que, por supuesto, tampoco tiene esta alianza con Israel para buscar y en su caso extraer gas.
Los fondos a explorar, cuya soberanía se arroga el reino alauí, son en puridad del Sáhara Occidental
Sea como sea, NewMed y Adarco tienen ya la licencia de la oficina de minas marroquí y, por tanto, ven el camino despejado para ejecutar el proyecto Boujdour Atlantique –Bojador Atlántico–, nombre que se le ha dado a la misma zona en que Kosmos Energy y Cairn Energy llevaron a cabo una primera exploración –infructuosa– entre finales de 2014 y comienzos de 2015. Kosmos y Cairn renunciaron a la licencia tres años después, en 2018. La israelí NewMed y la marroquí Adarco –esta propiedad de otro magnate, Yariv Elbaz– se reparten los nuevos permisos de exploración en un 37,5% cada una, mientras el Gobierno marroquí se queda con el 25% restante a través de la misma oficina de minas e hidrocarburos.
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